AFP
El rey Carlos III y la princesa Kate, esposa de su hijo Guillermo, heredero al trono británico, padecen un cáncer que les ha obligado a no estar en actos públicos relacionados con su función dentro de la monarquía.
La ausencia de ambos ha hecho que la realiza británica se haya tenido que adaptar a una situación sin precedentes.
Debido a ello, el resto de los miembros de la realeza se hacen mas visibles para rellenar el vacío dejado por Carlos III y Kate.
El vacío es aún mayor teniendo en cuenta que los príncipes Andrés y Harry, hermano e hijo menor del rey, no pueden representar ya a la familia real. Harry y su esposa Meghan rompieron con la monarquía y se mudaron a Estados Unidos en 2020.
Andrés quedó eliminado de cualquier representación de la monarquía debido a sus vínculos con el fallecido financiero estadounidense Jeffrey Epstein y a acusaciones de agresión sexual resueltas mediante un acuerdo financiero con la presunta víctima.
Al rey, Carlos III, de 75 años, que llegó al trono en septiembre de 2022, le diagnosticaron cáncer a principios de febrero.
Las funciones del monarca británico son esencialmente protocolarias, pero tiene que promulgar leyes, nombrar a un primer ministro y abrir sesiones parlamentarias. También tiene funciones diplomáticas.
Tras el anuncio de su cáncer, Carlos III canceló todos los compromisos públicos, pero siguió desempeñando algunas funciones, como reuniones con el primer ministro y diplomáticos extranjeros, en persona o por videoconferencia.
Según la prensa británica, el rey sigue recibiendo cada mañana su famosa “caja roja” con documentos oficiales y manteniendo reuniones con sus consejeros.
Carlos III es jefe de Estado del Reino Unido pero también de otros 14 países de la Commonwealth. El 11 de marzo, en un discurso pregrabado y retransmitido para conmemorar el 75º aniversario de la Commonwealth, donde el rey parecía más cansado de lo habitual, prometió seguir sirviendo a los ciudadanos de los países que la forman “lo mejor que pueda”.
La muy popular princesa de Gales, esposa de William, es un activo importante para la monarquía británica.
Kate es particularmente activa en el tema de la infancia. Hasta enero, cada una de sus salidas públicas tuvo una amplia cobertura mediática.
El 17 de enero, cuando el Palacio de Kensington, la residencia oficial de los príncipes de Gales en Londres, anunció que se había sometido a una cirugía abdominal, indicó que probablemente no regresaría a sus funciones oficiales hasta Pascua, a finales de marzo.
Tras su cáncer, el Palacio de Kensington dijo que regresaría a sus funciones oficiales “tan pronto como su equipo médico le dé el alta”.
“Espero volver (al trabajo) cuando pueda, pero ahora debo concentrarme ante todo en mi recuperación completa”, dijo la princesa de 42 años en un video.
En ausencia del rey, el protagonismo de su heredero crece. Pero desde enero, William ha aparecido menos de lo habitual en actos públicos, debido a la operación de esposa y para poder ocuparse de sus tres hijos. Según la agencia británica de prensa PA, continuará de todas maneras trabajando durante el tratamiento de su esposa.
Esta semana viajó al norte de Inglaterra dentro de su apoyo a un proyecto de ayuda a las personas sin hogar.
William, de 41 años, también ha prodigado en sus comentarios sobre la guerra en Gaza. A finales de febrero, pidió “que los combates terminen lo antes posible”, alejándose de la reserva que suele imponerse la familia real.
Unos días después, durante una visita a una sinagoga en Londres, condenó el aumento de los actos de odio contra los judíos en el Reino Unido.
Camila en primera línea
La reina Camila, de 76 años, tiene estos días más protagonismo de lo habitual y acude a numerosos compromisos públicos en nombre de la familia real, en ausencia de su marido.
El jueves viajó a Irlanda del Norte, donde se reunió con la nueva jefa del gobierno local, Michelle O’Neill, y con poetas.
Durante sus visitas, Camila da noticias sobre su esposo. “Está muy bien”, dijo el jueves.
La hermana de Carlos, Ana, también es muy activa, mientras que también son más visibles últimamente su hermano Eduardo, el menor de los cuatro hijos de Isabel II, y su esposa Sofía.
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