Centroamérica
ONU expone la violencia del gobierno de Ortega y señala excesos de los opositores.
El Alto Comisionado para los Derechos Humanos de Naciones Unidas instó a la comunidad internacional a tomar medidas para frenar la crisis en Nicaragua, sumida en un "clima de miedo" después de meses de violenta represión de manifestaciones opositoras que han desgarrado al país centroamericano.
"La represión y las represalias contra los manifestantes prosiguen en Nicaragua, mientras el mundo aparta la vista", señaló Zeid Raad Al Hussein en un comunicado, en ocasión de la publicación, ayer miércoles, de un informe.
"La violencia y la impunidad de los últimos cuatro meses han puesto de relieve la fragilidad de las instituciones del país y del Estado de derecho, y han generado un contexto de miedo y desconfianza", agregó.
Zeid advirtió que "debe haber un cambio de actitud (del gobierno) porque de lo contrario las condiciones con el tiempo se asemejrarán a los que vive Venezuela, con una economía debilitada.
Nicaragua es gobernada desde 2006 por el exguerrillero sandinista Daniel Ortega.
Entre las violaciones de los derechos humanos documentados en el informe figuran "el uso desproporcionado de la fuerza por parte de la policía, que a veces se tradujo en ejecuciones extrajudiciales, las desapariciones forzadas, las detenciones arbitrarias y generalizadas, las torturas y los malos tratos".
El informe también destaca la violencia de los opositores y subraya los ataques contra miembros del partido gobernante, funcionarios del gobierno y miembros de las fuerzas de seguridad, subrayando la muerte de 22 policías.
"El grado de brutalidad de algunos de estos episodios, que incluyeron quemaduras, amputaciones y profanación de cadáveres, ilustra la grave degeneración de la crisis", reza el informe que reclama la investigación de esos abusos.
La Oficina del Alto Comisionado divide la crisis en distintas fases: la "represión" de manifestaciones por parte de la policía y elementos armados progubernamentales, seguida de una fase de "limpieza" (desde mediados de junio hasta mediados de julio), durante la cual la policía y los elementos armados progubernamentales desmantelaron las barreras en las carreteras y las barricadas.
Finalmente, los manifestantes y otros opositores al gobierno han sido "perseguidos y criminalizados", según la ONU, que destaca que los elementos armados actuaron en acuerdo con las autoridades del Estado y la dirección de la Policía nacional.
El gobierno "tolera su acción y les permite actuar con absoluta impunidad", escribe el Alto Comisionado.
"Insto al Consejo de Derechos Humanos y a la comunidad internacional en general a que adopten medidas específicas con el fin de evitar que la crisis actual degenere en disturbios sociales y políticos aún más graves", lanzó Zeid, señalando, como ya lo había hecho en junio, la apertura de una investigación internacional.
Zeid tuvo oportunidad de hablar con líderes del movimiento estudiantil que pide la salida de Ortega, cuyos relatos le impactaron por la gravedad de los hechos.
Las protestas en Nicaragua comenzaron el 18 de abril en rechazo a la reforma de la seguridad social planteada por el gobierno, y derivaron en una expresión masiva de oposición a Daniel Ortega y su señora, la vicepresidenta Rosario Murillo. Ortega retiró el planteo de reforma, pero siguieron las manifestaciones en contra del gobierno, habiéndose producido hechos sangrientos a raíz de la represión destada por las autoridades.
La crisis, la más sangrienta en Nicaragua desde los años 80, ha dejado entre 322 y 448 muertos, según cifras de grupos humanitarios, mientras que el Ejecutivo contabiliza 198 víctimas mortales.
Distintos sectores de la sociedad, desde empresarios a estudiantes, reclaman la renuncia de Ortega y su señora, pero el presidente ha ratificado que no tiene intención de abandonar el cargo. El Frente Sandinista, que es su base de apoyo político, ha realizado movilizaciones en las calles de apoyo al gobierno.
Hubo intentos de diálogo con la Iglesia Catpolica como protagonista, pero los mismos se han visto obstaculizados como consecuencia de los hechos violentos que estremecen al país.
Nicaragua es uno de los países más pobres de América Latina con un PIB de US$ 36.220 millones. Tiene un territorio de 130.370 kilómetros cuadrados situado entre Honduras y Costa Rica y una población de 6,1 millones.