AFP, EFE
Miles de personas se congregaron ayer domingo bajo la nieve para manifestarse a favor o en contra del suspendido presidente Yoon Suk Yeol, menos de dos días antes de vencerse el plazo para su arresto por la fallida promulgación de una ley marcial.
Los manifestantes llegaron a la residencia de Yoon y a las principales calles de Seúl poco después de un infructuoso intento de detener al presidente, con un bando defendiendo su arresto y otro que apoya su continuación en el poder.
Yoon hundió al país en el caos político en diciembre con su malograda promulgación de una ley marcial, y desde entonces permanece encerrado en la residencia presidencial, rodeado por cientos de oficiales de seguridad para resistir los intentos de detención.
Yoon Suk-yeol tiene previsto testificar en su juicio ante el Tribunal Constitucional para determinar si su destitución será definitiva o no en relación a su fallida declaración de la ley marcial en diciembre, según indicó hoy domingo uno de sus abogados.
“El presidente planea hacer acto de presencia en una fecha apropiada y explicar su postura”, explicó en declaraciones a los medios el abogado Yun Gap-geun, sugiriendo que tal vez Yoon acude a la primera vista del juicio, que se celebrará el próximo 16 de enero.
No fue preciso que el presidente asistiese a las dos vistas previas preparatorias del proceso, aunque la ley surcoreana requiere que esté presente en las vistas ordinarias.
Sin embargo, si no acude en alguna de las fechas que se han fijado para las cinco sesiones ordinarias (14, 16, 21 y 23 de enero y 4 de febrero) la vista en cuestión podrá moverse a una fecha diferente.
Si Yoon no apareciera una segunda vez, el tribunal tiene entonces potestad para seguir adelante con el procedimiento sin su presencia.
El presidente ha rechazado cooperar con las autoridades en la investigación penal que se está llevando a cabo contra él por declarar la ley marcial el pasado 3 de diciembre y no ha acudido a ninguna citación para declarar. Por ello, la oficina anticorrupción obtuvo una orden para arrestarlo temporalmente y lograr que declare, pero el Servicio de Seguridad Presidencial (PSS) evitó el viernes que los investigadores accedieran a su vivienda en Seúl tras varias horas de tenso enfrentamiento.
Los abogados de Yoon han pedido una anulación judicial para la orden, ya que argumentan que solo la Fiscalía, y no la oficina anticorrupción, puede solicitar un arresto por un supuesto delito de insurrección, el único al que no es inmune un presidente surcoreano. Corea del Sur castiga a los líderes de un movimiento de insurrección con cadena perpetua o la pena capital (sobre la cual existe una moratoria en el país desde hace casi 40 años).
Plazo
En caso de que puedan arrestarlo los investigadores disponen de 48 horas (que se vencen hoy lunes)I para interrogar a Yoon e incluso solicitar una orden para prolongar la detención si lo creen necesario.
Yoon, al que se ha prohibido salir del país, fue destituido por el Parlamento el pasado 14 de diciembre y está a la espera de que el Tribunal Constitucional decida de aquí a junio si lo restituye o cesa definitivamente.
Un informe de los fiscales que investigan a Yoon indicó que el suspendido presidente ignoró las objeciones de importantes miembros de su gabinete al promulgar la ley marcial. Según el informe, diversos ministros del gabinete le informaron de las graves repercusiones políticas, diplomáticas y económicas de la ley marcial.
El opositor Partido Democrático pidió la disolución de los servicios de seguridad que protegen a Yoon luego de que los investigadores fueron impedidos de detenerlo por centenares de agentes.
Delito sin inmunidad
Yoon enfrenta cargos criminales por insurrección, uno de los pocos delitos que no están protegidos por la inmunidad presidencial en Corea del Sur, con lo cual podría ser sentenciado a prisión o incluso a la pena de muerte.
Si se ejecuta la orden, Yoon sería el primer presidente surcoreano en ejercicio en ser arrestado.
Blinken de visita en plena crisis política
El jefe de la diplomacia estadounidense, Antony Blinken, llegó hoy a Corea del Sur, en plena crisis política y el mismo día en el que expira la orden de arresto del presidente suspendido por su intento fallido de imponer la ley marcial.
El secretario de Estado norteamericano inició en la capital Seúl el que será probablemente su último viaje antes de la investidura del presidente electo estadounidense Donald Trump, con etapas previstas también en Japón y en Francia.
Yoon sigue siendo el presidente de Corea del Sur, pero está suspendido a la espera de la decisión del Tribunal Constitucional sobre su destitución.
La visita del secretario de Estado se enmarca en los esfuerzos del presidente saliente Joe Biden de construir alianzas con la cuarta mayor economía de Asia.
El departamento de Estado no mencionó en un comunicado la crisis política, pero dijo que Blinken trataría de preservar la cooperación entre EE.UU., Corea del Sur y Japón, sede de tropas estadounidenses y que mantiene una relación tensa y a menudo competitiva con Seúl.
La visita de Blinken se produce en un momento de cambio en ambos países, con el regreso de Trump a la Casa Blanca.