AFP, OGLOBO
Mientras el presidente Luiz Inácio Lula da Silva se recupera en el CTI de un hospital en San Pablo de dos operaciones a la cabeza en 48 horas, un tema comienza a ganar las calles de las ciudades brasileñas: ¿quiénes serán los candidatos presidenciales en 2026?
La frágil salud de Lula precipitó el debate, abonado además por los problemas legales del expresidente Jair Bolsonaro, por ahora inhabilitado por la Justicia hasta 2030. Se podría dar que los dos máximos líderes políticos de Brasil queden fuera de las próximas elecciones presidenciales.
Lula, de 79 años, está hospitalizado tras haber pasado el martes por una cirugía exitosa para parar una hemorragia intracraneal, consecuencia de una caída que sufrió hace casi dos meses. Sus médicos informaron que se encuentra “neurológicamente perfecto” luego de la operación, que fue complementada ayer jueves con un cateterismo para minimizar el riesgo de futuros sangrados.
Antes de sus actuales problemas médicos, la percepción general en Brasil era que Lula se estaba preparando para volver a presentarse a las elecciones de 2026, aunque no lo hubiera hecho oficial.
De su lado, Bolsonaro, de 69 años, enfrenta barreras legales para intentar volver a la presidencia, que perdió ante Lula en los comicios de 2022.
Bolsonaro está inhabilitado políticamente por ocho años por haber cuestionado la fiabilidad del sistema de voto electrónico.
Otro obstáculo podría sumarse si la Fiscalía lo imputa su supuesta participación en un intento de golpe de Estado tras las elecciones de 2022.
Bolsonaro asegura que será candidato en 2026, apostando a que el Supremo Tribunal Federal (STF) anule la inhabilitación y que el Congreso apruebe una amnistía.
“Soy el plan A, el plan B y el plan C”, dijo el expresidente la semana pasada a una emisora radial. “Hasta después de mi muerte física o política definitiva no pensaré en un posible nombre”, añadió.
A pesar de la inhabilitación, Bolsonaro se mantiene políticamente activo y sigue siendo el principal referente de la derecha brasileña.
Sin embargo, la prensa brasileña baraja diversos nombres como favoritos a convertirse en su “heredero”. El más destacado es Tarcísio de Freitas, gobernador del estado de San Pablo.
Uno de los hijos del exmandatario, el diputado Eduardo Bolsonaro, también se autoproclamó como un posible “plan B”. Incluso su esposa y ex primera dama, Michelle Bolsonaro, de 42 años, aparece en la danza de nombres.
Lula también había sido inhabilitado en las presidenciales de 2018 tras ser condenado por la Justicia por corrupción. Fernando Haddad, actual ministro de Finanzas, tomó su lugar en la campaña de ese año, pero fue derrotado por Bolsonaro. El STF luego anuló las condenas contra Lula.
¿Haddad, el sucesor?
Por décadas Lula monopolizó el liderazgo de la izquierda brasileña: fue candidato en seis de las ocho elecciones presidenciales desde el fin de la dictadura en Brasil en la década de los 80. Tras ganar en 2002 y ser reelecto en 2006, dejó el gobierno con una popularidad récord.
“Con seguridad el presidente Lula será nuestro candidato en 2026 para poder mantener nuestro proyecto”, dijo este jueves a la CNN el ministro de Comunicación, Paulo Pimenta.
Las encuestas y especialistas destacan a Haddad, una de las caras más reconocibles del gobierno, como su principal eventual sucesor.
Esto se reflejó ayer jueves con la divulgación de una encuesta de Genial/Quaest, que reveló que el preferido por el electorado en caso de que Lula no se presente en 2026, es su actual ministro de Finanzas, que superaría a Bolsonaro (Partido Liberal, PL) y a otras figuras de la derecha brasileña en un escenario de segunda vuelta. La encuesta sitúa al Partido de los Trabajadores (PT) de Lula y Haddad con el 42% de intención de voto, frente al 35% del candidato del PL.
El ministro de Finanzas también saldría victorioso en los escenarios de segunda vuelta contra el gobernador de San Pablo, Tarcísio de Freitas (44% a 25%), el empresario Pablo Marçal (42% a 28%) y el gobernador de Goiás, Ronaldo Caiado (45% a 19%).
Haddad fue citado como el sustituto de Lula por el 27% de los entrevistados.
Las siguientes opciones, si Lula no se presenta en 2026, son el ex ministro Ciro Gomes (17%), el vicepresidente Geraldo Alckmin (14%), el alcalde de Río de Janeiro, Eduardo Paes (4%), el ministro jefe del Casa Civil, Rui Costa (2%), y la presidenta del PT, Gleisi Hoffmann (2%). Otro 33% no respondió o no pudo responder.
Genial/Quaest realizó 8.598 entrevistas cara a cara a votantes de 16 y más años. El margen de error estimado es de 1 punto porcentual y el nivel de confianza es del 95%.
En 2018, Bolsonaro fue elegido presidente ante Haddad con más de 57 millones de votos (55,13% de los votos válidos). El petista terminó con 47 millones de votos (44,87% de los votos válidos).
