OPERATIVO
El gobierno acelera la inoculación con las 300.000 dosis de la Sputnik V; tiene fechas tentativas de los próximos vuelos a Moscú e intenta cerrar rápidos acuerdos con otros proveedores de vacunas.
El temor a que el repunte de casos de coronavirus que se evidencia desde hace quince días se convierta en una “segunda ola” es una sombra que se proyecta sobre todo el plan de vacunación en Argentina.
El Gobierno acelera el puntapié inicial de la inoculación con las 300.000 dosis de la Sputnik V; tiene fechas tentativas de los próximos vuelos a Moscú e intenta cerrar rápidos acuerdos con otros proveedores de vacunas. Pero con la cuarentena como una herramienta aparentemente oxidada, el presidente Alberto Fernández sabe que, en el mientras tanto, cuenta con pocos recursos para evitar la proliferación de contagios.
“La vacunación al principio va a servir para disminuir la mortalidad, pero no necesariamente los contagios”, advirtió un funcionario al tanto de las negociaciones que lleva adelante el Ministerio de Salud.
En la Casa Rosada miran -no sin cierta impotencia- el relajamiento de los cuidados en buena parte de la población. “La concientización social es hoy lo más importante”, dijo el Presidente cuando repartió saludos por las fiestas. Compartió un pensamiento que lo atravesó en los últimos días. “La gente que va a los restaurantes no mantiene una distancia de dos metros, tenemos un problema desde ahí”, dijo. Es una actividad que el Gobierno habilitó. “Es muy difícil ir para atrás”, agregó, en un reconocimiento de que las medidas de aislamiento son de difícil implementación a esta altura de la pandemia.
“Se abre un camino de esperanza, pero la pandemia aun no ha terminado. Debemos seguir cuidándonos”, transmitió el Presidente por Twitter. El Gobierno redobla esfuerzos para conseguir la mayor cantidad de vacunas en el menor tiempo posible, pero la curva de casos está nuevamente al acecho. (Con información de La Nación-GDA)