Desde desarrollo farmacéutico hasta una industria espacial en Uruguay: lo que vislumbra la embajada británica

Entre las prioridades del nuevo embajador, Mal Green, está el desarrollo del sector farmaceutico, y asegura que en el mandato de Orsi se puede empezar y cerrar el desarrollo de una industria espacial.

Compartir esta noticia
Malcom Green, embajador británico en Uruguay.
Malcom Green, embajador británico en Uruguay.
Foto: Estefanía Leal

Malcom Green, flamante embajador británico en Uruguay, es un diplomático con experiencia en la región. Llegó a Montevideo en agosto, en sustitución de la embajadora Faye O’Connor. Se ha desempeñado como Subjefe de Misión y Cónsul General en Argentina y Chile entre 2013 y 2018, y ocupó un puesto en la sección de Política en Argentina entre 2003 y 2006. Tiene amplia experiencia en asuntos multilaterales, misiones de paz, seguridad y derechos humanos en puestos desempeñados en Londres y en la Misión de Reino Unido en Naciones Unidas.

En diálogo con El País, comentó sus primeras impresiones tras su llegada hace tres meses, y destacó la industria farmacéutica, la aeroespacial y el fútbol como oportunidades de intercambio comercial, científico y cultural. Además, elogió el proceso electoral uruguayo y, en su opinión, la transición de gobierno se ha dado de forma "muy respetuosa y en paz".

—La historia entre Uruguay y el Reino Unido tiene casi dos siglos. ¿Qué elementos, qué pilares cree que todavía se mantienen hoy en día y en qué lugares puede haber potencial para fortalecer los lazos en el futuro?
—Tenemos una larga historia. Lo interesante para mí es que en Inglaterra, en la escuela, no aprendemos de la historia de Latinoamérica. Estamos mucho más con los vikingos, los romanos, la Segunda Guerra Mundial... Pero se nota aquí que hubo una presencia importante de la comunidad británica aquí, y todavía hay una comunidad pequeña pero activa, que tiene vínculos con la sociedad. Más allá de la historia, tenemos un vínculo fuerte en la sociedad: creo que podemos construir más. Por ejemplo, en innovación y tecnología. Lo veo aquí, como por ejemplo con el Hospital Británico, que es posiblemente el mejor hospital aquí en Uruguay, con una comunidad muy activa que le interesa dar apoyo a la sociedad en su conjunto. Y tiene un vínculo con empresas británicas que desarrollan alta tecnología, como robots que hacen cirugías, por ejemplo. Lo que siempre digo es que hay que impulsar un poco más esa conexión con la sociedad. Buscar la forma de traer expertos de distintas partes del mundo para ofrecer charlas que podrían ser con la comunidad que trabaja en todos los hospitales del Uruguay. Sobre todo, construir sobre esa base interesante y ver si hay oportunidad de dar un impulso a ciencias de innovación, tecnología.

—Construir desde esa base, ¿se refiere concretamente a la salud?
—Por ejemplo. Pero sé que, antes de mi llegada, hicimos un gran esfuerzo en clases de inglés. A través del Plan Ceibal, el Consejo Británico, en 10 años, a través de este plan, dio la oportunidad a 70.000 niños a aprender inglés por año. Y la fuerte presencia del Instituto Anglo en cada ciudad en Uruguay es como tener un consulado en cada departamento. Puedo, sin problemas, visitar un Anglo sin importar dónde esté en Uruguay. Y lo lindo de la lengua es que es una oportunidad de dar pasos, de mejorar la situación (de los jóvenes), más allá de los recursos que hay en la familia. Un buen aprendizaje de una lengua como el inglés, abre puertas, oportunidades, empleo. Aprender otra lengua hace abrir la mente y buscar otras perspectivas. Por ejemplo, en el mundo que tenemos ahora, si estás conectado con un teléfono, no solamente estas "desconectado" de lo que sucede a tu alrededor sino que además, el algoritmo envía contenido y noticias cuyo sentimiento más fuerte es el enojo. Y con el aprendizaje de otra lengua, tienes otra oportunidad para romper ese círculo y escuchar otras opiniones, tener otra perspectiva de lo que está pasando en el mundo.

