¿Cuál es el futuro de Venezuela y qué oxígeno le queda –o no- al régimen chavista en el poder?

Una de las medidas de Maduro será convocar a una comisión para poner en marcha una reforma constitucional. Mientras tanto, la oposición entra en el desafío de mantener la presión sobre la dictadura.

Compartir esta noticia
Soldados venezolanos
Soldados venezolanos.
Foto: AFP.

Inés Capdevilla, La Nación(GDA)/ Buenos Aires
Nicolás Maduro juró el pasado 10 de enero como presidente en una sala más chica y menos poblada que la que usó en sus dos anteriores asunciones y en una Venezuela de blindaje terrestre, aéreo y marítimo y de ostentación de armas. Para ser un dictador recién graduado, son demasiadas señales de nervios, miedo, debilidad y aislamiento.

¿Tendrá oxígeno Maduro para perpetuarse en la dictadura como los dos únicos presidentes presentes en su jura, el cubano Miguel Díaz-Canel y el nicaragüense Daniel Ortega?

En sus más de 11 años de presidencia, Maduro reemplazó legitimidad electoral y popular por fuerza y represión. Apeló a la intimidación de la violencia porque, sin actas electorales, no pudo persuadir al mundo de que había ganado las elecciones del 28 de julio pasado. Persiguió en las calles a la oposición porque no le pudo ganar en las urnas. Hipotecó la gestión ante Diosdado Cabello, halcón entre halcones, y ante las fuerzas armadas para garantizar su propia permanencia. Parceló la economía ilegal entre grupos criminales para abastecer las arcas paralelas del régimen y de su “boliempresariado”.

El chavismo empieza ahora una etapa que estremece a los venezolanos e incomoda a la izquierda latinoamericana, la de la dictadura pura y dura. No será un capítulo fluido ni fácil para Maduro; las armas y argumentos para su subsistencia tienen doble filo.

Una de las esperanzas de la oposición desde julio a hoy fue que los mandos medios de las fuerzas armadas, tan golpeados como los civiles por la crisis económica e institucional, se sublevaran contra las jerarquías militares y contra el gobierno chavista. María Corina Machado apeló directamente a ellos en sus mensajes desde la clandestinidad. Poca o ninguna chance existió de que eso sucediera en las filas intermedias. Menos aún en las jerarquías, como también pidió Edmundo González Urrutia.

De eso se empezó a encargar Hugo Chávez en 2007, luego de que los venezolanos le pusieran límites, en un referéndum, a sus ambiciones de reelección indefinida. Su mentor, Fidel Castro, le dio un consejo originado en su propia experiencia: para mantener el poder hay que garantizarse el control total y absoluto de las fuerzas armadas. Más de 17 años después, las fuerzas armadas venezolanas responden a un solo jefe, el chavismo.

“El régimen tiene todo el aparato coercitivo y está dispuesto a usarlo. No se puede hacer una lectura de las fuerzas armadas como si fueran de un país democrático. El chavismo alentó la corrupción de sus propias fuerzas; aquí hay dádivas y negocios muy lucrativos que van en todas las direcciones. [Las fuerzas armadas] no están interesadas en un regreso de la democracia; sienten que de suceder eso, quedarían expuestas a la justicia internacional y local”, advierte Ronal Rodríguez, investigador del Observatorio de Venezuela, de la colombiana Universidad del Rosario.

“Maduro blindó su gobierno contra golpes con rotaciones, purgas y ascensos. En Venezuela hoy hay 2100 generales, más del doble de los 800 que hay en las fuerzas armadas norteamericanas [que multiplican exponencialmente a las bolivarianas en tropas, armas y presupuesto]. Eso tiene dos consecuencias. La primera es que están comprando lealtades. La segunda, que con tantos generales es muy difícil organizar y coordinar un golpe”, dice, en diálogo con La Nación, John Polga-Heicimovich, profesor de la Escuela Naval de EE.UU.

Desafíos

La oposición enfrentará sus dilemas y su nuevo capítulo. Tiene una líder consolidada y una estrategia electoral planificada. El desafío será mantener la presión sobre Maduro y la unidad de un arco opositor que, en la trastienda, ya empieza a pasarse facturas. El mayor reto será seguir alimentando la ilusión y la energía de los venezolanos que tantas veces se esperanzaron con un giro democrático y convencerlos de que al dictador de Caracas le queda poco oxígeno aun cuando el capítulo dictatorial empieza a escribirse.

Estrategia

La estrategia del miedo y de la coerción tienen varios riesgos, que a su vez son límites, y la pregunta en esta nueva etapa es cuán duradera será. En Nicaragua y Cuba esa política de la intimidación y represión sistemática fortaleció a las dictaduras de los Castro y de los Ortega. Pero Venezuela es diferente.

Por un lado, la oposición está más movilizada y ya aprendió a sobrevivir una y otra vez a las trampas chavistas. Como Maduro, sabe resistir. Por el otro, el oficialismo venezolano tuvo, hasta hace muy poco, ambiciones de reputación democrática y legitimidad internacional. Esas aspiraciones, aun cuando sean en burbujas y silenciadas, chocan contra la estrategia de la violencia. Y generan reproches e internas. “Con las elecciones, Maduro calculó y perdió mal. Pensó que iba a ganar y después no supo hacerlo”, dice desde Caracas, Phil Gunson, analista para la región andina del Crisis Group.

