ABU DABI
La amistad entre el rey y El Assir se remonta a los ochenta. “La relación se había enfriado, pero en la soledad de ambos en Abu Dabi se ha vuelto a fortalecer”, dijo persona cercana al monarca.
Abdul Rahman El Assir, el mercader de armas hispano-libanés con pedido de búsqueda y captura internacional tras no presentarse a un juicio por defraudar a la Hacienda española, reside desde hace meses en Abu Dabi, la capital de Emiratos Árabes Unidos, y acompaña con frecuencia aJuan Carlos Ien el complejo privado en el que vive este último desde su marcha de España en agosto de 2020, según señalaron a El País de Madrid testigos presenciales.
La amistad entre el rey emérito y El Assir se remonta a los años ochenta. “La relación se había enfriado, pero en la soledad de ambos en Abu Dabi se ha vuelto a fortalecer”, asegura una persona cercana a Juan Carlos I. “Es una amistad de hace más de 30 años que nadie ha conseguido evitar”, afirma otra fuente consultada en su entorno y que omite dar detalles.
Uno de los testigos de estos encuentros en Abu Dabi interpreta que El Assir está utilizando su vieja amistad con el ex Jefe del Estado como “escudo” debido a sus problemas judiciales.
El Assir, de 71 años, es un conocido comerciante internacional de armas y se le atribuye un papel clave en las exportaciones militares españolas de las últimas décadas.
El 4 de octubre de 2018 desapareció del mapa. Ese día tenía una cita importante en un juzgado de la Audiencia Provincial de Madrid, donde iba ser juzgado por un millonario fraude a Hacienda. Consiguió retrasar la vista oral un mes esgrimiendo que se encontraba enfermo en Suiza, país en el que se estableció cuando empezaron sus problemas con la Agencia Tributaria. El juicio volvió a fijarse, para el 5 de diciembre, y luego para el 5 de febrero y finalmente el 5 de marzo, pero no acudió a ninguna de las citas. Las excusas de su abogado y los reiterados plantones agotaron la paciencia de la Fiscalía y del tribunal, que dictó una orden de búsqueda y captura internacional y su ingreso en prisión.
La Fiscalía solicita una condena de ocho años de prisión y el pago de casi 90 millones de euros, concretamente de una multa de 73.923.014 euros y de una indemnización a Hacienda de 14.784.602.
Perseguido en Francia.
El Assir tiene más problemas judiciales que los que le han empujado a huir de España. En Francia fue condenado en rebeldía por el Karachigate, un escándalo de corrupción y venta de armas en Pakistán.
La justicia de ese país dictó otra orden de “búsqueda y detención para extradición” que está vigente desde mediados de 2020 y figura en las bases policiales españolas. Se le persigue por un delito financiero y contra la propiedad. Parte de las comisiones por la venta de submarinos financiaron la campaña a la presidencia de la República del primer ministro, Édouard Balladur.
En Suiza, también ha dejado rastro. Debe 2,2 millones en impuestos, según el medio suizo Bergen Zeitung.
El escurridizo hispano-libanés está vinculado junto a su hermano Rabih con la sociedad luxemburguesa Wheelerdale.
Alta sociedad
Abdul Rahman El Assir es hijo de un escritor y de una cantante. Su figura emergió en los años ochenta gracias a sus contactos entre la alta sociedad española y con algunos políticos del PSOE. Su primera mujer fue Samira Kashogui, editora y directora de la revista femenina AIsharkiah, hija del médico personal del rey de Arabia Saudí Abdalá Bin Abdulazziz y hermana de Adnan Kashogui, el influyente traficante de armas saudí afincado en Marbella, fallecido en 2017 y considerado entonces uno de los hombres más ricos del planeta. Samira estaba divorciada del empresario egipcio y fundador de los almacenes Harrods en Londres, Mohammed Al-Fayed, y con él tuvo a Dodi, que fue novio de Diana de Gales. Los hermanos Kashogui eran tíos de Jamal Kashogui, el periodista de The Washington Post asesinado en 2018 por agentes saudíes en el Consulado de Arabia Saudí en Estambul.
Tras divorciarse de Samira, que falleció posteriormente, en 1985 se casó con María Fernández-Longoria, hija del embajador de España en Egipto, con la que ha tenido tres hijos y de la que está separado. Es en aquella época cuando comenzó a trabajar por su cuenta y montó su sociedad Exel en el madrileño Paseo de la Castellana. Sus primeras operaciones consistieron en vender armamento militar a Marruecos y camiones a Somalia.
Gracias a su amistad con Juan Carlos I asistió como invitado en 2004 a la boda del entonces príncipe Felipe de Borbón con Letizia Ortiz. En 2016, celebró la boda de una de sus hijas en la estación de esquí suiza de Gstaad y fletó un avión para los invitados, entre los que figuraban la hija de José María Aznar y su marido, Alejandro Agag, a cuyo enlace asistió en El Escorial.
Asiduo a la exclusiva urbanización de Sotogrande y muy cuidadoso de su imagen, ha conseguido que en los archivos de los periódicos no existan casi fotografías suyas.