—Mencionaba lo del enojo en redes sociales. En ese sentido, ¿cómo percibe el posicionamiento de Uruguay hacia el exterior en relación a derechos humanos, temas diplomáticos y comerciales y demás, en un mundo cada vez más polarizado?
—Llegué en un momento espectacular para un diplomático, en un momento de elecciones, cuando en cada reunión estaba hablando del futuro, de reformas, de cambios, de ideas, así que por dos o tres meses estuve de reunión en reunión pensando en áreas en donde podíamos trabajar en conjunto. Por otro lado, había un artículo en Nueva York diciendo que esta era la elección más aburrida del mundo. Para mí, no, pero fue una opinión interesante y entendí que no había tanto ruido en la campaña. Lo que vi fue que, si la campaña era un poco aburrida, el festejo en el resultado, el comportamiento de la gente al ir a votar, eso no fue aburrido para nada. Y he visto una transición en paz, muy madura y muy respetuosa, que para mí era algo raro, desafortunadamente. En muchas de las elecciones del mundo es mucho más común ver conflictos como casi una táctica.

Lo que también veo —y va a ser un comentario naif, estoy seguro—, pero lo que veo aquí es, como mínimo, una forma respetuosa de charlar y conversar entre distintos políticos, distintos partidos políticos, y el resultado, desde hace mucho tiempo, es una estabilidad democrática, económica, en donde hay otros países que sufren cambios muy fuertes cada vez más fuertes, más exagerados. Lo que veo aquí en Uruguay es un cambio pequeño que realmente es un atributo que tiene el país, que no es nada menor. No quiero sonar arrogante, pero sospecho que muchos uruguayos no entienden el valor de eso, porque es tan común, tan usual, que puede ser difícil entender la estabilidad en los temas que mencionaste.

—Vayamos al terreno comercial. Desde el Brexit, el Reino Unido ha buscado ampliar su influencia comercial más allá de la Unión Europea. ¿Qué oportunidades ve en Uruguay? ¿Vislumbra algún sector en particular en el que se pueda invertir?
—Sí, la verdad es que incluso es un problema para mí, porque hay muchas, muchísimas oportunidades. He escuchado, en los pocos meses que tengo como embajador, gente hablando sobre cuán pequeño es Uruguay, lo lejos que está de todo y con un mercado "chiquito" que no tiene influencia afuera y que no está buscándola. Para mí, lo interesante es ver los atributos que tiene Uruguay, y a veces, ese tamaño también es un atributo. Uno de los sectores sobre los que más puedo hablar es el de la investigación farmacéutica, y también la posibilidad de desarrollar una industria espacial local aquí en Uruguay; el negocio de fútbol; y en temas de seguridad hay muchas oportunidades de trabajar juntos. Más que nada, buscar formas de usar innovación y ciencia para aumentar el valor del producto que tiene Uruguay hacia el resto del mundo.

Empecemos con la investigación farmacéutica. Hace una semana, firmó un acuerdo la empresa británica GlaxoSmithKline con el Instituto Pasteur para hacer una investigación de nuevas terapias contra un tipo de leucemia que es el más frecuente en gente de mayores de 60 años. Entonces, con el capital humano de nivel muy alto que tiene el instituto, el acceso a un banco de muestras de largo plazo que tiene el instituto, un ambiente que está muy abierto a aceptar científicos y empresas de afuera y, algo importante para la empresa británica, un costo del 10% de la misma investigación allá, podríamos lograr con éxito un tratamiento. Ese cambio en el costo significa que la empresa podría hacer diez veces más investigación con diez chances más de lograr éxito. Y lo lindo es que —y hay varios ejemplos—, colaboramos entre los dos países para lograr un éxito que realmente no es propiedad de uno u otro, no es beneficio de uno u otro: es un beneficio para todos. Y el resultado de la investigación, esa parte, sí va a ser propiedad uruguaya. No es una transacción donde estamos "sacando valor".

Mal Green, embajador británico en Uruguay.
Mal Green, embajador británico en Uruguay.
Foto: Estefanía Leal

