EL VIRUS EN LA REGIÓN
En Buenos Aires y su periferia reabrirán comercios no esenciales, industrias y se permitirán algunas actividades profesionales.
El gobierno argentino flexibilizó el confinamiento en el área metropolitana de Buenos Aires, pese a que persiste un elevado nivel de contagios de COVID-19. A partir del lunes habrá una apertura paulatina de actividades.
En Buenos Aires y su periferia reabrirán comercios no esenciales, industrias y se permitirán algunas actividades profesionales. También salidas deportivas y cultos limitados en templos religiosos -no más de diez personas-, anunciaron ayer viernes el jefe de gobierno de la Ciudad, Horacio Rodríguez Larreta, y el gobernador de la provincia, Axel Kicillof, en una rueda de prensa junto al presidente Alberto Fernández.
Las escuelas y gran parte de las oficinas permanecerán cerradas por ahora.
Las provincias de Jujuy, Chaco y Río Negro, que habían presentado rebrotes, también flexibilizarán el aislamiento a partir de la semana próxima.
“Estamos muy lejos de haber superado la situación. El riesgo todavía está latente”, dijo el presidente Fernández, quien sin embargo se mostró satisfecho de que “el esfuerzo que hicimos nos permite mostrarnos como uno de los países con menor cantidad de muertes”.
“Tenemos algunos datos optimistas que nos permiten pensar que este tiempo en que tuvimos aislamiento en el AMBA, ha servido, ha sido útil y nos ha permitido corregir estas cosas, pero eso no quiere decir que hayamos superado el problema”, recalcó el presidente. “Vamos a tratar de ir volviendo a la vida habitual en este nuevo mundo que nos exige cuidados diferentes y lo vamos a hacer escalonadamente”, añadió.
Argentina suma 114.770 contagios de COVID-19, con 2.133 fallecidos y 49.780 recuperados. La tasa de mortalidad es de 46,5 por cada 100.000 habitantes. Desde hace dos semanas la cantidad de contagios es de aproximadamente 3.000 cada día.
“No me presionan los que salen a la calle (a manifestar contra la cuarentena) ni los que dicen que el virus no existe. Me presiona la realidad, los comerciantes que tienen sus comercios cerrados y los que quieren salir a trabajar”, dijo Fernández al explicar la decisión.
El área metropolitana de Buenos Aires es donde se concentra más de 90% de los casos de Argentina. “Hay un problema sanitario, y hay un problema social, económico y afectivo”, reconoció Kicillof.
El confinamiento en Argentina comenzó el 20 de marzo y se fue flexibilizando progresivamente, en especial en las provincias en las que los casos han sido poco numerosos. Pero Buenos Aires y su periferia dieron marcha atrás hace dos semanas, debido a una aceleración del ritmo de contagios y ante el temor de que se desborde el sistema de salud.
Hasta agosto
Esta nueva etapa se extenderá hasta el 2 de agosto. Dependiendo de la evolución de los contagios “habrá marchas y contramarchas”, advirtió Kicillof al indicar que vamos hacia una cuarentena “intermitente”.
Actualmente, la tasa de ocupación de camas de terapia intensiva en el área metropolitana de Buenos Aires es de 64%, y en el país de 54%. “Si no hubiéramos trabajado como trabajamos para incrementar el número de camas, hoy tendríamos ocupado el 72% de camas de terapia intensiva y estaríamos mucho más cerca de la saturación”, valoró Fernández.
Impacto económico.
Pese a un plan de ayuda estatal, el impacto de la pandemia y del aislamiento en la economía ha sido muy alto, con una caída de 26,4% del PIB en abril, con pobreza y desempleo en aumento.
“La flexibilización en el momento en que tenemos más casos diarios obedece al cansancio y al impacto económico. Es una decisión política más que sanitaria”, dijo el analista político Carlos Fara. “Con estas medidas, el presidente muestra empatía con las necesidades de la gente, y además el acompañamiento de los gobernadores y del alcalde le permite exhibir unidad”, destacó.
Además, el apoyo a las medidas de aislamiento pasó de 80% al inicio, a poco más de 50% actualmente, según sondeos.