Ecuador vive uno de los peores momentos de su historia, tras una ola de violencia de bandas criminales. El presidente Daniel Noboa declaró el pasado martes la existencia de un “conflicto armado interno”, que implicó el despliegue de las fuerzas de seguridad contra el crimen organizado.
Ayer las Fuerzas Armadas ecuatorianas anunciaron que desarticularon nueve organizaciones terroristas en los últimos cuatro días, en el marco del llamado “Plan Fénix”.
El País se comunicó con colegas periodistas en Ecuador, quienes manifestaron que reina una “constante de zozobra en el país, muchísima preocupación, mucha inquietud”. El País también conversó con Mauricio Jaramillo Jassir, profesor e investigador de la Universidad de Rosario, Colombia, especializado en política regional.
- ¿Cómo es posible que la situación en Ecuador haya escalado así?, ¿se podría haber evitado?
- Por lo menos desde el año 2020 se podía prever. En esa fecha muere “Rasquiña” (Jorge Luis Zambrano), el líder de la banda Los Choneros, y a partir de allí se dan las peores masacres en las cárceles de Ecuador, en toda su historia. Mi impresión es que, en ese momento, el Estado ecuatoriano no reaccionó. Pensó que militarizando las ciudades y abusando del estado de excepción podía mantener a raya el crimen y lo que hemos visto desde 2020 es una agudización de la violencia, con picos como el asesinato del candidato Fernando Villavicencio en las últimas elecciones y algunas masacres a las que los ecuatorianos no están acostumbrados, sobre todo desde las cárceles a las calles. Lo que pasó ahora pienso que sí se veía venir, aunque no de la manera tan dramática como fue.
- Daniel Noboa asumió la presidencia de Ecuador en el pasado noviembre, ¿piensa que el cambio de manos de Guillermo Lasso a Noboa pudo haber sido el detonante del desenlace violento?
-Uno puede pensar que han aprovechado la transitoriedad de Noboa como presidente por apenas un año, pero este es un problema más estructural que hubiese podido pasar también con Lasso. La violencia se desencadena a partir de la fuga de “Fito”, un líder criminal muy peligroso, y esa fuga solo se entiende con la participación de la policía. El negocio del narcotráfico es tan rentable que le permite a sus criminales ofrecer coimas a la policía y a los servicios de inteligencia, en círculos de corrupción grandes difíciles de romper.
La región ha sido deficiente en acuerdos
-¿Por qué ha aumentado tanto el crimen organizado en Ecuador en pocos años?
-Eso tiene que ver con un Estado cada vez más debilitado. En el período de Guillermo Lasso hubo una degradación del nivel de vida, también está el tema de que Ecuador no tiene fuerzas policiales ni fuerzas armadas como para combatir este fenómeno, porque hasta ahora ha sido un país pacífico, sin grandes problemas de seguridad. La violencia se ha venido expandiendo a medida que Ecuador no tiene con qué responder en términos de seguridad. Y como decía, también tiene que ver con la degradación de la condición de vida. Ecuador fue uno de los países más golpeados por el covid durante el período de Lenín Moreno, nunca hubo una total recuperación y el Estado se hizo más débil. Esa mezcla explica el aumento de la violencia.
-Han circulado fuertes imágenes de las cárceles ecuatorianas con los presos con torsos desnudos siendo controlados, ¿es posible que Ecuador vaya hacia una política similar a la de Bukele, más allá de que el gobierno lo niega?
-Se ha manejado esa posibilidad porque, además, uno de los asuntos que más se evocó durante la campaña presidencial fue el tema de la seguridad. Habida cuenta del asesinato del candidato Fernando Villavicencio, hay quienes piden seguir un modelo del estilo Bukele. Y está el caso de Jan Topic, un candidato que es un poco el “Bukele ecuatoriano”. Uno ve que estas cosas empiezan a ganar autoridad, la gente tiene miedo y quiere respuestas rápidas y obviamente el modelo de Bukele da esas respuestas. Pero no creo que eso suceda, porque cuando ha habido intentos de autoritarismo en Ecuador, la gente se ha levantado. Por ejemplo, en el caso de Lucho Gutiérrez, cuando destituyó a una serie de jueces (2005), la gente salió a las calles y terminó destruyéndolo. En Ecuador sería muy difícil poner en marcha un sistema que cercene las libertades, que acalle a jueces, a magistrados, a la oposición, que es lo que sucedía en El Salvador, adonde algunas figuras fueron acumulando poder. Ahora, es cierto que cuanto más terror siembren las mafias, más estímulos habrá para que se imponga el modelo de Bukele.
-La ministra de Seguridad Patricia Bullrich dijo que Argentina está dispuesta a enviar apoyo militar a Ecuador; Perú y Colombia reforzaron sus fronteras y existe cierto temor regional de que el narcoterrorismo se expanda. ¿Cómo ve las reacciones internacionales?
