EFE, AFP
Chile conmemoró ayer lunes el 50 aniversario del golpe de Estado contra el presidente Salvador Allende en una emotiva ceremonia a la que asistieron varios mandatarios de la región -entre ellos Luis Lacalle Pou- y en la que estuvo ausente la oposición de derecha, un gesto que demuestra la polarización y la crispación en la que está sumido el país.
“Hoy decimos ante Chile y el mundo: democracia hoy y siempre”, indicó el presidente chileno, Gabriel Boric, quien aseguró frente al palacio de La Moneda que “la democracia es una construcción continua” y “el único camino para avanzar a una sociedad más justa”.
En presencia de los presidentes Andres Manuel López Obrador de México, Gustavo Petro de Colombia, Luis Arce Bolivia y Lacalle Pou, Boric describió a Allende como un hombre “de impecable trayectoria democrática” e hizo un reconocimiento a las víctimas que dejó la dictadura.
“El pasado sí importa para mirar el futuro. La manera en que nos hacemos cargo y sanamos las heridas permite reconocernos como parte de una misma comunidad y eso en Chile aún no termina de cuajar”, apuntó Boric, de 37 años y por lo tanto nacido después del golpe, como el 70% de los chilenos.
“No importa el color del régimen que viole los derechos humanos, sea rojo, azul o negro: los derechos humanos deben ser respetados siempre y su vulneración, condenada sin matiz alguno”, subrayó el presidente Boric.
“No es separable el golpe de lo que vino después, desde el mismo momento se violaron los derechos humanos”, agregó.
La Unión Demócrata Independiente (UDI), uno de los partidos del bloque opositor Chile Vamos y de origen pinochetista, publicó ayer lunes una declaración en la que aseguró que el golpe era “inevitable” porque durante el Gobierno de la Unidad Popular de Allende (1970-1973) “sobrevino un quiebre social, político e institucional”.
El comunicado de la UDI dice que el derrocamiento de Allende se debió a “la situación extrema que vivía Chile, marcada por el odio, la legitimación de la violencia como vía de acción política y la severa polarización provocada por un sector de la izquierda chilena”.
“La reconciliación no pasa por empatar las responsabilidades entre víctimas y victimarios, sino por hacer todo lo que está a nuestro alcance para tener verdad y justicia”, respondió Boric, que recientemente anunció el primer plan nacional de búsqueda de las más de 1.000 víctimas del régimen de Pinochet que aún permanecen desaparecidas.
Los invitados al acto, entre los que también estaban expresidentes como José Mujica, el colombiano Juan Manuel Santos y el español Felipe González, y argentina Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, firmaron el llamado “Compromiso de Santiago”, una declaración a favor de la democracia.
También lo hicieron a lo largo de toda esta semana los cuatro predecesores vivos de Boric, incluyendo al expresidente Sebastián Piñera, que no participó en los actos de ayer lunes. Tampoco lo hizo el democristiano Eduardo Frei Ruiz-Tagle.
Con la voz quebrada, la senadora socialista Isabel Allende, hija del presidente derrocado, narró su vivencia el 11 de septiembre de hace 50 años. “Hoy, cuando la democracia en el mundo enfrenta nuevas amenazas autoritarias, es más necesario que nunca renovar el compromiso de todos y cada uno por la democracia. Es por eso Presidente (Boric) que es muy valiosa la carta ‘Democracia Siempre’, que usted ha firmado con todos nuestros expresidentes de Chile”, destacó la senadora.
La ceremonia tuvo varios momentos cargados de emoción, como el minuto de silencio que se guardó a la hora exacta, a las 11.52, en que La Moneda fue bombardeada por la Fuerza Aérea, hace 50 años. Durante la dictadura hubo 1.747 asesinados y 1.469 personas desaparecidas.
Siguió la interpretación de la “Cueca sola”, un tema del grupo folclórico de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos, que muestra el baile tradicional de Chile, pero en una versión donde una mujer danza en solitario.
Medio siglo después del golpe militar, Chile sigue dividido entre los que defienden y repudian la dictadura.
