REINO UNIDO
“En política, nadie es indispensable, y nuestro brillante y darwiniano sistema producirá otro líder, igualmente comprometido con sacar adelante a este país", dijo Johnson al anunciar su dimisión.
No hubo emoción ni expresiones de tristeza o alivio. Boris Johnson se despidió del 10 Downing Street a su estilo: rompiendo las convenciones, preparando su futuro y culpando a los demás de su suerte. Para la multitud de periodistas que esperaban a las puertas de la residencia oficial en Londres, el anuncio de su dimisión fue menos dramático de lo anticipado, en parte porque su salida se prevé larga y tortuosa. Ahora se inicia un proceso interno en el Partido Conservador para elegir al nuevo líder, que se convertirá en primer ministro una vez que sea recibido por la reina Isabel II. Un proceso que se espera que culmine antes del congreso del Partido Conservador, del 2 al 5 de octubre. El ministro de Defensa, Ben Wallace, es el candidato favorito entre las bases “tories”. De 716 miembros del Partido Conservador, Wallace, que ha permanecido leal al primer ministro saliente hasta el último minuto, recibe el 13% del respaldo en una encuesta de la firma YouGov divulgada ayer. En segundo lugar se sitúa la exsecretaria de Estado de las Fuerzas Armadas Penny Mordaunt, una de las grandes defensoras del Brexit, con un 12%. El exministro de Economía, Rishi Sunak, que dimitió este martes desatando una ola de renuncias en el gabinete precipitando la caída de Johnson, recibe el 10% de apoyo entre los electores del Partido Conservador. “En política, nadie es indispensable, y nuestro brillante y darwiniano sistema producirá otro líder, igualmente comprometido con sacar adelante a este país en tiempos difíciles. (...) Y a ese nuevo líder le digo, quien quiera que sea, que le daré todo el apoyo que pueda”, dijo Johnson al anunciar su dimisión.
El ambiente en Downing Street
En medio de una brisa suave que alborotaba su inconfundible pelo rubio, Johnson se dirigió a la nación desde el atril de los mensajes históricos, ante el cual previamente dijeron su adiós sus antecesores David Cameron en 2016 y Theresa May en 2019.
A su derecha, le ofrecieron apoyo moral y algunos aplausos una hilera de sus colaboradores más estrechos, entre ellos la ministra de Cultura, Nadine Dorries, y su jefe de prensa, Guto Harri, expresentador de la BBC.
También estaba su esposa Carrie, de llamativo rojo, que cargaba a Romy, la hija pequeña de ambos. Johnson les agradeció a ella y a su familia “todo lo que han tenido que aguantar y por tanto tiempo”.
Su alocución de poco más de seis minutos quedó ahogada por momentos por el bullicio procedente de la avenida Whitehall, detrás de la verja de acceso a la calle Downing, donde cientos de personas se agolparon para ser testigos del adiós del líder.
Además de algunos abucheos, sonó, nunca más oportunamente, el himno manifestante contra el Brexit Steve Gray, que desde un amplificador reproduce una versión dedicada a Johnson de la canción de 1975 Bye Bye Baby, de los Bay City Rollers. “Adiós, adiós, Boris adiós, nadie llorará, después de dejar la UE es hora de que tú te vayas (...), eres un mentiroso y un farsante”, entona.
El dolor con su propio partido
Johnson disparó dardos en su alegato, donde enumeró sus logros -el Brexit, la gestión de la pandemia del covid-19 y el apoyo a Ucrania- y acusó a sus compañeros del Partido Conservador de actuar con mentalidad de “rebaño” al querer echarle tras haber conseguido en las elecciones de 2019 la mayor mayoría “tory” desde 1987.
Mostró “dolor”, pero sólo por verse forzado a abandonar “el mejor trabajo del mundo”, y “remordimiento”, únicamente por no haber conseguido convencer a su partido para que le permitiera quedarse.
