¿Cuál es la nueva política exterior de EE.UU. 20 años después de los atentados del 11-S?

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Derrumbe de una de las Torres Gemelas en Nueva York tras el atentado terrorista de Al Qaeda.
Derrumbe de una de las Torres Gemelas en Nueva York tras el atentado terrorista de Al Qaeda.
Foto: Archivo El País

ANIVERSARIO DE LOS ATAQUES TERRORISTAS

Con el retiro de Afganistán, Estados Unidos dio por terminada la era de las grandes intervenciones militares en otros países, para entrar en la época de “la disuasión integrada”.

Estados Unidos conmemora hoy sábado el 20 aniversario de los atentados que cambiaron al mundo. Este 11-S encuentra al presidente Joe Biden debilitado por el final caótico de la guerra en Afganistán, que Estados Unidos inició apenas un mes después de los atentados para eliminar a la organización terroristas Al Qaeda y a su líder, Osama Bin Laden.

Veinte años después, la emoción sigue viva en un país conmocionado por los ataques del 11 de septiembre de 2001. Esa mañana, 19 terroristas, la mayoría saudíes, miembros de Al Qaeda, secuestraron cuatro aviones comerciales y los estrellaron contra las Torres Gemelas de Nueva York, el Pentágono en Washington, mientras un cuarto, presuntamente dirigido al Congreso, cayó en un campo en Pensilvania.

En las dos décadas siguientes, un nuevo rascacielos se erigió en Manhattan para reemplazar las Torres Gemelas. Bin Laden fue asesinado en 2011 y los talibanes en Afganistán, que fueron expulsados por Estados Unidos por darle refugio al líder de Al Qaeda, están de nuevo en el poder.

Biden, que dio continuidad a la decisión de su predecesor Donald Trump de poner fin al despliegue militar de Estados Unidos en Afganistán, enfrenta fuertes críticas por la caótica evacuación de Kabul, marcada por la muerte de 13 militares en un atentado el pasado 26 de agosto reivindicado por la rama afgana del Estado Islámico (ISIS). En ese atentado murieron más de cien civiles.

Nueva estrategia.

Así, con el retiro de Afganistán, Estados Unidos dio por terminada la era de las grandes intervenciones militares en otros países, para entrar en la época de “la disuasión integrada” frente a sus grandes competidores en el tablero internacional: China y Rusia. El propio Biden lo dijo nada más dar por concluido el repliegue de Afganistán: se acabó rehacer o reconstruir otras naciones; Estados Unidos no quiere volver a mandar grandes contingentes militares a otros países para luchar contra el terrorismo o proteger la democracia, porque está a otra cosa.

Aun así, el repliegue estadounidense de Afganistán ha sido tan desastroso que está por ver si afectará los planes de Biden.

Por el momento, el presidente está resuelto a afrontar los desafíos actuales con una receta diferente a la empleada hace 20 años.

Familias afganas en la frontera de Afganistán. Foto: AFP
Familias afganas en la frontera de Afganistán. Foto: AFP

Sus retos prioritarios, según la Evaluación de Amenazas Anual de 2021 de la inteligencia estadounidense, son China, Rusia, Irán, Corea del Norte, la pandemia, la crisis climática, los ciberataques y el terrorismo global, frente a los que el estamento militar plantea adoptar la estrategia de la “disuasión integrada”.

El concepto fue utilizado por primera vez por el secretario de Defensa, Lloyd Austin, en su primer gran discurso a finales de abril en un escenario simbólico, la base de Pearl Harbor, en Hawái, sede del Comando del Indo-Pacífico. Austin explicó que la estrategia supone emplear “las capacidades existentes y construir otras nuevas, y usarlas todas de manera interconectada, mano a mano con los aliados y socios”.

El Gobierno estadounidense quiere usar todas las herramientas militares, económicas y diplomáticas para disuadir a adversarios como China de buscar una agresión, declaró a EFE el director del Centro de Conceptos de Defensa y Tecnología del Instituto Hudson, Bryan Clark.

Al final no deja de ser una adaptación a los tiempos que corren, dado que es poco probable que China o Rusia lancen una invasión o ataque militar a gran escala, y lo esperable es que se centren más en lo que los expertos denominan “agresiones de zona gris”.

Estas consisten en ataques limitados o agresiones no militares, como el pirateo informático, la desinformación o prácticas comerciales subversivas, que se producen en una área gris donde no hay guerra, pero tampoco hay paz.

