El cierre temporal de fábricas, aeropuertos y hasta de la Ciudad Prohibida, el emblemático palacio imperial en el corazón de Beijing, son solo algunas de las medidas que las autoridades chinas han adoptado para que el desfile militar del 3 de septiembre en la Plaza Tiananmén —que celebrará el 70º aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial— sea perfecto.
Ese día está previsto que participen 12.000 soldados, 500 vehículos y piezas de artillería, además de unos 200 aviones.
Este será el primer desfile con que oficialmente China conmemore la derrota de Japón (1945), y al mismo tiempo, el primero de este tipo organizado por el gobierno del presidente Xi Jinping. Y que desde su anuncio en marzo pasado, no ha estado ajeno a especulaciones y polémicas.
El peso de la historia.
La conmemoración anual del fin del mayor conflicto armado del siglo XX es habitual por parte de los antiguos Aliados. Basta recordar las ceremonias y desfiles realizados hace algunos meses por EE.UU. y los países europeos, paralelamente con Rusia. Sin embargo, la República Popular China no existía en 1945, ya que técnicamente nace como Estado-nación en 1949, al término de la guerra civil iniciada en 1927. En ese entonces, el país estaba gobernado por el Partido Nacionalista Chino (Kuomintang), liderado por Chiang Kai-shek, un estrecho aliado de EE.UU. en Asia.
Por eso, durante años el Kuomintang recibió un fuerte apoyo militar y financiero de parte de Washington, tanto para enfrentar a los japoneses como a las guerrillas comunistas chinas lideradas por Mao Zedong.
¿Acaso Beijing intenta reescribir la historia con este desfile? "En las últimas dos décadas, el Partido Comunista Chino (PCCh) ha rehabilitado gradualmente el rol del Kuomintang y reconocido su contribución a la guerra", dice a "El Mercurio" Jean-Pierre Cabestan, cientista político de la Hong Kongs Baptist University, especializado en política e historia de China.
"Pero el PCCh no ha llegado tan lejos como para reconocer que la mayor parte de la Segunda Guerra Mundial fue peleada por el KMT y las tropas de la República de China, mientras Mao y sus guerrillas consolidaban sus fuerzas en el noroeste del país, esperando el término del conflicto para atacar al régimen de Chiang con la ayuda de los soviéticos", agrega Cabestan. La apuesta de Xi parece ir en la dirección de reivindicar el rol de las fuerzas comunistas de aquella época, que aunque también combatieron a los invasores japoneses, no cargaron con el mayor peso de esa lucha.
Se calcula que entre 1937 —cuando se inició el conflicto a gran escala con Japón— y 1945 murieron 15 millones de chinos. Lo que a su vez generó más de 100 millones de refugiados.
Los ensayos realizados hasta ahora demuestran que el gobierno chino desea aprovechar esta conmemoración para mostrar lo mejor de su arsenal.
Además de tropas y tanques, está previsto el despliegue de cazas J-15 y helicópteros de ataque Z-19, así como drones militares. También estarán allí los misiles intercontinentales DF-41, de múltiples ojivas nucleares, y el misil DF-21D, capaz de volar a quince veces la velocidad del sonido y que es conocido como "el asesino de portaaviones". Según el general Qu Rui, número dos del comité organizador del evento, el 84% del armamento que será exhibido "nunca se ha visto en público".
Una demostración que entraña un mensaje para afuera y para dentro del país.
Las principales potencias envían a sus representantes diplomáticos.
Con motivo de la conmemoración del próximo 3 de septiembre, China cursó numerosas invitaciones a diferentes gobiernos. Estados Unidos, Canadá y Alemania estarán representados por sus embajadores, mientras que Francia e Italia enviarán a sus ministros de Relaciones Exteriores. El primer ministro japonés, Shinzo Abe, canceló una visita programada para esos días, por motivos de política interna. Pero sí asistirá a las ceremonias (no está claro si al desfile militar) la presidenta de Corea del Sur, Park Geun-hye.
Otros mandatarios que estarán presentes serán Vladimir Putin, de Rusia; Milos Zeman, de República Checa; y Abdelfatah Al-Sisi, de Egipto.
Además, desfilarán cerca de mil efectivos extranjeros, entre ellos de Rusia, Cuba y México. El presidente ruso Vladimir Putin viajó ayer a la capital china.
Rusia y China estrechan su relación bilateral.
El primer ministro chino, Li Keqiang, se reunió ayer con el presidente ruso, Vladimir Putin, y le transmitió su voluntad de buscar una mayor coordinación en política exterior entre las dos potencias, informó la agencia oficial Xinhua. El presidente ruso se encuentra esta semana de visita oficial en China para asistir al desfile militar para celebrar el 70 aniversario del final de la Segunda Guerra Mundial que tendrá lugar hoy en el centro de Pekín. Ambos mandatarios se comprometieron en la defensa de los resultados del conflicto que concluyó hace siete décadas y mostraron su disposición a colaborar en otras áreas.
La gran expectativa está en las armas y equipos que exhibirá hoy Beijing