El caos económico que heredará el próximo gobierno argentino

Un contexto de 40% de la población en la pobreza, inflación en un piso de 120% interanual y un Banco Central (BCRA) sin reservas.

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Sergio Massa y Alberto Fernández
Sergio Massa y Alberto Fernández
Foto: presidencia argentina

Si bien todavía faltan 10 meses para que comience el próximo mandato presidencial en Argentina, las urgencias económicas que habrá que atacar con un nuevo shock de confianza ya son claras y unánimes entre los analistas económicos.

En un escenario base en el cual el Gobierno evita una devaluación brusca y descontrolada del tipo de cambio oficial, la herencia para la siguiente gestión implicará igualmente atacar el déficit fiscal, en un contexto de 40% de la población en la pobreza, inflación en un piso de 120% interanual y un Banco Central (BCRA) sin reservas.

El margen de maniobra, por lo tanto, es limitado. El Estado argentino llegó al punto de no tener más herramientas para financiar el gasto, que hace años supera ampliamente los ingresos.

El FMI estableció junto con el Gobierno una meta de déficit fiscal de 1,9% del PBI para este año, pero las consultoras económicas dudan de que se logre ese objetivo en medio de las elecciones presidenciales y tras el impacto de la sequía.

El ministro de Economía, Sergio Massa, transitará este año financiando el déficit con una mayor emisión monetaria. Por un lado, el Banco Central avaló comprar dólares a $300, mientras que, al mismo tiempo, les vende las divisas a los importadores a $215. Por otro lado, la entidad monetaria comprará deuda soberana en el mercado secundario para darle liquidez a los inversores, que luego se dan vuelta y le compran de nuevo otros títulos al Tesoro o a organismos nacionales (la Anses), a cambio de mayores tasas de interés.

Esta mayor emisión no es gratis para la economía que ya tiene un piso de inflación mensual de 6% hasta septiembre (proyectada por los consultores), y que en marzo incluso superó todos los pronósticos al ubicarse en 7,7%. Por otro lado, empeora el balance del Banco Central.

La entidad monetaria tiene cada vez menos dólares genuinos en la parte de los activos, pero crecen a ritmo acelerado los pasivos remunerados (es decir, las Leliq, que es la deuda que emite el BCRA para absorber pesos de la economía). Esta situación complicará a la próxima gestión cuando quiera quitar el cepo porque sobrarán pesos y podrían forzar una devaluación más profunda.

“La herencia económica hay que analizarla desde el lado de los flujos y del stock. En lo que se refiere a los flujos, lo más relevante tiene que ver con lo fiscal. El próximo gobierno va a tener que ir a un equilibro fiscal porque ya no hay manera de financiar el déficit (...) En la parte de los stocks, también es complicada la situación porque hay un deterioro del balance del Banco Central, que hoy tiene muy escasas reservas netas y muchos pasivos en pesos”, dijo el economista Martín Vauthier, de la consultora Anker.

Con información de La Nación/GDA

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