CRUCE
Ambas potencias nucleares están en conflicto desde 1947.
El peor ataque terrorista en la Cachemira india, ocurrido hace dos semanas y en el que murieron 42 policías, ha desembocado en una escalada de tensión entre la India y Pakistán de la que nadie está dispuesto a salir perdedor mostrando debilidad.
Al bombardeo llevado a cabo el martes por cazas indios a campamentos insurgentes dentro de territorio paquistaní siguió ayer miércoles una supuesta incursión de aviones paquistaníes en la Cachemira india, unos ataques aéreos sin precedentes desde hace casi cincuenta años.
Ajai Sahni, director del Instituto de Gestión de Conflictos de Nueva Delhi, se mostró pesimista ante la posibilidad de que ambas potencias alcancen pronto una solución al conflicto.
“El problema ahora mismo es que todo esto se ha unido a una campaña política y, más importante, a una campaña electoral. Tenemos elecciones generales (en la India) en un par de meses, y el gobierno indio ha puesto en el centro de su campaña la cuestión de castigar y humillar a Pakistán”, lamentó Sahni.
El ataque a las fuerzas de seguridad indias en la conflictiva región de Cachemira, disputada por ambos países, fue reivindicado por el gru- po terrorista con base en Pakistán Jaish-e-Mohammed (JeM), por lo que Nueva Delhi ha denunciado la implicación de su vecino.
El analista dijo que esto obligó al primer ministro, Narendra Modi, a sacar músculo militar con el beneficio añadido de silenciar momentáneamente a la oposición india.
Pakistán e India están determinados a no dar un paso atrás, explicó Ajai Sahni, y la única solución sería encontrar una fórmula para salvar la reputación de ambos países, que han librado tres guerras y numerosos conflictos menores desde su nacimiento en el año 1947.
Pero a pesar del aumento de la tensión, Sahni no cree que vaya a estallar una guerra convencional o nuclear: “ninguno de los dos países es suicida”.
Al igual que sucede en la Línea de Control (LoC, frontera de facto en Cachemira), donde ambos países bombardean posiciones enemigas frecuentemente, la India y Pakistán podrían comenzar a hacer incursiones aéreas periódicas.
“Ellos perderán un avión, nosotros perderemos un avión, y esta locura continuará porque ningún bando está dispuesto a retirarse pero tampoco quiere elevar la tensión más allá de cierto punto”, explicó.