El choque de Joe Biden y Vladimir Putin estremece el orden mundial

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Vladimir Putin. Foto: AFP.
Russian President Vladimir Putin attends a flag raising ceremony on the ferry Marshal Rokossovsky via a video link at the Novo-Ogaryovo state residence outside Moscow on March 4, 2022. (Photo by Andrey GORSHKOV / SPUTNIK / AFP)
ANDREY GORSHKOV/AFP fotos

ESTADOS UNIDOS-RUSIA 

Kennedy y Kruschev estuvieron a un paso de guerra nuclear por Berlín y Cuba

Según lo cuenta el presidenteJoe Biden, fue contundente con Vladimir Putin durante una reunión en Moscú hace más de una década. “Lo miro a los ojos y me parece que no tiene alma”, recordó haberle dicho al antiguo miembro del KGB.

Putin sonrió: “Nosotros sí nos entendemos”, señaló.

Ahora, al tiempo que Estados Unidos intenta reunir al mundo para hacer frente a la invasión de Ucrania por parte de Rusia, Biden y Putin, el presidente ruso, están poniendo a prueba como nunca antes su mutuo entendimiento, tratando de adelantarse a los pasos del otro y superarse en términos tácticos mientras el destino de millones de personas está en la cuerda floja.

Desde que John F. Kennedy y Nikita Kruschev se enfrentaron en las crisis de Berlín y Cuba, ningún presidente estadounidense se había enfrentado a un dirigente ruso de una manera tan dramática. Pese a que ninguno de estos países poseedores de armas nucleares está listo para librar una guerra directa, como lo estaban hace seis décadas, el enfrentamiento entre Biden y Putin plantea enormes consecuencias para el orden mundial que podrían sentirse en los años venideros.

Biden ha acusado a Putin de ser “el agresor” al invadir Ucrania, y prometió convertirlo en “un paria de la comunidad internacional”. Para ese propósito, el viernes, Biden decidió imponer sanciones contra el propio Putin, afectándolo en lo personal de un modo nunca antes ocurrido, ni siquiera durante la Guerra Fría. Putin, por su parte, está probando el temple de Biden en un momento en que los rusos han llegado a la conclusión de que Estados Unidos está demasiado dividido y distraído al interior como para llegar a un consenso.

“Vienen de dos planetas diferentes y es difícil saber dónde coinciden”, señaló Frank Lowenstein, quien formó parte del Comité de Asuntos Exteriores en el Senado cuando Biden era su presidente. El mandatario estadounidense cree en el sistema normativo que Putin está intentando derribar. “Casi parece encarnar el antiguo orden de las cosas”, comentó Lowenstein sobre Biden, “mientras que, de cierto modo, Putin personifica la nueva falta de orden”.

Durante mucho tiempo, el dirigente ruso se ha llenado de amargura con respecto a Ucrania y ha negado que, genuinamente, era un Estado independiente, pero los informantes le dijeron a Biden que, al parecer, durante su aislamiento de los dos últimos años a causa de la pandemia del coronavirus, Putin radicalizó cada vez más sus ideas.

Sin resultado.

Cuando los soldados rusos se concentraron cerca de la frontera de Ucrania, Biden trató de disuadir a Putin hablando con él por teléfono y encomendando a todos los enviados posibles a que se reunieran con cualquier funcionario ruso dispuesto a hablar, pero ni su llamada ni las otras conversaciones llegaron a ninguna parte.

Este es el reto: si en las últimas etapas de su reinado Putin intenta reescribir la historia y revertir lo que él considera la injusticia de la desintegración de la Unión Soviética en 1991 y reconstruir el antiguo imperio, entonces quizás no sean suficientes ni las herramientas de disuasión tradicionales ni la diplomacia para hacer que renuncie a esa mesiánica misión.

Así que, en las últimas semanas, Biden ha acentuado su solidaridad con Europa para restablecer la cohesión de la alianza transatlántica que tanto se desgastó durante el mandato de Donald Trump.

Joe Biden. Foto: AFP.
Joe Biden. Foto: AFP.

Si Biden subestimó a Putin, éste tal vez hizo lo mismo. Quizás influido por el caótico retiro de los soldados estadounidenses de Afganistán, de acuerdo con analistas rusos y estadounidenses, Putin pensó que Estados Unidos no tenía deseos de enviar fuerzas armadas a Ucrania y tal vez contaba con que Biden no combatiría con mucho vigor la agresión rusa. Sin embargo, a pesar de que algunos críticos creen que debería ser todavía más severo, en las últimas semanas Biden ha sido implacable en su desafío contra los planes de Putin para invadir Ucrania y ha reunido a los aliados europeos en un frente más o menos común.