En un artículo en mayo pasado, el director de Investigación Política Exterior del laboratorio de ideas Brookings, Michael E. O’Hanlon, ponía el ejemplo de un caso hipotético en que Rusia o China tomen el control de una isla disputada en el mar Báltico o el Pacífico Occidental.

Ante esta situación, una respuesta a gran escala de Estados Unidos y sus aliados podría ser desproporcionada, alertaba O’Hanlon, pero no actuar tampoco sería coherente con los compromisos y obligaciones adquiridos por Washington.

Aquí, entonces, entraría a jugar la disuasión integrada, con la que Estados Unidos podría utilizar componentes militares con la reubicación de sus fuerzas durante y después de la crisis, el envío de refuerzos para su defensa y quizás algún ataque contra el enemigo, pero posiblemente en un lugar distinto al de la agresión.

Y también instrumentos económicos, como la imposición de sanciones o restricciones contra un sector determinado.

Ya lo decía Austin en un editorial publicado en el diario The Washington Post en mayo: “Cualquier adversario que piense en presionar para lograr ventaja en un dominio debe saber que responderemos no solo en ese dominio, sino en muchos otros también”.

“El poder de disuadir -agregó- reside en nuestra capacidad de responder a la agresión en el momento y manera que elijamos”.

Según Clark, la tendencia en las operaciones castrenses va más hacia “ganar ventaja a la hora de tomar decisiones que (hacia) simplemente intentar destruir al enemigo”.

“Las operaciones del futuro también incorporarán más elementos de alta tecnología, como sistemas autónomos, inteligencia artificial, ciberoperaciones y guerra electromagnética”, detalla.

Y augura que, cuando las naciones vayan a la guerra, esas tecnologías permitirán a cada parte centrarse más en confundir y alterar la estrategia del rival, “como ocurre en la zona gris”, con más efectos letales ofensivos.

Como puntualiza la profesora de la Universidad de Syracuse Kristen Patel, experta en programas analíticos y de Inteligencia, los retos en los que ha decidido enfocarse la Casa Blanca no son nuevos, sino que ya existían y ahora son más prioritarios. “El Gobierno está centrado en garantizar que Estados Unidos es económicamente competitivo, en particular frente a amenazas por parte de China contra los marcos económico y financiero. (Con información de AFP, y EFE)

Presidentes en actos de homenaje a las víctimas

El presidente Joe Biden y su esposa Jill estarán hoy sábado a Nueva York para participar en la ceremonia de homenaje, en la que, como cada año, se leerán los nombres de las 2.977 personas que perecieron en los ataques del 11-S. La pareja presidencial, que estará acompañada por otros expresidentes en el acto, se desplazará posteriormente a Pensilvania y al Pentágono. No está previsto que Biden pronuncie ningún discurso. La denominada Zona Cero de Manhattan, donde otrora se erigían las Torres Gemelas, se ha convertido en un lugar de peregrinación y homenaje a las víctimas. Los dos edificios fueron reemplazados por otra torre y un monumento que llevan inscritos los nombres de las 2.753 víctimas de Nueva York.

Los cuatro vuelos del 11-S
Atentado a las Torres Gemelas en 2001. Foto: Archivo El País

Hora 08.46. El vuelo 11 de American Airlines, un Boeing 767 que se dirigía de Boston a Los Ángeles con 92 personas a bordo -incluidos cinco yihadistas-, impacta contra la torre norte del WTC.

Hora 09.03. El vuelo 175 de United Airlines, también un Boeing 767 que despegó de Boston con destino a Los Ángeles con 65 personas a bordo -incluidos cinco yihadistas-, se estrella contra la torre sur.

Hora 09.37. El vuelo 77 de American Airlines con 64 personas a bordo, que había despegado del aeropuerto Washington-Dulles, en Virginia, y se dirigía a San Francisco, se estrella contra la fachada oeste del Pentágono tras ser secuestrado por cinco yihadistas.

Hora 09.59. La torre sur del WTC se desploma.

Hora 10.03. El vuelo 93 de United Airlines que viajaba de Newark a San Francisco se estrella en el campo en Shanksville, Pensilvania, con 44 personas a bordo, incluidos cuatro yihadistas.

Hora 10.28. La torre norte del WTC se derrumba.

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