DEL EQUIPO DE LULA
Marina Silva insistió en la necesidad de crear un superórgano nacional que coordine la acción climática entre varios ministerios.
Brasil protegerá a la Amazonia “con sus propios esfuerzos” y no lo condicionará a la recepción de fondos internacionales, afirmó ayer en la COP27 la exministra de Medio Ambiente Marina Silva, del equipo del presidente electo Luiz Inácio Lula da Silva.
A dos días de que el líder izquierdista tome el avión para participar en la cumbre anual del clima en Sharm el Sheij, en Egipto, Silva mantuvo un encuentro con la prensa, en el que desgranó prioridades ambientales del próximo mandatario.
Silva, que podría repetir como ministra de Medio Ambiente, cargo que ya desempeñó con Lula entre 2003 y 2008, insistió en la necesidad de crear un superórgano nacional que coordine la acción climática entre varios ministerios.
Marina Silva aseguró que la visita de Lula a Sharm el Sheij, antes incluso de asumir el cargo el 1 de enero, envía el mensaje poderoso de que “Brasil recobra el protagonismo ambiental en el espacio multilateral”.
Según sostuvo, “una prioridad estratégica” será la lucha contra la deforestación de la Amazonia, que bajo el gobierno de Jair Bolsonaro avanzó con fuerza desde 2019 y en 2021 alcanzó un máximo en 15 años, por su política de promoción de la minería y las actividades agropecuarias incluso en zonas protegidas.
Recuperación
12 millones de hectáreas es la extensión que el gobierno de Brasil se ha marcado como objetivo reforestar, según la ministra Silva.
641 millones de dólares hay en un fondo financiero para la bioeconomía de Brasil, en el que Noruega es el mayor contribuyente.
Compromiso
En esa tarea por preservar el mayor pulmón verde del planeta y un sumidero fundamental de CO2 capaz de combatir el cambio climático, Silva aseguró que Brasil actuará “con sus propios esfuerzos”, sin condicionarlo a la ayuda internacional.
Y al combatir la destrucción de la Amazonia y perseguir un objetivo de reforestación de 12 millones de hectáreas, Brasil adoptará un papel de liderazgo mundial “por medio del ejemplo”, destacó.
Silva felicitó que Noruega y Alemania hayan anunciado, tras la victoria de Lula, estar dispuestos a reanudar su apoyo financiero, después de haberlo retirado en 2019 poco después de la llegada al poder de Bolsonaro. Y adelantó que se buscarán otros socios adicionales.
Noruega es el mayor contribuyente de ese fondo, y según su ministerio de Medio Ambiente, hay actualmente 641 millones de dólares disponibles.
Silva detalló que la ayuda internacional puede ser útil igualmente para promover la llamada bioeconomía.
De acuerdo con su visión, una de las pistas es fortalecer la agricultura familiar en la Amazonia, no para hacer retroceder su extensión sino para aumentar la productividad en explotaciones ya existentes a través de tecnología más moderna.