Con información de EFE y AFP
Hay pocas oportunidades en que esta región del mundo recibe casi al mismo tiempo tres cumbres a las que asisten algunos de los principales líderes del mundo, entre ellos los presidentes de Estados Unidos, Joe Biden, y de China, Xi Jinping. Ayer jueves se inauguró laXXIX Cumbre Iberoamericana en Ecuador; hoy viernes será el turno del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) en Perú; y la próxima semana el G20 en Brasil.
La APEC y el G20 serán una despedida para Biden, que el 20 de enero próximo entrega el gobierno a Donald Trump, que desde su elección el pasado 5 de noviembre ha despertado todo tipo de especulaciones sobre cómo será su segundo gobierno. En particular, qué pasará con las guerras en Ucrania y Medio Oriente, y la migración ilegal hacia Estados Unidos.
A nivel regional, la dictadura venezolana es uno de los asuntos que más preocupan, pero poco se espera de la Cumbre Iberoamericana en Ecuador debido a la gran ausencia de jefes de Estado.
Esta cumbre arrancó ayer jueves deslucida por protestas ciudadanas y con una reunión de cancilleres, muchos llegados a Cuenca en sustitución de presidentes y jefes de gobierno que no asistirán.
Bajo el lema “Innovación, inclusión y sostenibilidad”, la cita en la ciudad de Cuenca es una prueba para el gobierno de Daniel Noboa, cuyo país acoge por primera vez el encuentro agobiado por el racionamiento de la electricidad para paliar una sequía histórica y la violencia criminal.
La cumbre se celebra marcada por la ausencia de la mayoría de los 22 jefes de Estado y de Gobierno convocados. Además del anfitrión Noboa, solo participan el rey de España, Felipe VI; y los presidentes de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa; y Andorra, Xavier Espot Zamora. El presidente español Pedro Sánchez no viajó a Ecuador debido a la crisis por las inundaciones en Valencia.
Una de las grandes ausentes es la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, cuyo país rompió relaciones diplomáticas con Ecuador luego del asalto en abril a su embajada en Quito para capturar al asilado exvicepresidente Jorge Glas.
También faltó el argentino Javier Milei, que a Estados Unidos para una cumbre en la que coincidirá con Trump.
El mandatario brasileño, el izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva, descartó viajar a Ecuador para ultimar los preparativos de la reunión del G20 de la que será anfitrión.
“Hay un desinterés total y una confrontación que hace que no vean utilidad en encontrarse en Cuenca”, consideró el excanciller ecuatoriano Francisco Carrión a la agencia AFP.
Asia-Pacífico
Esta edición de la Cumbre Iberoamericana está además ensombrecida por la celebración del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) en Perú a partir de hoy viernes con la presencia de Biden y Xi. Sin duda tendrá más prensa que la de Ecuador.
El presidente de China, Xi Jinping, aterrizó este miércoles en Lima. Xi aprovechará este viaje para reunirse con Joe Biden, y con el primer ministro japonés, Shigeru Ishiba.
Durante su visita a Perú, Xi inaugurará el megapuerto de Chancay, ubicado unos 70 kilómetros al norte de Lima y construido por la empresa estatal china Cosco Shipping, que aspira a convertirse en la joya de la corona en Suramérica de la nueva ruta de la seda. China es el primer socio comercial de Perú.
Biden, por su parte, viajó ayer jueves Perú, en un contexto en el que el regreso de Trump a la Casa Blanca lleva a los líderes de todo el mundo a analizar cómo encarar los futuros cambios en la política exterior estadounidense.
Estas cumbres, la APEC y el G20, serán las últimas a las que Biden acudirá. Biden se ha convertido en lo que en la jerga política de Estados Unidos se conoce como un “pato cojo”, un presidente en su último periodo de mandato con una influencia disminuida por la cercanía de la toma de posesión de su sucesor.
En opinión de Victor Cha, del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS), la atención de estas cumbres girará inevitablemente en torno al “líder ausente”, Trump, y las expectativas sobre su próximo Gobierno en temas como el comercio y las alianzas globales. Biden se encuentra en una posición similar a la que tuvo Barack Obama en 2016, cuando, tras la primera victoria de Trump, asistió a su última cumbre de la APEC en Perú y pidió a los líderes que esperaran a ver lo que traería el cambio de Administración.
“Ahora estamos en una situación muy distinta, ya que conocemos la dinámica de la primera Administración de Trump. En las cumbres habrá una mezcla de lamentos, especulaciones y conjeturas sobre sus políticas”, dijo Cha, quien trabajó en el Gobierno de George W. Bush (2001-2009).
Uno de los momentos más esperados en la APEC de Perú será la bilateral entre Biden y Xi, mañana sábado. Este será su tercer encuentro tras el de hace un año en Woodside (California) y el de hace dos años en Bali, durante el G20.
Trump ha prometido imponer aranceles del 60% a todos los productos de origen chino y ha seleccionado para su equipo a dos “halcones” en la política hacia Pekín: el senador Marco Rubio como futuro secretario de Estado y el congresista Mike Waltz como asesor de Seguridad Nacional.
Río de Janeiro, una ciudad blindada
Río de Janeiro amaneció ayer jueves con militares patrullando las calles, algo ya previsto en el plan para garantizar la seguridad durante la Cumbre del G20 de la próxima semana, pero con las alertas aún más encendidas tras el frustrado atentado del miércoles en Brasilia.
Las autoridades responsables por la seguridad del evento con los jefes de Estado de las mayores economías del mundo dijeron que el plan de seguridad no fue modificado, pero que estarán aún más alertas luego de que un hombre que terminó suicidándose perpetrara un ataque con explosivos frente a la Corte Suprema y a pocos metros del Palacio presidencial y el Congreso.
“Ya estamos trabajando con el nivel de seguridad más elevado posible, pero eso agrega preocupaciones”, afirmó el director general de la Policía Federal, Andrei Rodrigues, en Brasilia.
El secretario de Seguridad Pública de Río de Janeiro, Victor Santos, afirmó que el nivel de seguridad ya es el máximo previsto internacionalmente debido al nivel de las autoridades invitadas, pero que lo ocurrido el miércoles en Brasilia “genera mayor tensión”.
Ambos destacaron la entrada en vigor este mismo jueves del decreto por el que el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, permitió la participación de las Fuerzas Armadas en las tareas para garantizar la seguridad durante la cita.
La medida permite que unos 9.000 militares se sumen a los cerca de 12.000 agentes de policía y miembros de diferentes organismo de seguridad que fueron movilizados para una cumbre en la que son esperadas delegaciones de 40 países y 15 organismos internacionales, entre los cuales los presidentes de Estados Unidos, Joe Biden, y de China, Xi Jinping.
Mientras que los soldados del Ejército apoyarán las tareas de patrulla y vigilancia en las áreas por las que circularán y se alojarán los gobernantes, los miembros de la Marina vigilarán la Bahía de Guanabara, que baña los jardines del Museo de Arte Moderno (MAM), la sede de la cita.
La Fuerza Aérea, por su parte, será responsable por garantizar el espacio aéreo en toda la ciudad, para lo cual fue determinado el cierre temporal del aeropuerto Santos Dumont, utilizado para vuelos regionales y vecino al MAM.
Según la gobernación de Río de Janeiro, el plan de seguridad para la cumbre del lunes y martes también prevé una inspección para buscar posibles artefactos explosivos todos los días y un sistema para detectar y neutralizar drones que se aproximen a unos 14 kilómetros tanto del MAM como de la región hotelera en que estarán las autoridades.