EFE, AFP
El Ejército israelí acusó ayer jueves al grupo terrorista Hezbolá de operar cerca de los puestos de misión de la ONU en el sur de Líbano y reconoció haber llevado a cabo disparos cerca de su base de Naqoura, donde dos cascos azules indonesios resultaron heridos de carácter leves.

“Esta mañana (por ayer), nuestras tropas operaron en la zona de Naqoura, junto a una base de la FINUL. Dimos instrucciones a las fuerzas de la ONU en la zona para que permanecieran en espacios protegidos, tras lo cual las fuerzas abrieron fuego”, indica un comunicado castrense israelí.

Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) siguen operando en el sur de Líbano y mantienen “la comunicación habitual” con los cascos azules de la misión de paz de la ONU en el Líbano (FINUL).

Al menos dos cascos azules resultaron heridos ayer jueves en un ataque israelí que alcanzó una torre de vigilancia del cuartel general de FINUL.

Tras ese incidente, el portavoz adjunto de la ONU, Farhan Haq, informó en Nueva York de que los cascos azules de FINUL permanecen en sus puestos porque “tienen un papel vital para garantizar la estabilidad en esta parte” en el sur de Líbano.

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Por su parte, la Casa Blanca aseguró que los cascos azules de la misión de la ONU en el sur de Líbano deben estar “protegidos” y “a salvo”, después del ataque israelí que alcanzó la misión de FINUL.

“Obviamente queremos que los cascos azules estén a salvo y protegidos”, dijo la portavoz de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre.

“Entendemos que Israel está llevando a cabo operaciones selectivas cerca de la Línea Azul para destruir la infraestructura de Hezbolá... es fundamental que no amenacen la seguridad de las fuerzas de paz de la ONU”, advirtió por su parte un portavoz del Consejo de Seguridad Nacional.

Italia, uno de los principales contribuyentes de tropas a la FINUL con cerca de 900 militares movilizados, dijo que los actos “podrían constituir crímenes de guerra”, mientras que España pidió que se “garantice” la seguridad de los cascos azules e Irlanda lo calificó de “acto irresponsable” que “debe cesar”.

El ministro de Defensa italiano, Guido Crosetto, denunció un acto “intolerable” y convocó al embajador israelí. “Las acciones hostiles cometidas de manera reiterada por las fuerzas israelíes contra la base de la Finul podrían constituir crímenes de guerra”, advirtió Crosetto en una rueda de prensa tras reunirse con el representante israelí, quien “no supo dar explicaciones” al respecto.

Ante los pedidos de Israel a la ONU de desplazar su cuartel fuera de la zona de combate, el titular de Defensa italiano se mostró tajante: “Naciones Unidas no puede recibir órdenes de Israel”, dijo.

La FINUL, que cuenta con unos 10.000 soldados de mantenimiento de la paz en el sur de Líbano, ha pedido de forma insistente una tregua desde que el 23 de septiembre se intensificó la escalada entre Israel y Hezbolá.

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Entre sus filas, la Finul cuenta con 700 soldados franceses, 600 españoles y 370 irlandeses.

El ministerio de Relaciones Exteriores francés anunció en un comunicado que “espera explicaciones”, a la vez que recordó la “obligación” de protección a los cascos azules en las zonas de conflicto.

Israel declaró que sus tropas “operaban en la zona de Naqura, junto a una base de la FINUL, y dieron instrucciones a las fuerzas de la ONU que permanecieran en espacios protegidos, tras lo cual abrieron fuego en la zona”.

El jefe de las fuerzas de mantenimiento de la paz de la ONU, Jean-Pierre Lacroix, dijo el jueves en el Consejo de Seguridad de la ONU en Nueva York que la fuerza internacional corre “graves riesgos” y que el domingo 300 cascos azules habían sido reubicados temporalmente en bases más amplias y está previsto el traslado de “otros 200”.

Se ha decidido reducir en un 25% la presencia de la Finul en las posiciones más afectadas, dijo. “La seguridad de las fuerzas de mantenimiento de la paz está cada vez más en peligro”, advirtió.