Maduro quedó así vulnerable ante las alas más y menos duras del chavismo. Ante la primera, porque llamó a elecciones cuando eran evidentes la fortaleza y versatilidad de Machado. Ante la segunda, porque no logró retener ni siquiera el voto de los bastiones más históricos del chavismo. Como si no fuera poco, quedó en deuda con las fuerzas armadas por sostenerlo.

“Su dependencia de las fuerzas armadas es mayor que nunca. La figura de Padrino salió reforzada. Pero al mismo tiempo viene Diosdado Cabello, que también salió reforzado y ahora tiene un poder extra porque es ministro del Interior”, agrega Gunson.

Como toda dictadura, el gobierno de Maduro se selló herméticamente e hizo de la opacidad una aliada. Hoy las internas se desarrollan fuera de la vista pública de las calles venezolanas, pero tendrá en un futuro no muy lejano un escenario de potencial filtración.

Una de las primeras medidas del dictador Maduro será convocar a una comisión para poner en marcha una reforma constitucional que delinee la “Venezuela de los próximos 30 años”. Allí se plasmarán las diferencias entre los dos hombres fuertes del régimen, Maduro y Cabello.

Uno busca, según Gunson, “un Estado comunal, un simulacro de democracia participativa” y el otro “ser Nicaragua”, hoy dominada por el totalitarismo de los Ortega.

reacción

Fuerza Armada rechaza sanciones

La Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) de Venezuela expresó ayer sábado su “más enérgico y categórico rechazo” a las sanciones anunciadas en la víspera por EE.UU., la Unión Europea (UE) y el Reino Unido, que negaron legitimidad a la toma de posesión de Maduro, quien juró el viernes como mandatario para un tercer sexenio consecutivo en el poder.

A través de un comunicado -suscrito y compartido en redes sociales por el jefe del Comando Estratégico Operacional (Ceofanb), Domingo Hernández Lárez-, la institución militar expresó que se trata de una “acción desesperada” por parte de la “infausta cofradía imperial”. Sin embargo, la Fuerza Armada aseguró que estas sanciones, que calificó de “burdas maniobras”, fortalecen sus “convicciones de dignidad, honor y autodeterminación” y avivan “la lucha inquebrantable por la libertad, soberanía e independencia” de Venezuela.

El viernes, el Departamento del Tesoro estadounidense impuso sanciones a ocho funcionarios venezolanos a los que acusa de “represión”, como el presidente de la petrolera estatal Pdvsa, Héctor Obregón, o el titular de Transporte, Ramón Velásquez. También incluyó al mayor general Manuel Castillo, segundo comandante y jefe de Estado Mayor del Ceofanb; a Danny Ferrer, viceministro del Sistema Integrado de Investigación Penal; al general de división José Figuera, comandante de la Zona Operativa de Defensa Integral (ZODI) Capital; y Félix Osorio, viceministro de Política Interior y Seguridad Jurídica.

Por su parte, la UE aprobó sanciones contra la presidenta del Supremo, la chavista Caryslia Rodríguez, y otros 14 funcionarios por considerar que han socavado la democracia y el Estado de derecho en ese país, lo que eleva a 69 los venezolanos sancionados por el bloque comunitario. EFE

Alertan sobre más de 30 detenciones masivas

La líder opositora de Venezuela María Corina Machado alertó ayer sábado de la detención, en “las últimas horas”, de más de una treintena de personas por parte de “fuerzas represoras de (Nicolás) Maduro”, juramentado como mandatario para un tercer sexenio en el poder, tras su cuestionada reelección otorgada por el organismo comicial, controlado por el chavismo.

Corina Machado
Corina Machado asegura que González Urrutia volverá en el "momento correcto" al país
Foto: AFP

“En las últimas horas, más de 30 venezolanos que protestaban el 9 de enero pacífica y organizadamente fueron secuestrados por las fuerzas represoras de Maduro”, dijo ayer Machado en la red social X, donde indicó que estos hechos se registraron en Caracas y en 12 regiones del país.

La exdiputada denunció que fueron “secuestrados” Julio Balza, periodista e integrante de su equipo nacional de comunicaciones; Manuel Muñoz, coordinador de Vente Joven -del partido liderado por la exdiputada- en Caracas; Noel Álvarez, jefe del comando de campaña del antichavismo en el estado Miranda (norte); y Zyad Naime, secretario político en Vente Yaracuy.

“También Roalmi Cabeza, un joven que nos acompañaba en moto a mi salida de la concentración (el jueves), (quien) fue herido de bala y secuestrado. Mi corazón con ellos, con sus familias y amigos. Son unos héroes. Todos serán libres. Venezuela será libre”, agregó Machado. EFE

¿Encontraste un error?

Reportar

Temas relacionados

GDAVenezuelaNicolás Maduro

Te puede interesar