A pesar de más de 60 dimisiones entre sus filas, Johnson eludió disculparse por sus errores o los escándalos en los que se vio envuelto, entre ellos las fiestas durante la pandemia en la sede gubernamental de Downing Street. “Aunque ahora las cosas puedan parecer a veces oscuras, nuestro futuro juntos es dorado”, vaticinó misteriosamente.
La presión para que se vaya ahora
Ahora que renunció al liderazgo del Partido Conservador, Johnson está bajo presión para dejar el cargo de primer ministro sin esperar a que se designe un sucesor.
Sin embargo, Johnson afirmó que permanecerá como jefe de gobierno hasta que su partido celebre elecciones internas para designar a un nuevo líder antes de su congreso anual en octubre.
Quien resulte elegido se convertirá automáticamente en primer ministro hasta las próximas legislativas, previstas en 2024.
Entre tanto, Johnson nombró a nuevos ministros y secretarios de Estado para reemplazar al alud de dimisionarios que abandonaron el ejecutivo en los últimos dos días. Y aseguró que no intentará, mientras permanezca en el puesto, aplicar nuevas políticas o cambios de rumbo importantes.
“Las grandes decisiones fiscales deberían dejarse en manos del próximo primer ministro”, indicó tras la primera reunión del nuevo gabinete.
Pero una de las figuras del Partido Conservador, el ex primer ministro John Major, elevó inmediatamente la voz contra una situación “insostenible”.
“Por el bien del país, Johnson no debe permanecer en Downing Street (...) más tiempo del necesario”, afirmó, sugiriendo que el vice primer ministro Dominic Raab actúe como jefe de gobierno interino.
Según un sondeo de YouGov, el 56% de los británicos coincide en que Johnson debería dejar ya el cargo.
Una crisis gestada en pandemia
Para el líder de la oposición, el laborista Keir Starmer, la partida de Johnson es “una buena noticia”. Pero no basta. “Necesitamos un verdadero cambio de gobierno”, dijo, evaluando presentar una moción de censura contra el ejecutivo para precipitar la convocatoria de elecciones generales anticipadas.
Johnson llevaba días resistiéndose a dimitir y según el diario The Sun dijo a sus compañeros de partido que tendrían que mancharse “de sangre las manos” para expulsarlo.
Pero se resignó a aceptar lo inevitable cuando dimitieron unos 60 miembros del gobierno en una sangría que comenzó el martes con dos pesos pesados, el ministro de Finanzas, Rishi Sunak, y el de Salud, Sajid Javid.
El nuevo titular de Finanzas, Nadhim Zahawi, nombrado el martes, se sumó a quienes pedían al primer ministro que se fuera. “Sabe en su corazón qué es lo correcto, váyase ahora”, escribió.
Durante unos meses, Johnson logró hacer olvidar los escándalos gracias a su ayuda a Ucrania contra la invasión rusa. El Kremlin dijo el jueves desear que “gente más profesional” llegue al poder en el Reino Unido.
A principios de junio, Johnson sobrevivió a un voto de censura de sus propios diputados, pero los 148 votos en su contra (de 359) hicieron patente que el descontento no dejaba de crecer. Según medios británicos, ya solo cuenta con el respaldo de unas decenas.
Desde el denominado “partygate” -el escándalo por las fiestas en Downing Street durante los confinamientos de 2020 y 2021-, hasta la irregular financiación de la reforma de su residencia oficial, pasando por acusaciones de amiguismo, los escándalos lo perseguían.
Las renuncias de Javid y Sunak tuvieron lugar horas después de que Johnson se disculpara por enésima vez, reconociendo que cometió un “error” al nombrar en un importante cargo parlamentario a Chris Pincher, que la semana pasada renunció acusado de toquetear a dos hombres, uno de ellos diputado.
Tras afirmar lo contrario, reconoció que fue informado en 2019 de anteriores acusaciones contra Pincher, pero que las había “olvidado”.
Ganador de las legislativas de 2019, cuando logró la más importante mayoría conservadora en décadas gracias a la promesa de realizar el Brexit, el primer ministro cae desde hace meses en las encuestas.
Una comisión parlamentaria debe investigar si engañó a a los diputados cuando en diciembre negó la celebración de fiestas que violaban la legislación anticovid.
