Redacción El País
Dos cables de telecomunicaciones en el mar Báltico sufrieron daños en un lapso de 48 horas, levantando sospechas de que se trate de un sabotaje ruso.
El C-Lion1, un cable submarino de 1.172 km que conecta Finlandia y Alemania a través del Báltico fue cortado ayer lunes indicó su operador, el grupo tecnológico finlandés Cinia.
La policía finlandesa está investigando lo sucedido, pero para Cinia “este tipo de ruptura no se produce en estas aguas sin un impacto exterior”.
Reunidas en Bruselas el lunes, las ministras de Relaciones Exteriores de Alemania, Annalena Baerbock, y de Finlandia, Elina Valtonen, evocaron la amenaza rusa.
La “seguridad europea está amenazada no solo por la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania, sino también por guerras híbridas emprendidas por actores malintencionados”, afirmaron.
El Arelion, otro cable de telecomunicaciones que conecta Suecia con Lituania sufrió daños el domingo, indicó ayer la filial lituana del operador sueco Telia.
“Podemos confirmar que la interrupción de internet no se debió a un fallo de los equipos, sino a daños materiales en el cable de fibra óptica”, dijo la compañía.
El ministro sueco de Defensa Civil, Carl-Oskar Bohlin, indicó que se están investigando los incidentes.
“Es esencial aclarar las razones por las que dos cables no funcionan en el mar Báltico”, dijo en un mensaje a la agencia AFP.
El Ministro de Defensa alemán, Boris Pistorius, dijo ayer martes que los daños se debían sin duda a un “sabotaje”. “Nadie cree que estos cables se cortaran por accidente”, afirmó. A su llegada a la reunión de ministros de Defensa de la Unión Europea (UE) en Bruselas, Pistorius se refirió a la situación de amenaza que representa Rusia, tanto militar como híbrida, según dijo.
Las tensiones en el mar Báltico se dispararon desde la invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022.
Rusia considera el aumento de la presencia de la OTAN cerca de sus fronteras como una provocación y una amenaza para su seguridad. Con la adhesión de Suecia, tras la de Finlandia, todos los países ribereños del mar Báltico, a excepción de Rusia, son ahora miembros de la Alianza Atlántica. [AFP, EFE]