EFE y AFP
La crisis de seguridad y la violencia extrema que vive Ecuador llevó al presidente Daniel Noboa a decretar el estado de excepción y declarar la existencia de un un conflicto armado interno.
Este panorama revela que el país se encuentra ante "una encrucijada crítica", según el jurista y politólogo Daniel Zovatto, coautor del Índice de Riesgo Político en América Latina 2024, presentado esta semana.
Éstas son las claves que a juicio de este investigador del Centro de Estudios Internacionales de la Pontificia Universidad Católica de Chile definen el conflicto ecuatoriano.
Presidente débil y sociedad polarizada
El presidente Daniel Noboa, nuevo en el cargo y con un mandato corto de quince meses, se enfrenta al desafío de gobernar en un ambiente políticamente polarizado.
La falta de mayoría en el Congreso complica aún más sus esfuerzos para abordar la crisis de seguridad.
Correísmo como principal oposición
La oposición liderada por el correísmo, un movimiento vinculado con el expresidente Rafael Correa, agrega un elemento de incertidumbre. La disposición de esta facción a colaborar con el Gobierno para superar la crisis es cuestionable, lo que podría obstaculizar aún más los esfuerzos de estabilización.
Instituciones débiles y Estado sin monopolio de fuerza
La debilidad institucional del Estado ecuatoriano se revela en su incapacidad para mantener el monopolio del uso legítimo de la fuerza. La situación en las cárceles, convertidas en cuarteles de los grupos criminales, revela la falta de control y gestión efectiva del sistema carcelario.
Presencia de cárteles internacionales
La participación de cárteles mexicanos y de la mafia albanesa en Ecuador aumenta la complejidad de la situación. La geografía del país, con puertos estratégicos mirando hacia el Pacífico, facilita las actividades de tráfico de drogas y otros delitos transnacionales.
El gobierno explica los recientes ataques como una represalia de las organizaciones ilegales, integradas por unos 20.000 miembros, en rechazo a sus políticas de mano firme para enderezar el rumbo de un país que hasta hace pocos era tranquilo.
En los centros de reclusión de Ecuador hay 31.321 reclusos, de acuerdo con un censo de 2022. El país está en niveles históricos de inseguridad con 40 homicidios por cada 100.000 personas.
Fuerzas Armadas y Policía comprometidas
La corrupción y la infiltración en las Fuerzas Armadas y la Policía plantean interrogantes sobre su capacidad para hacer frente a la situación de manera efectiva. La necesidad de una respuesta coordinada y fuerte se vuelve esencial.
Moneda dólar y facilitación de transacciones
El uso del dólar como moneda oficial facilita las transacciones ilegales y dificulta el rastreo de fondos relacionados con actividades criminales, agregando un desafío adicional a la lucha contra la delincuencia organizada.
Fronteras porosas y desempleo
Las fronteras porosas con países vecinos, como Colombia y Perú, contribuyen a la movilidad de grupos criminales. Además, el desempleo y la falta de oportunidades pueden estar alimentando la incorporación de personas a estas organizaciones.
La combinación de estos factores ha llevado a Ecuador a una situación de extrema complejidad, en la que el Gobierno se enfrenta a la urgente tarea de restaurar la estabilidad y la seguridad en el país.
La coordinación efectiva, el fortalecimiento de las instituciones y la colaboración con la comunidad internacional se presentan como elementos cruciales para superar esta crisis sin precedentes.
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