INTERNACIONAL
Las naciones occidentales denuncian una “deriva autoritaria” rusa y amenazan con nuevas sanciones contra Moscú.
Estados Unidos y los países europeos exigen con firmeza la liberación del opositor ruso Alexéi Navalni, pero también quieren seguir el diálogo estratégico con el presidente Vladimir Putin, lo que puede generar confusión en su mensaje.
De Berlín a Washington, las naciones occidentales denuncian una “deriva autoritaria” rusa y amenazan con nuevas sanciones contra Moscú.
Pero el mandatario ruso no da el brazo a torcer. Navalni permanece detenido desde su regreso a Rusia el 17 de enero después de cinco meses de convalecencia en Alemania por un envenenamiento que, según él, fue ordenado por Putin.
Las manifestaciones que reclaman su liberación son duramente reprimidas. Y siempre que los gobiernos occidentales han pedido explicaciones sobre las circunstancias del envenenamiento -con una sustancia neurotóxica de tipo Novichok, según varios laboratorios europeos- no han obtenido respuesta.
¿Qué pueden esperar los países occidentales de este nuevo pulso con Putin, después del de Ucrania y del caso Skripal, un exagente ruso también envenenado con Novichok en el Reino Unido? Poco o nada, según los expertos.
Quieren “hacer pagar un precio en términos de reputación a Rusia y Putin”, estima François Heisbourg, consejero especial en el International Institute for Strategic Studies (IISS) de Londres y la Fondation pour la Recherche stratégique (FRS) en París.
“Pero no creo que nadie en Occidente espere la liberación de Navalni y todavía menos la caída de Putin o que se rebaje sobre el intento de envenenamiento”, dice a la AFP.
Para Cyrille Bret, profesor en el Instituto de Ciencias Políticas de París, la ofensiva occidental “muestra al poder ruso que Navalni no está aislado a nivel internacional”.