Coronavirus: científicos critican un estudio sobre la cloroquina

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Cloroquina: Estados Unidos, Japón y Brasil son algunos de los países que han autorizado este medicamento para casos de COVID-19. Foto: AFP
A pharmacy tech pours out pills of Hydroxychloroquine at Rock Canyon Pharmacy in Provo, Utah, on May 20, 2020. - US President Donald Trump announced May 18 he has been taking hydroxychloroquine for almost two weeks as a preventative measure against COVID-19. (Photo by GEORGE FREY / AFP)
GEORGE FREY/AFP

INFORME EN THE LANCET

La hidroxicloroquina, popularizada como potencial tratamiento contra el COVID-19, es objeto de una creciente controversia a nivel científico y político.

Decenas de científicos expresaron en una carta abierta su “preocupación” por la metodología empleada en el estudio publicado en la revista The Lancet sobre la hidroxicloroquina, cuyas conclusiones llevaron a la OMS a suspender los ensayos clínicos.

La hidroxicloroquina, popularizada desde el principio de la epidemia por el doctor francés Didier Raoult como potencial tratamiento contra el COVID-19, es objeto de una creciente controversia a nivel científico y político.

El presidente estadounidense, Donald Trump, afirmó tomarla como medida de prevención, mientras que el brasileño Jair Bolsonaro la recomienda para tratar a pacientes con síntomas leves.

En general, la hidroxicloroquina se prescribe para tratar males como el lupus.

El estudio publicado el 22 de mayo en la prestigiosa revista médica The Lancet, se basa en los datos de unos 96.000 pacientes ingresados entre diciembre y abril en 671 hospitales en varios países y compara la evolución de quienes recibieron este tratamiento y de quienes no.

Sus autores concluyeron que la cloroquina, y su derivado, la hidroxicloroquina, no solo no son beneficiosas, sino que además aumentan el riesgo de morir entre los enfermos de la COVID-19. El estudio fue dirigido por Mandeep Mehra, director ejecutivo del Brigham and Women’s Hospital Center for Advanced Heart Disease, en Boston.

El impacto de este trabajo “condujo a muchos investigadores en el mundo a examinar minuciosamente la publicación”, escriben los científicos en la carta abierta. “Este examen suscitó a la vez preocupación por la metodología y por la integridad de los datos”, subrayan, detallando una larga lista de puntos problemáticos, desde el rechazo de los autores a dar acceso a la información de base a la ausencia de un “examen ético”.

Debido a la “considerable inquietud” que el estudio provocó “entre pacientes y participantes” en los ensayos clínicos, los firmantes de la carta llaman a la OMS o a otra institución “independiente y respetada” a crear un grupo encargado de analizar de forma independiente las conclusiones de este trabajo.

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