SITUACIÓN POLÍTICA
“El virus es el enemigo de todos; no más divisiones”, afirmó en su primer discurso ante el Senado, que le dio su voto de confianza.
El primer ministro italiano, Mario Draghi, apostó ayer miércoles por reforzar el europeísmo de Italia e impulsar reformas que el país lleva postergando años.
“Como los gobiernos inmediatamente después de la guerra, tenemos la responsabilidad de lanzar una nueva reconstrucción”, dijo durante su primera comparecencia ante el Senado, que anoche le dio su voto de confianza.
El discurso de Draghi, que ha conseguido formar un Gobierno con el apoyo de todas las fuerzas políticas del país, con excepción de la ultranacionalista Hermanos de Italia, fue alabado por los líderes de los partidos, que destacaron su capacidad para agrupar a partidos de diferentes ideologías.
Entre los que le apoyan está la ultraderechista Liga, de Matteo Salvini, quien en 2020 insistía en que la Unión Europea era una desilusión y que un referéndum sobre el euro sería “comprensible”; y el Movimiento 5 Estrellas (M5S) -aunque éste con grandes divisiones internas-, que en 2017 propuso una consulta popular sobre la moneda única, aunque ha dejado de insistir en este punto.
Draghi ha dejado clara una cosa: apoyar a su gobierno es “compartir la irreversibilidad de la elección del euro, la perspectiva de una Unión Europea cada vez más integrada (...)”.
“Sin Italia no hay Europa. Pero fuera de Europa hay menos Italia”, afirmó.
El expresidente del Banco Central Europeo y exgobernador del Banco de Italia insistió en que el país fomente las relaciones estratégicas dentro de la UE con Francia y Alemania, pero también con España, Grecia, Malta y Chipre, con los que comparte la preocupación sobre cómo gestionar en común el fenómeno migratorio.
Italia también deberá reforzar lazos con Estados Unidos, participar en la mejora de las relaciones entre “la UE y Turquía, socio y aliado de la OTAN”, y en el diálogo con Rusia y China.
Expuso una visión estratégica global para un país que tiene mucho trabajo que hacer a nivel interno.
Draghi dio un tirón de orejas a la clase política por posponer durante décadas reformas económicas y les preguntó si están haciendo todo lo posible para “promover el capital humano, la educación, la escuela, la universidad y la cultura”.
El jefe del Gobierno recordó que Italia tiene que superar la crisis económica por el coronavirus, que según muchos organismos no cederá antes de finales de 2022, y aún así no se habrá recuperado por completo de las crisis de 2008 y 2011.
“El virus es el enemigo de todos. No más rivalidades”, dijo.
Italia calcula que en 2020 la deuda se ha situado en el 158% de su PIB por el apoyo a empresas y familias debido a la pandemia, muy lejos del 60% que establece el Pacto de Estabilidad y Crecimiento de la UE, congelado temporalmente.
El Gobierno de Draghi debe diseñar el plan detallado con reformas y objetivos a los que ayudarán los 209.000 millones de euros que llegarán a Italia del Fondo europeo de Recuperación para invertirlos en las áreas que ya determinó el anterior Ejecutivo: digitalización, transición ecológica, infraestructuras, formación e investigación, igualdad y sanidad.
Draghi dijo que Italia necesita una reforma fiscal que imponga cargas tributarias progresivas y luche contra la evasión fiscal, y otra para los mecanismos de protección social, que preserve el empleo y dé coberturas adecuadas a quienes lo pierdan.