La encuesta muestra que, en vísperas del final de su segundo año en el cargo, Lula es el favorito para 2026 si decide presentarse a la reelección. Realizada antes de la hospitalización del presidente esta semana, la encuesta muestra que Lula ganaría en la segunda vuelta, cómodamente, a Bolsonaro por un 51% frente a un 35%. También le da ganando ante Tarcísio de Freitas y Pablo Marçal.
Sin embargo, la investigación muestra que la reelección de Lula divide las opiniones. Si por un lado el 52% de los entrevistados cree que el presidente no debería ser candidato, otro 48% piensa lo contrario.
La economía
Los datos de la encuesta también muestran que la situación económica de Brasil empeoró en los últimos doce meses para el 40% de los encuestados (41% en octubre), mejoró para el 27% (frente al 33%) y se mantuvo igual para el 30% (frente al 22%).
En el mismo período, el poder adquisitivo de los brasileños disminuyó un 68%, aumentó al 19% y se mantuvo igual en el 12%.
Para los próximos 12 meses, el 51% de la población espera que la economía mejore (en octubre era el 45%). El 28% espera que empeore (era el 36% en octubre) y el 17% no cree en un cambio en las perspectivas económicas (18% en octubre).
La saludo de Lula
En medio de las especulaciones electorales, los brasileños siguen expectantes de la salud de Lula.
El presidente se encuentra “neurológicamente perfecto” luego de una cirugía urgente a la que fue sometido esta semana por una hemorragia intracraneal, informó ayer jueves su equipo médico tras una nueva intervención.
Lula fue operado con éxito el martes en San Pablo por un hematoma cerca del cerebro derivado de un golpe sufrido hace casi dos meses, cuando se cayó en el baño de la residencia presidencial en Brasilia.
Ayer debió someterse a una nueva intervención complementaria, un cateterismo por vía femoral previsto en el protocolo médico para minimizar el riesgo de más sangramientos en el futuro.
“(Lula) está neurológicamente perfecto, está óptimo”, informó tras la intervención el neurocirujano Marcos Stavale, uno de los médicos que lo atiende en el Hospital Sirio-Libanés de San Pablo.
El alta de terapia intensiva “debería ser hecha mañana (viernes)”, estimó otro de los médicos, Roberto Kalil.
Se prevé que el mandatario salga del hospital paulista el lunes o martes de la semana próxima y regrese a Brasilia, donde necesitará “reposo relativo por algunas semanas”.
Lula se encontraba en la mañana del jueves “despierto y conversando”, según Kalil, aunque todavía con prohibición de visitas excepto de familiares y de su esposa, Janja Silva.
El presidente fue trasladado en la noche del lunes al hospital en San Pablo tras sentir dolores de cabeza. Los médicos le detectaron una “hemorragia intracraneal”, consecuencia tardía de un golpe.
El 19 de octubre, Lula se cayó en el baño de la residencia oficial y se golpeó la parte trasera de la cabeza. Recibió puntos de sutura y evaluaciones periódicas durante varias semanas.
La hemorragia detectada esta semana obligó a que lo operaran de urgencia el martes, para drenar el sangrado y evitar que el hematoma comprimiera el cerebro.
Tras realizar con éxito la cirugía, consistente en la extracción de la sangre acumulada, los médicos resolvieron practicarle ayer un cateterismo para “minimizar el riesgo de futuros sangramientos”.
El doctor Kalil explicó que la nueva intervención, de “bajo riesgo” y “relativamente simple”, tuvo por objetivo embolizar la arteria meníngea, foco del problema en la cabeza.
Después del cateterismo, los médicos evaluaron que las probabilidades de nuevos sangramientos en el futuro son de “menos de cinco por ciento”.
Luego del accidente doméstico de octubre, Lula canceló un viaje a Rusia, donde participaría en la cumbre de los BRICS. Sin embargo, mantuvo sus compromisos en Brasil y el 18 y 19 de noviembre fue anfitrión de la cumbre del G20 en Rio de Janeiro. Y el 6 de diciembre estuvo en Montevideo en la cumbre del Mercosur.
Tras la cirugía de esta semana, el gobierno brasileño se maneja por ahora con la hipótesis de que el mandatario no necesitará pedir licencia, pese a que permanece hospitalizado unos días más.
“A priori estamos considerando que no habrá necesidad de un apartamiento formal del presidente”, dijo el martes el ministro de Comunicación, Paulo Pimenta, a la radio local Gaúcha.
Janja: “pronto estaremos en casa”
La primera dama Rosângela da Silva, conocida como Janja, dijo ayer jueves por la tarde en las redes sociales que el presidente Luiz Inácio Lula da Silva se encuentra “muy bien” y pronto estará en casa. Janja publicó una foto de archivo junto al presidente y uno de los perros de la pareja y escribió: “Él está muy bien y pronto estaremos en casa, disfrutando y sonriendo con nuestras hijas de cuatro patas, especialmente la tímida París que, junto con Resistencia y Esperanza, hoy nos representó muy bien en la confraternización de los trabajadores en las residencias oficiales”, escribió. La primera dama también afirmó que el procedimiento de cirugía complementaria realizado la mañana de este jueves fue todo un éxito. (OGlobo/GDA)
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