“Colombia se suma a una ola populista regional”, dijo Iván Garzón

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Iván Garzón Vallejo. Foto: Archivo

ENTREVISTA

El abogado, investigador y profesor del doctorado de Estudios Políticos de la Universidad Nacional de Colombia dio su visión sobre la elección presidencial en Colombia 2022.

Iván Garzón Vallejo es abogado, investigador y profesor del doctorado de Estudios Políticos de la Universidad Nacional de Colombia (Bogotá), y profesor del Doctorado en Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Chile. Autor de siete libros y más de sesenta trabajos académicos, la mayoría de ellos revistas indexadas sobre temas de teoría política filosofía del derecho y derecho constitucional. Su último libro es “El pasado entrometido. La memoria histórica como campo de batalla” (Crítica, 2022). En entrevista con El País, da su visión sobre laelección presidencial en Colombia 2022, cuya primera vuelta se realizó el 29 de mayo y la segunda tendrá lugar el 19 de junio.

- ¿Qué puede pasar en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Colombia?

- No es claro, sobre todo considerando que entre la primera ronda y el balotaje hay tres semanas, en las que puede pasar cualquier cosa, porque empieza a jugar mucho el tema emocional. Si bien la favorabilidad de Petro ha sido alta, es un candidato que genera miedo en los votantes, y Hernández ha ido ganando seguidores, pero es un salto al vacío al no tener propuesta o partido que lo respalde.

- ¿Petro genera miedos en algunos grupos por sus antecedentes como guerrillero?

- No tanto por eso, sino por sus propuestas populistas. Tiene ideas refundacionalistas que las élites rechazan. Está proponiendo intervenir el modelo económico y eso es inusual en Colombia. Propone un cambio radical del modelo, descarbonizar la economía, hacerla menos dependiente del petróleo. Son cambios grandes que generan temores.

-La situación económica de Colombia aparece muy golpeada últimamente, ¿cómo influirá ese factor en las próximas votaciones?

Desde el punto de vista macroeconómico, Colombia funciona, pero hay que poner las cifras entre paréntesis ante la incertidumbre y tanta inflación. El país quedó muy golpeado por la pandemia y la recuperación del empleo ha ido muy lento; todo eso genera un escenario de incertidumbre. Por eso no creo que sea tan claro quién va a ganar.

“Las instituciones (de la región) se van a ver desafiadas como nunca antes”.

Iván Garzón Vallejo. Foto: Archivo
Iván GarzónAbogado e investigador

- ¿Cómo es posible que un país conservador se haya volcado a favor de un candidato de izquierda en la primera votación?

-Podría señalar dos explicaciones. Una es que el acuerdo de paz de 2016 institucionalizó el conflicto político-social. Antes todo lo que sonara a izquierda, tenía el contexto de ser subversivo e insurreccional; ya no. Una segunda razón es que, evidentemente, hay una crisis política y social muy notoria que Petro ha sabido capitalizar, porque es un candidato antisistema. Esto es una paradoja porque es un candidato que lleva 30 años viviendo del establecimiento, como senador, como alcalde, y esta es su tercera campaña presidencial. Entonces es un poco irónico que le encajen en esa categoría antisistema. Pero igual ese discurso lo ha fortalecido y mucha gente interpreta en su candidatura la posibilidad de cambio, de reivindicación social. Ese factor está pesando de manera relevante.

-¿Hasta qué punto el votante colombiano -en promedio- asocia a Petro al gobierno de Nicólas Maduro?

-Esa asociación se ha ido disipando, pero es cierto que Petro tuvo sus simpatías chavistas que ahora obviamente disimula. Ideológicamente, Petro no tiene la moderación de Boric en Chile, o de Mujica en Uruguay. No tiene el pragmatismo de otros líderes de izquierda. Pero al mismo tiempo, categorizarlo como una suerte de compadre de Maduro, es absolutamente innecesario. Sí es de una izquierda que tiene cierto aire reivindicativo a lo López Obrador, y algo del discurso contra el hambre como Lula.

-Pasemos a Hernández, que es la otra opción firme, ¿cómo ha logrado subir tanto en las encuestas?

Hernández es un populista más difícil de encasillar. Su gran discurso es la lucha contra la corrupción y está muy enfocado en propuestas simbólicas, como quitarle beneficios a los congresistas y cerrar embajadas y consulados del país en el exterior. Es un empresario que tiene algo de Trump, ese discurso de eficiencia económica que pretende legitimarse políticamente. Fue alcalde de Bucaramanga, una ciudad intermedia en Colombia, pero es un personaje muy reciente en la política nacional. Es un enigma en muchas cosas. Se caracteriza por ese estilo desenfadado, enojón, que para muchas personas es símbolo de autoridad, que funciona en un contexto de falta de liderazgos y en el que el gobierno está saliendo con una baja popularidad importante.

-Ese contexto también está marcado por la amenaza del Clan del Golfo y otros grupos rebeldes. ¿Cómo influye eso en la ciudadanía?

- La guerrilla de las FARC ya no existe, sí mantiene ciertas disidencias en la frontera con Venezuela, pero ahora lo que hay son bandas residuales, unos armados vinculados con economías ilegales y con el control de territorios periféricos, siendo el Clan del Golfo el más relevante. También hay un resurgimiento del ELN. Existe una situación de anomia, más fragmentada que cuando las FARC era un gran actor político hace unos 20 años. El contexto actual afecta más que todo a las poblaciones rurales.

-¿Cómo proyecta el futuro de Colombia y la región?

-Estas elecciones, de alguna manera, van a consolidar dos fenómenos. Gane quien gane, van a consolidar una nueva ola populista, a la que Colombia puede sumarse de manera inédita. Y la otra consecuencia es que va a remarcar más una ola muy reivindicativa de ciertas comunidades. Pero sobre todo va a traer consecuencias importantes en cómo América Latina va a ir reconfigurando su modelo económico. Yo sí creo que hay una crisis muy profunda en el neoliberalismo que se ha aplicado en la región, y surgieron muchos descontentos por eso.

La pregunta es si estamos volviendo sobre los ciclos populistas, nacionalistas, identitarios que han calificado a América Latina durante buena parte de su historia en los siglos XIX y XX, o si esto nos va a poner en la senda de un socialismo a la europea, más pragmático, social, de derechos, pero también realista. Los próximos años indicarán si este fenómeno es una vuelta al pasado o supone un nuevo futuro.

Surgen gobernantes en la región que no están muy lejos del estilo de Alberto Fernández, de Pedro Castillo, de López Obrador. Este es un fenómeno que se va a ir consolidando y habrá que ver qué forma va tomando. Las instituciones se van a ver desafiadas como nunca antes.

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