ARGENTINA
Cambiemos está fortalecido y en sintonía con el peronismo no kirchnerista.
el recambio de la mitad de la Cámara de Diputados y un tercio del Senado que se concretará hoy domingo en Argentina le dará al gobierno de Mauricio Macri mayor fortaleza en su objetivo de aprobar reformas sensibles, como la laboral, impositiva y previsional.
Tras el triunfo en las elecciones parlamentarias del 22 de octubre, el bloque oficialista Cambiemos incrementará su representación: pasará de 86 a 108 miembros en Diputados, y de 17 a 25 en el Senado. Además, contará con el respaldo de bloques afines pequeños. Aún así, seguirá sin contar con el número suficiente para alcanzar el quórum propio en ninguna de las dos cámaras. Para ello se necesitan 129 diputados y 37 senadores.
En ese escenario, las bancadas que responden a Macri deberán continuar anudando alianzas con bloques opositores para aprobar los proyectos que envía la Casa Rosada. "En principio, en los próximos dos años el trabajo legislativo del oficialismo en el Congreso será menos arduo en comparación con los primeros dos. Por un lado, cuenta con bloques parlamentarios más fuertes y, por el otro, tiene a favor la división del Peronismo, con un sector que se muestra más dialoguista", dijo el analista Carlos Fara.
Además de la conformación de varios bloques pequeños, los legisladores del Peronismo se escindieron en el Congreso en dos grandes espacios. El bloque kirchnerista de Diputados, que llegó a contar con 135 miembros tras las elecciones de 2011, desde hoy estará conformado por 65 legisladores. El derrumbe es mayor en el Senado: pasó de 38 a 8.
Pero la llave para destrabar los proyectos estará en manos del bloque peronista que mantiene un diálogo fluido con la Casa Rosada, a contramano de la oposición cerrada del kirchnerismo. "A diferencia de lo que sucedió en los primeros dos años del gobierno, cuando el oficialismo debió negociar con el bloque liderado por Sergio Massa, ahora el árbitro será el sector parlamentario que responde a los gobernadores peronistas. Dada la necesidad de recursos de las provincias, será un bloque con el que será más fácil negociar. De todos modos, eso no le evitará problemas al gobierno. En algunos temas, como la reforma previsional, los diputados que responden a los gobernadores no se encolumnarán fácilmente", dijo Fara.
La reforma previsional implica un cambio a la fórmula automática con la que se aumentan las jubilaciones y los planes sociales desde 2009. En el Senado, el peronismo no kirchnerista cumplió con el voto favorable al proyecto tras el acuerdo que había alcanzado la Casa Rosada con los gobernadores. "Nos toca la ingrata tarea de votar esta ley porque acompañamos a los gobernadores", admitió el senador Miguel Angel Pichetto. Pero no está claro que esa postura vaya a repetirse en Diputados.
Más trabado aún asoma el proyecto de reforma laboral. La CGT, principal central sindical del país, respalda los cambios, pero no está dispuesta a defenderlos en el Congreso. El problema es que esa es la condición que puso el peronismo no kirchnerista para avanzar con el tratamiento legislativo.
Con sus marchas y retrocesos, Macri contará desde hoy con mayor capacidad para aprobar iniciativas que considera clave. Pero la ventana de oportunidad que le abre la división del Peronismo tiene fecha de vencimiento. "El gobierno cuenta con 12 meses para aprobar reformas antes de que la disputa política vuelva a crecer en Argentina por las elecciones presidenciales de 2019. Por eso, habrá una actividad intensa en el Congreso en lo que queda del año y el próximo", dijo el analista Juan Germano, director de Isonomía Consultores.
Todas las miradas dirigidas a Cristina
La ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner regresa hoy al Senado diez años después, aunque las condiciones son muy distintas a las de entonces. En 2007, renunciaba a la Cámara tras haber sido electa presidenta y se preparaba para suceder a su marido, Néstor Kirchner. Una década después, vuelve al Senado tras haber sido derrotada por el oficialista Esteban Bullrich en las elecciones de la provincia de Buenos Aires y luego de que la Justicia pidiera su desafuero para detenerla en la causa que investiga el presunto encubrimiento de los iraníes acusados del atentado a la AMIA en 1994.
Ante la extrema debilidad política de la expresidenta, el senador Miguel Ángel Pichetto, que mantiene aceitados canales de diálogo con el gobierno, conformó una bancada peronista sin el kirchnerismo.
Esa decisión amenaza con aislar aún más a Cristina Kirchner. Con apenas 8 senadores sobre un total de 72 en la cámara, la influencia de la expresidente para determinar el rumbo de las iniciativas a debatir en los próximos años será mínima.
El jueves, el juez federal Claudio Bonadio pidió prisión preventiva para Cristina Kirchner al acusarla de "traición a la patria" por encubrir a iraníes imputados por el atentado contra el centro judío AMIA. Bonadio pidió además su desafuero para poder detenerla.
El caso pasa ahora a manos del Senado que la propia Cristina Kirchner integrará desde hoy.
La expresidenta responsabilizó al presidente Mauricio Macri de liderar "una organización política y judicial" para perseguir a la oposición.
"Esta orquestación política tiene responsables: Mauricio Macri es el director de la orquesta y en este caso (el juez) Bonadio ejecuta la partitura judicial", afirmó el jueves en respuesta al pedido de desafuero.
El Senado tiene 60 días para expedirse sobre el pedido de desafuero del juez. Para ser aprobado necesita el apoyo de dos tercios de los presentes. Y no está claro que salga adelante.
"No veo hoy que haya número suficiente de legisladores para desaforarla", dijo el sociólogo Ricardo Rouvier, de la consultora de opinión pública homónima.