—¿Y el fútbol?
—El fútbol es interesante como ejemplo porque lo que tiene Uruguay es una base de talento muy alta desde hace mucho tiempo. Y, obviamente, no es solo el talento, es en la formación, el entendimiento de cómo formar niños, cómo aumentar el valor o el éxito en el fútbol. Sé que es un sector que necesite, quizá, necesite más regulación; siempre se necesita más atención al hablar de niños. Pero hablando con Montevideo City Torque, que es parte de Manchester City, me dijeron que para ellos el negocio de fútbol no está las camisetas ni entradas para el estadio, sino en los jugadores. Y el modelo es con inversión, tratar de vender un jugador por un precio más alto de toda la inversión que hicieron en toda su carrera. Pero más allá, lo bueno del vínculo con Manchester City es que tienen acceso a resultados de investigación y desarrollo de años, que tienen costo e inversión muy alta. Con Manchester City tienen acceso a tecnología que dice, por ejemplo, mirando los jugadores, que tal jugador tiene que tomar una brecha de descanso porque está por tener una lesión. Tienen acceso a esa base de inversión que sería imposible para un equipo como Montevideo City Torque antes. Y si un jugador tiene éxito, tiene acceso a 12 o 13 distintos equipos en todo el mundo para jugar. El negocio del traslado es mucho más fácil.

Y lo digo solamente como un modelo de lo que podemos hacer en colaboración con un nivel de capital humano muy alto, con distintos atributos que no vienen del tamaño del país. En cuanto al tamaño, en el caso de la investigación farmacéutica, no se necesita trabajar con una población de 300 millones personas, solo se necesita el banco de muestras de 30. Ese es otro modelo en el que Uruguay, trabajando con empresas en el Reino Unido, puede lograr un nivel mucho más competitivo y que tiene más valor para la economía en Uruguay.

—Se me ocurre también el tratado de Mercosur-UE, que veremos si sale, pero todo lo que viene mencionando eleva la competitividad del país y agrega valor a los productos uruguayos también para ese mercado.
—Sí, y en términos del espacio, por ejemplo, es muy interesante Uruguay por su posición geográfica porque tiene una una posibilidad de mandar cohetes con satélites hasta una órbita polar del espacio sin cruzar la frontera de Argentina o Brasil, diectamente al mar. Hace un par de semanas nos visitó un experto británico para hablar sobre la posibilidad de desarrollar una industria espacial, en una reunión con empresas privadas, científicos, autoridades de gobierno. Nosotros no tenemos “NASA” en el Reino Unido; tenemos allá como 2.000 empresas que están buscando formas de trabajar en otros países. Hay demanda en este momento. Lo bueno para mí es que con impulso del gobierno uruguayo, podíamos, dentro del mismo mandato del presidente electo Yamandú Orsi, empezar y cerrar el desarrollo de una industria local uruguaya espacial. No estamos hablando de mandar astronautas a la Luna, estamos hablando de satélites que podrían, por ejemplo, ver dónde está agua estancada en el país identificar un riesgo de dengue. O a través de otro proyecto, hablando de seguridad, se podría usar imágenes para ver dónde están los riesgos del traslado del narcotráfico en el control de la frontera en el norte de este país, o combatir la pesca ilegal. Con eso ya estamos trabajando con una empresa de software, una ONG, la Armada y la Fuerza Aérea, para desarrollar algoritmos que faciliten la identificación de actos ilícitos en el mar.

El próximo paso para nosotros es un acuerdo con UTEC para crear, trabajando con ese experto británico, un nuevo centro de investigación geoespacial aquí en Uruguay. Y lo bueno es, como en los otros ejemplos, que el producto, si logramos hacerlo, va a ser propiedad uruguaya. Con inversión británica, obviamente, trabajando con empresas británicas y de otros lugares también, pero va a ser propiedad uruguaya, con empleos y oportunidades de crecimiento económico para el país.

—¿Y qué me dice sobre el valor de la sostenibilidad en este contexto?
—Una de las sorpresas cuando llegué al país era encontrar todo lo que Uruguay hizo en 12 o 15 años en el cambio de la red eléctrica hasta energías renovables. Fue impactante. Es un atributo que tiene Uruguay muy importante. En un nivel muy básico, si tienes una empresa de allá que quiere construir una fábrica nueva, aquí en Uruguay seguro va a entrar en el mercado, construir la fábrica y conectar con la red casi 100% renovable. Eso es realmente muy competitivo. El gobierno británico quiere convertir Gran Bretaña en una superpotencia en términos de energía renovable. Y vamos a hacer año por año una inversión de 50 billones de dólares, mucho viene del sector privado, precisamente para duplicar la producción de energía renovable. Y queremos aprender de las reformas que hicieron nuestros pares, como Uruguay, por ejemplo. Lo que se hizo aquí no se puede trasladar exactamente, pero sí el modelo. Así que, a grandes rasgos, quiero trabajar con Uruguay para dar impulso a esa transición energética en otros países en el mundo.

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar