El COVID-19 enfrenta a dos potencias: Estados Unidos y China

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El presidente de los Estados Unidos, Trump, asiste a la reunión diaria del grupo de trabajo sobre coronavirus en Washington. Foto: Reuters.

TENSIÓN

Organización Mundial de la Salud aborda mañana la respuesta al virus en clima de alta tensión entre Estados Unidos y China.

Los 194 estados miembros de la Organización Mundial de la Salud (OMS) se reúnen mañana lunes a distancia para intentar coordinar la respuesta a la pandemia de coronavirus, un encuentro bajo amenaza de confrontación directa entre Estados Unidos y China.

Cada año, ministros y altos funcionarios de países miembros de la OMS acuden a Ginebra durante una semana para participar en la Asamblea Mundial de la Salud (AMS), el órgano decisorio de esta agencia de la ONU.

A causa de la pandemia, la AMS se celebrará por internet y durante solo dos días, el 18 y 19 de mayo.

El debate se centrará únicamente en el nuevo coronavirus, con la esperanza que se pueda celebrar más tarde una reunión en Ginebra.

A pesar de la escalada de tensiones entre Washington y Pekín, los países esperan adoptar esta semana por consenso una resolución auspiciada por la UE.

“La negociación de la resolución fue ardua, extremadamente disputada”, dijo la embajadora suiza Nora Kronig, directora de la división de Asuntos Internacionales de la Oficina Federal de Salud Pública.

Tras varios días de consultas, los diplomáticos lograron sin embargo ponerse de acuerdo. “Se llegó a un acuerdo informal para adoptar la resolución por consenso. Será un resultado importante porque la OMS será el primer foro mundial en ponerse de acuerdo de manera unánime en el texto”, indicó una fuente diplomática europea, asegurando que se tratarán los temas “difíciles”, incluso el origen del virus y la reforma de la OMS, que reclama Estados Unidos.

Reclama terminar la "represión irracional"

China urgió a Estados Unidos poner fin a la “represión irracional contra Huawei y las empresas chinas”, después de que Washington anunciara nuevos controles en la exportación para limitar el acceso de Huawei, el gigante chino, a la tecnología de los semiconductores.

“El gobierno chino defenderá firmemente los derechos e intereses legítimos y legales de las empresas chinas”, declaró el Ministerio de Relaciones Exteriores en un comunicado.

Las iniciativas de la administración de Donald Trump “destruyen las cadenas mundiales de fabricación, suministro y valor”.

Estados Unidos dice que Huawei es una amenaza a la seguridad y China rechaza esa acusación.

Coronavirus en Nueva York, Estados Unidos. Foto: Reuters.
Coronavirus en Nueva York, Estados Unidos. Foto: Reuters.

Analiza.

Washington, que acusa a Pekín de haber ocultado la importancia de la epidemia, está en conflicto con la OMS, acusada por el presidente de Estadps Unidos, Donald Trump de haberse “equivocado” en la gestión de la pandemia al seguir la posición china.

Ayer sábado, Trump anunció que está considerando retomar parte de la financiación a la OMS, después de haber congelado las aportaciones al organismo en abril.

“Esta es uno de los numerosos conceptos que están siendo considerados bajo el cual pagaríamos el 10% de lo que hemos estado pagando durante muchos años, poniéndonos al nivel de los pagos mucho más bajos de China”, afirmó Trump en su cuenta de Twitter.

“Aún no he tomado una decisión final. Todos los fondos están congelados”, agregó el mandatario desde la residencia presidencial de Camp David (Maryland), a las afueras de Washington, donde pasa el fin de semana.

Estados Unidos canceló sus aportaciones a la OMS después de que Trump criticara directamente la actuación del organismo en la gestión de la crisis del coronavirus y apuntase que había “causado muchas muertes”.

Estados Unidos, el mayor contribuyente hasta ahora, aporta entre 400 y 500 millones de dólares anuales a la OMS, entre sus aportaciones obligatorias y voluntarias Trump ha acusado, asimismo, a la OMS de plegarse a las presiones de China.

El viernes, Trump se refirió a los esfuerzos internacionales para desarrollar una vacuna contra el COVID-19.

