EFE, AFP
En Bolivia el enfrentamiento político entre los dos líderes dentro del oficialismo, el presidente Luis Arce y el exmandatario Evo Morales, hace temer un estallido que lleve a una guerra interna. Lo que comenzó hace tres semanas con bloqueos de rutas por parte de partidarios de Morales buscando evitar una eventual orden de arresto por un caso de supuesta violación a una menor, derivó en la toma de unidades militares por grupos armados que responden al expresidente. El propio Morales, viendo que la situación se le escapa de las manos, pidió ayer a sus seguidores una pausa en los bloqueo y anunció que iniciará una huelga de hambre.
Por su parte, el presidente Arce denunció también ayer viernes que grupos armados afines a Morales tomaron tres unidades militares en el Trópico de Cochabamba, el bastión sindical y político de su rival en el centro del país, y calificó este acto de “traición a la patria”.
“Denunciamos ante el pueblo boliviano y la comunidad internacional que grupos armados afines a Evo Morales han tomado por asalto tres unidades militares en el Trópico de Cochabamba, reteniendo como rehenes a militares y a sus familias, y amenazando sus vidas”, escribió Arce en la red social X.
Arce sostuvo que la toma de una instalación militar “por grupos irregulares en cualquier lugar del mundo es un delito de traición a la Patria” y una “afrenta” a la Constitución, las Fuerzas Armadas y “al propio pueblo boliviano, que rechaza de manera contundente los bloqueos criminales de Evo Morales, así como estas acciones delincuenciales”.
El presidente deploró que se retenga a los militares de estos regimientos, pues ellos no están interviniendo “en ningún operativo” y solamente resguardan sus unidades.
“Ellos (los agentes retenidos) son de origen popular, y muchos también tienen raíces indígenas originarias, como los policías a quienes estos grupos irregulares están disparando con armas letales y lanzando dinamitas”, señaló.
En un video difundido por la prensa boliviana, se ve a 16 militares rodeados de personas que blanden palos con la punta afilada. “El Regimiento Cacique Maraza ha sido tomado por las centrales del Tipnis. Nos han cortado el agua, la luz, nos han tomado como rehenes”, se le escucha decir a un uniformado.
A los Tipnis se les conoce como los territorios indígenas del Chapare, en el departamento de Cochabamba, donde Evo Morales tiene su mayor base política.
Desde ayer se ejecuta un operativo militar y policial en la región central de Cochabamba para levantar los bloqueos de carreteras que desde hace 19 días cumplen los seguidores de Evo Morales.
El ministro de Gobierno (Interior), Eduardo Del Castillo, informó en X que el operativo se enmarca en el plan “Recuperando la Patria”.
“Hasta el momento el avance de las tropas es constante y tiene buenos resultados. La Policía Boliviana no claudicará en su esfuerzo por restablecer el orden y la paz en nuestro país”, dijo el ministro.
Los sectores afines al exmandatario realizan esta medida de presión para que se retiren los procesos judiciales en su contra por trata y estupro, para exigir una solución a la situación económica del país y por la defensa de la candidatura presidencial de Morales lista para las elecciones de 2025.
Los seguidores de Morales exigen además la renuncia de Arce, porque lo culpan de la crisis derivada de la falta de dólares que ha restringido las importaciones de combustible que Bolivia vende a precio subsidiado.
Arce aseguró que, “como Gobierno democráticamente electo”, continuará actuando para “restablecer el orden público (...), la paz social, así como el derecho del pueblo al libre tránsito, al trabajo, al acceso a combustible, alimentos y medicamentos”.
Horas antes, Morales dijo a Arce en una carta abierta que “nadie hubiera imaginado que los últimos meses de su gestión serían tan oscuros y lamentables”, y lo comparó con la expresidenta interina Jeanine Áñez (2019-2020) por el uso de la violencia en su contra, y a la que acusa de haberle dado un “golpe de Estado” en 2019.
Y le advirtió a Arce que si desbloquean las carreteras, él sería el “responsable de herir y dividir a Bolivia”.
Vehículos venezolanos
Arce y Morales están distanciados desde 2021 por diferencias que se profundizaron ante la necesidad de renovar la directiva nacional del gubernamental Movimiento al Socialismo (MAS) y elegir al candidato oficialista para las elecciones de 2025.
La tensión se elevó aún más el pasado fin de semana, cuando Morales denunció que agentes del Estado intentaron a matarlo a balazos en el Chapare, versión que el gobierno desmintió y acusó al expresidente de montar “un teatro”.
Morales admitió el martes que se moviliza en dos vehículos “prestados” por el régimend e Venezuela, lo que fue calificado como una “injerencia” por la fuerza opositora Comunidad Ciudadana (CC).
La polémica surgió a propósito del supuesto ataque armado denunciado por Morales el domingo, debido a que el diputado de CC Jairo Guiteras verificó que al menos uno de los dos vehículos usados ese día por el exgobernante figura como propiedad del presidente en Bolivia de la estatal Petróleos de Venezuela SA (Pdvsa), Miguel Ángel Lozano.
Tres sectores “al borde de la quiebra”
Productores agropecuarios, transportistas y comerciantes del oriente de Bolivia afirmaron ayer viernes que están “al borde de la quiebra” debido a la conflictividad que se vive en el país y con la “estocada final” que genera el bloqueo de carreteras que realizan desde hace 19 días partidarios del expresidente Evo Morales. “Ya no podemos sostener más la crisis económica a la que nos ha llevado el actual Gobierno, la falta de divisas, falta de diésel y el incremento en los costos de producción nos tienen al borde de la quiebra, sumado a esto para dar con la estocada final, llegan los bloqueos”, señalaron en un comunicado. Este escenario de conflictividad se suma a la situación que vive Bolivia desde hace meses con la falta de liquidez de dólares, la escasez de combustible, el incremento de los alimentos de primera necesidad, entre otros.