-Sí, hay mucho temor, dependiendo de la cercanía. En Colombia, hay temor por la frontera ecuatoriana y el envío de 1.500 presos de Ecuador a Colombia que se manejó. Lo que vemos es una expansión de los problemas de seguridad desde Ecuador y hacia Ecuador. No hay que olvidarnos que Ecuador ha recibido buena parte del impacto del narcotráfico de Colombia y de México, y es un país que recibe gran demanda de droga de Europa. Entonces, está la pregunta de qué tanto puede afectar lo que pasa en Ecuador en la región, pero también está la pregunta de cómo lo que pasa en la región afecta a Ecuador. La problemática va en dos sentidos. Y el común denominador es la falla de los gobiernos, que no logran ponerse de acuerdo para tener una voz respecto de la droga. Algunos países creen que lo mejor es la fuerza del prohibicionismo, en otros, por ejemplo en Uruguay, se piensa en un modelo más liberal. No hay una estrategia o política concentrada en estos temas. La región ha sido deficiente en ponerse de acuerdo para llevar soluciones a este problema.
-¿Qué puede pasar de ahora en más en Ecuador?
-A Noboa le queda un año en el poder y tendrá que cerrar esa transición tratando de generar estabilidad y alguna forma de unidad nacional. Pienso que habrá elecciones muy polarizadas alrededor del tema de la seguridad. Hay que ver cómo será allí la correlación de fuerzas con el correísmo. Además, en Ecuador la seguridad cambió drásticamente, el país se debe enfrentar a un conflicto armado interno, que implica un cambio en la doctrina de las Fuerzas Armadas y policiales, y de la visión geopolítica regional. Ecuador ya entró formalmente en el circuito de los países que se ven afectados directamente por el narcotráfico, como Colombia, Bolivia, Perú, Venezuela, México y Honduras.
Comunicado de Uruguay sobre Ecuador
El gobierno uruguayo emitió un comunicado en el que señala que este país “vela por el pronto restablecimiento del orden interno dentro del estricto marco de la constitucionalidad vigente” en Ecuador, ¿cómo fue recibido ese mensaje?
- Uruguay es un país muy sensible al tema latinoamericano, creo que es normal que el presidente uruguayo haya optado por enviar este mensaje de apoyo, que es lo que se espera del resto. Son mensajes que diplomáticamente tienen valor, pero en términos prácticos y reales no creo que signifiquen mucho, porque lo que debería hacer la región en materia de droga, en términos estructurales y a largo plazo, es alcanzar una postura más o menos unificada en cuanto a qué hacer con el negocio de la droga. Tenemos un problema gravísimo de narcotráfico y de tráfico ilegal en Paraguay, en la triple frontera que afecta al Cono Sur, también hay narcotráfico en Colombia, en Ecuador, en México, pero cada gobierno va por su lado, con lecturas distintas. Otra cosa sería si los gobiernos se reunieran y definieran qué hacer conjuntamente, concertar acciones coordinadas.
Noboa y su lucha contra el narcotráfico
El presidente de Ecuador, Daniel Noboa, se desmarcó de los métodos de su homólogo de El Salvador, Nayib Bukele, en su lucha contra las bandas narco, que emprendieron una nueva embestida en el país que deja 18 muertos en seis días.
“Ecuador tiene una realidad diferente. Es un país multicultural, tiene diferentes problemas, algunos son similares, otros son diferentes y creo que tenemos una forma de pensar diferente”, dijo el mandatario a la BBC y divulgadas por la secretaría de Comunicación de la Presidencia.
Al estilo de Bukele, Noboa declaró esta semana la guerra a una veintena de organizaciones mafiosas, con unos 20.000 miembros que siembran el terror desde el pasado domingo con motines carcelarios, guardias penitenciarios tomados como rehenes por presos y ataques con explosivos. Asimismo, construirá dos prisiones de “súper máxima” seguridad con capacidad para más de 3.000 personas, con el objetivo de aislar a los reclusos más violentos, dentro de su plan de asumir el control de las penitenciarias convertidas en centros de operaciones para el tráfico de drogas a Estados Unidos y Europa. También planea instaurar buques prisiones en el mar, con el mismo fin.
“Creo que la forma en que debemos resolver los problemas aquí es a la manera ecuatoriana, no a la manera salvadoreña”, insistió Noboa, autoproclamado de centroizquierda y apoyado por fuerzas de derecha.
El mandatario ecuatoriano suele ser comparado con Bukele, criticado por organizaciones de derechos humanos por sus detenciones arbitrarias y autoritarismo.
Ha encarcelado a más de 73.000 presuntos criminales bajo un polémico estado de emergencia. Unas 7.000 personas inocentes han sido liberadas. “Somos muy estrictos contra el terrorismo, la corrupción, pero también pensamos en el crecimiento. Crecimiento de la sociedad, crecimiento de los servicios, crecimiento del comercio y de la economía”, sostuvo Noboa.
“No podemos centrarnos solo en una cosa (en el combate al crimen organizado), y creo que eso es algo que me gustaría diferenciarme con El Salvador”, añadió el gobernante ecuatoriano, en el poder desde el pasado 23 de noviembre. Ante la reciente ola de violencia y la presión del narco contra el Estado, Noboa aseguró que no dará su brazo a torcer: “Creo que vamos a ganar y no dejaré de pelear hasta conseguirlo”, dijo. [AFP]
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