Gaëlle Krikorian, responsable de la campaña de Médicos Sin Fronteras para el acceso a los medicamentos, se felicitó del “esfuerzo” de los Estados para organizar una respuesta colectiva, subrayando que la resolución “necesita un acceso universal, lo más rápido posible y justo a los productos sanitarios que permiten combatir el virus”.

“Pero la cuestión clave sigue siendo ¿cómo hacerlo?”, dijo a la AFP, criticando también que “países como Estados Unidos o Suiza intentaron hacer desaparecer del texto la mención de hecho que la vacuna sea reconocida como un bien público mundial”.

Aunque la resolución fue negociada por adelantado para facilitar la fluidez de los debates, numerosos observadores siguen siendo prudentes, inquietos por las posibles sorpresas.

Donald Trump, celebra un evento de respuesta al coronavirus en el Rose Garden en la Casa Blanca en Washington. Foto: Reuters.
Donald Trump, celebra un evento de respuesta al coronavirus en el Rose Garden en la Casa Blanca en Washington. Foto: Reuters.

Divergencias.

“Naturalmente estoy preocupado por la politización de la AMS y el riesgo de fracaso”, dijo a la AFP Gian Luca Burci, exconsejero jurídico en la OMS y profesor de derecho internacional en el Instituto de Altos Estudios Internacionales y de Desarrollo en Ginebra.

Aunque Estados Unidos y China tienen otros temas de conflicto, como la reforma de la OMS, Taiwán o el acceso a las vacunas, la cuestión central es el origen del virus.

Estados Unidos reclama una investigación sobre ello, igual que Australia, y sospecha que China escondió un accidente de laboratorio que habría provocado la pandemia.

Washington acusa ahora a China de intentar piratear la investigación estadounidense sobre la vacuna, en plena tensión americano-europea sobre una futura vacuna. Trump amenazó el jueves con “cortar cualquier relación” con Pekín.

La división se acentúa con Escocia

Primero fue el fracasado referéndum de independencia en 2014. Después el Brexit. Ahora la pandemia de coronavirus acentúa las tensiones entre Escocia y el gobierno británico, pese a su voluntad común de superar la crisis sanitaria.

Su gestión de la epidemia impulsó los índices de popularidad de la primera ministra escocesa Nicola Sturgeon, pero paradójicamente la crisis resultante podría socavar la independencia de esta nación de 5 millones de habitantes que ella defiende ardientemente, señalan los expertos.

Tras adoptar al principio un enfoque común a todo el Reino Unido, pronto surgieron las diferencias sobre la mejor estrategia para frenar la propagación del virus.

Y el plan de Boris Johnson para aliviar el confinamiento agrandó aún más la brecha.

Cuando Johnson anunció una flexibilización gradual y pidió a los británicos que puedan hacerlo que vuelvan a trabajar esta semana, Sturgeon advirtió que estas consignas no se aplican a Escocia.

“Permítanme ser franca sobre las consecuencias si hacemos esto. La gente morirá innecesariamente”, comentó Sturgeon, quien siente que estas relajaciones son prematuras en su región.

Muy dado a los eslóganes políticos, Johnson cambió su mantra de “quedarse en casa” por el de “permanecer alerta”.

Pero Sturgeon lo ve como un mensaje “vago e impreciso” y sigue llamando a los escoceses a no abandonar sus hogares.

Las autoridades de Gales e Irlanda del Norte, otras dos naciones semiautónomas del Reino Unido, están en la misma línea de cautela, lo que hace temer un desconfinamiento dispar dentro del país. Pero Sturgeon es la más virulenta y su enfoque parece seducir a sus conciudadanos.

Según una encuesta de YouGov, el 71% de los escoceses creen que está tomando las decisiones correctas, en comparación con el 40% para Johnson, que ha sido criticado por tardar demasiado en darse cuenta de la magnitud de la crisis.

Como resultado, su Partido Nacionalista Escocés (SNP) tiene el viento a favor y obtendría 51% de los votos si se celebraran ahora elecciones en Escocia, según el sondeo. Las próximas elecciones están previstas en 2021.

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