Recientes reveses electorales, los últimos en dos legislativas parciales el 23 de junio, convencieron a un creciente número de rebeldes en el Partido Conservador de que Johnson ya no podía liderarlos hacia las próximas legislativas.
El adiós
“Es claramente ahora la voluntad del grupo parlamentario conservador que haya un nuevo líder del partido y, por tanto, un nuevo primer ministro (...)”, así anunció Johnson su dimisión ayer jueves.
“En los últimos días, he intentado convencer a mis colegas de que sería una excentricidad cambiar de gobierno cuando estamos cumpliendo tanto y cuando tenemos un mandato tan amplio. Y lamento no haber tenido éxito con esos argumentos y, por supuesto, es doloroso no poder realizar yo mismo tantas ideas y proyectos”, dijo en tono de reproche a sus Partido Conservador.
“En política, nadie es indispensable, y nuestro brillante y darwiniano sistema producirá otro líder, igualmente comprometido con sacar adelante a este país en tiempos difíciles, no sólo ayudando a las familias a salir adelante, sino cambiando y mejorando la forma en que hacemos las cosas”, afirmó en otro pasaje de su discurso. “Y a ese nuevo líder le digo, quien quiera que sea, que le daré todo el apoyo que pueda”, agregó.
“Sé que habrá muchas personas que se sientan aliviadas, y tal vez bastantes que también se sientan decepcionadas. Y quiero que sepan que estoy muy triste por dejar el mejor trabajo del mundo. Pero ¡así son las cosas!”. (AFP, EFE)
Reacciones
La “tristeza” de Zelenski y el deseo de Biden
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, llamó ayer jueves a Boris Johnson para expresarle su “tristeza” por su dimisión como líder del Partido Conservador y agradecerle su apoyo frente a la invasión rusa.
“Todos acogemos esta noticia con tristeza. No solo yo, sino toda la sociedad ucraniana, que se solidariza mucho con usted”, dijo Zelenski, según recoge la presidencia ucraniana. “No dudamos de que el apoyo del Reino Unido continuará, pero su liderazgo personal y su carisma lo hicieron especial”, dijo Zelenski.
Poco antes, la presidencia ucraniana agradeció al primer ministro británico su apoyo en los “momentos más difíciles” de la guerra. “Gracias a Boris Johnson por haber comprendido la amenaza del monstruo ruso y estado siempre al frente del apoyo a Ucrania” y “asumir responsabilidades en los momentos más difíciles”, escribió en Twitter el consejero de la presidencia ucraniana, Mijailo Podoliak.
Por su parte, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, prometió que seguirá trabajando de cerca con el Gobierno del Reino Unidos porque es su “amigo y aliado más cercano”. “La relación especial entre nuestros pueblos sigue siendo fuerte y duradera. Espero seguir estrechando nuestra cooperación con el Gobierno del Reino Unido”, dijo Biden en un breve comunicado.
En riesgo la fiesta de bodas a fin de mes
Boris Johnson y su esposa Carrie corren el riesgo de quedarse sin hogar... y de tener que buscar un nuevo lugar para su fiesta de bodas. La pareja se casó en mayo de 2021, ante apenas 30 invitados en el jardín de Downing Street debido a las restricciones por el covid-19. Superada la pandemia, planearon organizar este 30 de julio una recepción en Chequers, la residencia de campo de los primeros ministros británicos al noroeste de Londres.
Al anunciar su dimisión ayer jueves, Johnson dijo que permanecería como primer ministro hasta que designen a su sucesor, posiblemente hacia octubre.
Pero Daily Mirror y The Guardian, entre otros, aseguraron que quiere sobre todo no perder el acceso a Chequers antes de la fiesta, cuyas invitaciones ya fueron enviadas. Sus detractores piensan que Johnson tenía en mente esa casa de campo del siglo XVI cuando en su discurso de dimisión se equivocó y dio las gracias “a este maravilloso personal de Chequers” en lugar de referirse al de Downing Street, su residencia principal, a las puertas de la cual anunció su renuncia.