AFP/EFE
Encapuchados vandalizaron ayer domingo los exteriores del palacio presidencial de La Moneda y mausoleos en el principal cementerio de Santiago, durante la marcha por los 50 años del golpe de Estado contra Salvador Allende en Chile.
Los manifestantes chocaron con la policía en los alrededores de la sede de gobierno y en el cementerio donde se levanta un memorial de las víctimas de la dictadura de Augusto Pinochet, el general que dio el golpe contra Allende el 11 de septiembre de 1973.
Los carabineros lanzaron gases lacrimógenos y chorros de agua a los encapuchados que protagonizaron los disturbios. Al menos tres personas fueron detenidas y tres uniformados resultaron heridos, según el parte del gobierno.
Temprano, un grupo de manifestantes destruyó con piedras y palos ventanales de La Moneda, rayó los muros con aerosol y tiró las vallas que cercaban el edificio.
“Como Presidente de la República condeno categóricamente estos hechos sin ningún tipo de matiz. (...) Su irracionalidad de atacar aquello por lo que Allende y tantos otros demócratas lucharon es vil y ruin”, reaccionó el presidente Gabriel Boric en la red X.
Los incidentes empañaron la marcha de unas 5.000 personas que recorrió parte del centro de Santiago camino al Cementerio General.
El presidente chileno, Gabriel Boric, se unió a la marcha encabezada por la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos (AFDD), y en cuya cabecera también estaba el juez español que estuvo a cargo del procesamiento del general Augusto Pinochet a principios de siglo, Baltasar Garzón.
El juez Garzón, que portaba unas gafas similares a las icónicas que llevaba Allende, pidió “no olvidar lo que ocurrió el 11 de septiembre de 1973, un asalto a la democracia, un golpe de Estado violento que supuso la apertura de un régimen de temor y la negación de los derechos humanos”.
Allende fue derrocado por los militares al mando del general Pinochet, que encabezó una dictadura que se prolongó por 17 años y que dejó más de 3.200 víctimas entre muertos y detenidos desaparecidos.
Pese a los disturbios, la marcha transcurrió con gente en las calles portando banderas chilenas, de partidos de izquierda y pancartas con consignas como “Verdad y justicia ahora” y “Allende vive”.
“Su muerte (la de Allende) fue en defensa de la democracia y del Estado de derecho”, señaló el mandatario minutos antes, durante la inauguración de un memorial en la calle Morandé 80, frente a la puerta del palacio de La Moneda, por donde sacaron el cuerpo del presidente socialista después del bombardeo contra la sede de Gobierno.
“El quiebre de la democracia chilena, con sus enormes secuelas de muerte y destrucción, nos sigue marcando hasta hoy (...) Hoy cuando algunos se permiten relativizar aquello que no debió existir, decimos con firmeza: democracia hoy y siempre”, subrayó Boric en la antesala de un aniversario que está generando mucha crispación y polarización.
La derecha tradicional chilena, agrupada en la coalición Chile Vamos, anunció esta semana que se ausentará hoy lunes de los actos conmemorativos, a los que asistirán varios presidentes de la región -entre ellos Luis Lacalle Pou-, y dijo que no firmará la declaración a favor de la democracia que promueve Boric.