Según la encuesta Criteria, un 49% de los chilenos considera que la conmemoración del golpe “es irrelevante”, mientras que un 48% dijo que estos actos “afectan la convivencia futura”.
Estados Unidos se pronunció ayer sobre el 50 aniversario del golpe en Chile. “Es una oportunidad para que presentemos nuestro más profundos respetos a las víctimas de la represión que siguió a ese golpe y de que homenajeemos la extraordinaria valentía y sacrificios de innumerables chilenos que lucharon por los derechos humanos y una vuelta pacífica a la democracia”, dijo el portavoz del Departamento de Estado, Matthew Miller.
La Administración de Joe Biden, apuntó, “ha intentado ser transparente sobre el rol estadounidense en ese capítulo de la historia chilena al desclasificar recientemente documentos de 1973”.
Estados Unidos hizo públicos el pasado 25 de agosto dos informes sobre el golpe de Estado de Pinochet.
En el primero, del 8 de septiembre de 1973, los asesores del entonces presidente Richard Nixon avisaban sobre un “posible intento de golpe” en Chile, mientras que en el segundo, del 11 de septiembre, informaban de que varias “unidades militares clave” apoyan la intentona.
Miller no se quiso pronunciar sobre la actuación del entonces Ejecutivo estadounidense. “No voy a hablar en detalle de eventos que pasaron hace 50 años”, sostuvo.
España retira gran Cruz Militar a Pinochet
El presidente español, Pedro Sánchez, anunció ayer lunes que retirará al dictador chileno Augusto Pinochet la Gran Cruz al Mérito Militar que le fue concedida en 1975. “Hace 50 años, la democracia chilena fue víctima de un ataque brutal que estremeció al mundo. Hoy, 11 de setiembre, es la hora de reparar una injusticia histórica. El Consejo de Ministros retirará mañana (por hoy martes) la Gran Cruz al Mérito Militar al dictador Pinochet concedida en 1975”, publicó el socialista Sánchez en la red social X. En su cuenta de X aparece también una publicación del presidente Gabriel Boric, que cita otro mensaje de Sánchez.
Tensión por Allende en el Parlamento
El Parlamento chileno vivió ayer lunes momentos de tensión durante un homenaje al presidente Salvador Allende para conmemorar los 50 años del golpe de Estado de Augusto Pinochet.
Los diputados de los partidos gubernamentales, que exhibieron un clavel en sus escritorios, una foto de Allende y unas gafas como los que usaba exmandatario, reservaron unos minutos para cada fuerza política para pronunciar unas palabras en recuerdo del derrocado mandatario socialista.
Mientras el Partido Republicano decidió retirarse de la sala durante el homenaje, la coalición de derecha tradicional Chile Vamos se dividió. Dos de los partidos que la conforman -Renovación Nacional y Evópoli- optaron por que los pocos parlamentarios que asistieron permanecieran en la sala sin participar de la actividad. En cambio, la UDI, partido fundado por Jaime Guzmán, cercano a Pinochet, quiso aprovechar los minutos que se le entregaron para referirse a Allende.
Tras ser advertido varias veces por la mesa de la Cámara de que estaba saltándose el reglamento porque tenía que “hablar en positivo del homenajeado”, el presidente de la Cámara Baja, el democristiano Ricardo Cifuentes, lo censuró y le privó la palabra, mientras los diputados oficialistas gritaban “¡Allende, Allende, Allende está presente!”. Finalmente, el conjunto de la bancada de la UDI se retiró de la sala. El diputado de UDI, Gustavo Benavente, reprochó que “los hombres tienen luces y sombras, pero cuando empezamos a mencionar hechos de su gobierno (de Allende) se nos cortó la palabra”.
Chile llegó dividido a la conmemoración del golpe de Estado e inmerso en un ambiente de crispación política. La derecha no participó en el acto oficial en La Moneda. Además, la UDI difundió un comunicado en el que aseguró que “el quiebre” institucional y social “el 11 de setiembre se transformó en algo inevitable”.