Redacción El País
El papa Francisco, que no ha tenido nuevos episodios de crisis respiratoria y “se ha mantenido estable”, celebró ayer miércoles el inicio de la Cuaresma católica desde su cuarto de hospital, donde está ingresado desde hace 21 días por una doble neumonía.
El pontífice, de 88 años, “participó en el rito de la bendición de las cenizas”, indicó el Vaticano en su último reporte de salud.
El Miércoles de Ceniza marca el inicio de la Cuaresma, el periodo de cuarenta días que precede a la Pascua, la fiesta más importante del calendario católico.
Los cardenales celebraron la misa de Imposición de Cenizas en la ausencia del papa en la basílica de Santa Sabina, en la colina del Aventino de Roma.
El papa “alternó reposo y trabajo”, y llamó la parroquia de Gaza, como hace habitualmente desde el inicio del conflicto entre Israel y Hamás, indicó el Vaticano.
El pontífice siguió recibiendo oxígeno “de alto flujo” y anoche volvió a llevar una mascarilla de oxígeno.

“Debido a la complejidad de su cuadro clínico, el pronóstico sigue siendo reservado”, añadió el reporte.
En su homilía, Francisco escribió: “Tocamos la fragilidad en la experiencia de la enfermedad, la pobreza y el sufrimiento que a veces irrumpe de manera repentina sobre nosotros y sobre nuestras familias”.
El Papa ya se había perdido las celebraciones del Miércoles de Ceniza en 2022 debido a un agudo dolor de rodilla.
Francisco no ha hecho ninguna aparición pública desde su hospitalización el 14 de febrero, y el Vaticano tampoco ha facilitado fotos suyas en el hospital. Ha faltado a la oración semanal del Ángelus los últimos tres domingos, algo inédito desde su elección en 2013.
En esta ocasión tampoco podrá participar en los tradicionales “ejercicios espirituales”, un retiro que tiene lugar cada año al inicio de la Cuaresma con la Curia, el personal y la administración de la Santa Sede. AFP