Durante algún tiempo, los presidentes de Estados Unidos pensaron que podrían hallar una causa común con Putin. Luego de que asumió el cargo de primer ministro en 1999 y de presidente en el año 2000, Putin parecía decidido a integrar a Rusia a Occidente, al alinearse con el presidente George W. Bush después de los atentados del 11 de septiembre. En 2002, afirmó que, si querían hacerlo, las repúblicas bálticas tenían todo el derecho de unirse a la OTAN.

Pero después de que la Revolución de las Rosas en la ex república soviética de Georgia en 2003, y la Revolución Naranja en Ucrania en 2004, llevaron al poder a gobiernos pro-Occidente, Putin sospechó que los levantamientos fueron ensayos generales auspiciados por Estados Unidos de una conspiración para derrocarlo.

La guerra de Putin contra Georgia en 2008 y la anexión de Crimea, junto con el patrocinio de los levantamientos separatistas en Ucrania en 2014, marcaron una estrategia revanchista para revertir el desmoronamiento de la Unión Soviética, al cual él llamó “la peor catástrofe geopolítica” del siglo XX.

Una década después, Biden y Putin, que creían entenderse bien se encuentran en los bandos opuestos de un enfrentamiento que estremece al mundo.

(*) Corresponsal jefe de The New York Times en la Casa Blanca)

Proceden de hogares modestos y acceden al poder por vías disímiles

Joe Biden, de 79 años, y Vladimir Putin, de 69 años, proceden de hogares modestos, son producto de sus sistemas disímiles y llegaron al poder por diferentes caminos.

Biden es un político que confía en el poder de su personalidad optimista como motor de la diplomacia, mientras que Putin es un hosco exagente de inteligencia lleno de resentimiento y teorías conspirativas.

Putin nunca habla de su familia, mientras que Biden casi no deja de hablar de la suya. Putin no se involucró en la política antes de que lo sacaran de la oscuridad para suceder a Boris Yeltsin, quien asumió tras la disolución de la Unión Soviética el 25 de diciembre de 1991, mientras que Biden pasó toda una vida postulándose a cargos públicos. Ambos tienen una propensión a la ostentación machista.

“La visión de Putin es de una historia llena de agravios que él pretende revertir, y la historia del presidente Biden es de un triunfo de Estados Unidos al finalizar la Guerra Fría y del poder positivo de las alianzas, la libertad y la democracia”, comenta Heather Conley, presidenta del German Marshall Fund de Estados Unidos, un grupo que promueve las relaciones transatlánticas.

Sabía lo que el vice había hablado por teléfono
Vladimir Putin y Joe Biden. Foto: AFP.

Si bien se opuso a la guerra de Irak, la aprobación internacional siempre la importó al presidente Vladimir Putin como lo confirma el hecho de que fue anfitrión del Grupo de los 8 -las potencias económicas y militares, que en este caso no incluyen a China- en un palacio remodelado especialmente para tal propósito en las afueras de San Petersburgo, en 2006. Pero, al año siguiente, Putin rompió con Occidente con un devastador discurso en la Conferencia de Seguridad de Múnich, en el que atacó el orden liderado por Estados Unidos.

A su vez, Joe Biden tiene una larga historia con las autoridades de Rusia. Cuando era senador, en 1979 se reunió con el dirigente soviético Leonid Brezhnev, y cuando se convirtió en el vicepresidente en los dos mandatos de Barack Obama, fue él quien sugirió a ambos países “empezar de cero”.

Cuando Biden visitó Moscú en 2011, sostuvo lo que calificó como una reunión conflictiva con Putin, quien en ese momento era otra vez primer ministro, pero seguía siendo el líder más importante del país.

“Putin se mantuvo imperturbable en todo momento, pero discutió de principio a fin”, recordó Biden en una autobiografía. Escribió que le comentó a Putin sobre sus esfuerzos para hacer que el irascible gobernante de Georgia, Mijaíl Saakashvili, no entrara en conflicto con Moscú. “Cada cierto tiempo hablo por teléfono con Saakashvili y lo exhorto a no tomar medidas provocadoras, así como lo exhorto a usted a restaurar la soberanía de Georgia”, mencionó Biden.

“Ah, sabemos exactamente lo que le dice a Saakashvili por teléfono”, replicó el ex espía Putin.

John Beyrle, quien era el embajador de Estados Unidos en esa época y acompañó a Biden a su reunión con el líder ruso, recordó que Putin se regocijó tomando desprevenidos a los estadounidenses con una sorpresiva propuesta de flexibilizar las normas referidas a las visas entre ambos países, pero que fuera de eso, “resultó una reunión muy común y corriente”.

“Ni siquiera recuerdo que hubieran sido terribles ni la química ni el lenguaje corporal”, comentó Beyrle. Pero, observó que Putin no irradiaba calidez: “Es una persona inexpresiva, muy controlada”. Contrastaba con Biden. “Es evidente que son personas muy diferentes”, señaló. (Peter Baker, The New York Times)

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