Redacción El País
Desde que los talibanes volvieron al poder en Afganistán, en 2021, promulgaron una serie de leyes contra las mujeres inspiradas en su visión ultrarrigorista del islam.
Esta semana, el fiscal de la Corte Penal Internacional (CPI) solicitó órdenes de detención contra altos dirigentes talibanes por persecución de las mujeres, un crimen contra la humanidad. Si bien el régimen talibán asegura que la ley islámica “garantiza” los derechos de las afganas y los afganos, la ONU considera que puso en marcha un “apartheid de género”.
Afganistán es el único país que prohíbe a las niñas estudiar más allá de la escuela primaria. En el año escolar 2022 prohibieron a las adolescentes asistir a la secundaria, antes de impedirles que fueran a la universidad al año siguiente.
Expulsadas de las facultades, muchas estudiantes optaron por el último sector al que podían acceder: las escuelas de enfermeras y parteras. Pero de ahí fueron echadas por orden del guía supremo, Hibatulá Akhundzada.
En tres años la tasa de empleo de las mujeres en el servicio público pasó del 26% “a cero”, según la ONU. Si bien muchas emprendedoras crearon negocios -sobre todo pequeñas empresas de costura o servicios de catering-, los salones de belleza fueron cerrados, privando de trabajo a peluqueras, manicuras y cosmetólogas.
A finales de diciembre, el ministerio de Economía afgano reiteró a las oenegés nacionales e internacionales que no pueden trabajar con mujeres, después de un primer anuncio en diciembre de 2022.
En virtud de las nuevas leyes para “prevenir el vicio y promover la virtud” decretadas hace tres años, las mujeres afganas ya no pueden ir a los parques, a los gimnasios, ni salir prácticamente de sus casas sin acompañante masculino.
Se les prohíbe cantar o declamar poesía. Una ley anunciada a finales de julio las incita también a “ocultar” su voz y sus cuerpos fuera de casa.
Algunas emisoras de radio y televisión locales ya dejaron de emitir voces femeninas. El Ministerio de Asuntos de la Mujer fue eliminado y sus locales se convirtieron en los del Ministerio de Prevención del Vicio y Promoción de la Virtud, a cargo de vigilar si se respetan las tradiciones talibanas. AFP