AFP
El pulso entre los estudios de cine y el Sindicato de Actores de EE.UU. (SAG-AFTRA) es el conflicto más espinoso de las últimas décadas en Hollywood.
El gremio de intérpretes inició una huelga indefinida el jueves pasado tras no llegar a un acuerdo para un nuevo convenio colectivo con la Alianza de Productores de Cine y Televisión (AMPTP), que engloba a conglomerados mediáticos, cadenas de televisión y plataformas de “streaming”.
El uso de la inteligencia artificial (IA) sobre la propia imagen de los actores y los conocidos como “residuales”, compensación que reciben los artistas cada vez que un servicio de “streaming” vende los derechos de una producción a un nuevo mercado, son los puntos que generan más fricción.
Sin embargo, esto es la punta del iceberg de un cambio en la industria del entretenimiento, que cada vez cuenta con más intermediarios y donde la facturación, en muchos casos, se ha reducido.
El borrador que AMPTP presentó al sindicato incluía una mejora del 58 % en el salario mínimo para actores protagonistas pero, como contrapartida, contemplaba la adquisición de los derechos de imagen de los figurantes, por lo que solo trabajarían durante un día de rodaje y luego podrían ser replicados por IA, entre otras condiciones.