Steven Erlanger / The New York Times
La victoria de Donald Trump pondrá a prueba la capacidad de los aliados europeos de Estados Unidos para defender sus intereses económicos. Una segunda presidencia de Trump podría servir como catalizador para que Europa se fortalezca frente a unos Estados Unidos menos confiables, pero no está nada claro que el continente esté preparado para aprovechar ese momento.
Como los gobiernos francés y alemán están debilitados por la política interna, puede resultar difícil generar una respuesta europea contundente. E incluso después de un mandato de Trump y una guerra en Ucrania, los europeos han tardado en cambiar.
“Una victoria de Trump es muy dolorosa para los europeos, ya que los enfrenta a una pregunta que han intentado ocultar con mucho esfuerzo: ‘¿Cómo lidiamos con unos Estados Unidos que nos ven más como competidores y una molestia que como amigos con los que trabajar?’”, dijo Georgina Wright, subdirectora de Estudios Internacionales del Instituto Montaigne en París. “Debería unir a Europa, pero eso no significa necesariamente que Europa se unirá”.
La imprevisibilidad de Trump -envalentonada y fortalecida por lo que podría ser una victoria arrasadora de los republicanos en ambas cámaras del Congreso- preocupa a los aliados europeos.
Pero también saben que Trump mantendrá algunas posiciones claras, como su escepticismo respecto de las alianzas multilaterales, su admiración por el presidente ruso Vladimir Putin y su desagrado por el presidente ucraniano Volodimir Zelenski, dijo François Heisbourg, analista de defensa francés.
Los europeos seguirán intensificando sus esfuerzos para mantener abiertas las líneas de comunicación con la nueva administración Trump y sus funcionarios clave, aunque mantienen estrechos vínculos con los legisladores estadounidenses que apoyan la alianza transatlántica y la OTAN.
Los temas principales son la economía, la seguridad y la democracia.
En materia económica, la Unión Europea lleva meses planeando cómo lidiar con Trump. Los funcionarios de la UE han elaborado una oferta inicial para comprar más productos estadounidenses para tratar de evitar nuevos aranceles, y han redactado aranceles recíprocos sobre los productos estadounidenses para responder si Trump se vuelve más proteccionista.
En materia de seguridad, existen preocupaciones sobre lo que significará una presidencia de Trump para Ucrania, y sobre las amenazas intermitentes de retirar a Estados Unidos de la OTAN.
Ha habido algunos esfuerzos para hacer que el apoyo a Ucrania sea “a prueba de Trump”. La OTAN está asumiendo el control del Grupo de Contacto sobre Ucrania, que coordina el apoyo a ese país, que estaba en manos de Estados Unidos. Los países de la OTAN han prometido entregar al menos 40.000 millones de euros, o unos 43.000 millones de dólares, a Ucrania el año próximo, la misma cantidad que en la actualidad. Y el G7 ha acordado utilizar miles de millones de dólares de activos rusos congelados para proporcionar a Ucrania 50.000 millones de dólares para el año próximo.
Polonia y otros países de Europa Central, incluidos los bálticos y Hungría, tuvieron una buena relación con Trump durante su primer mandato.
El ministro de Asuntos Exteriores de Polonia, Radoslaw Sikorski, dijo que Europa “necesita urgentemente asumir más responsabilidad por su seguridad aumentando el gasto en defensa”.
Jana Puglierin, del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores de Berlín, dijo que la mejor manera de lograrlo sería en cooperación con Gran Bretaña, Francia y Alemania. Pero la debilidad de los gobiernos francés y alemán puede socavar ese objetivo y los europeos podrían intentar, en cambio, llegar a acuerdos bilaterales con Trump, como hicieron la última vez, estimó.
“Hay poco liderazgo en Europa, y Europa no puede ser dirigida por la Comisión o por las instituciones de la Unión Europea”, dijo, “sino sólo por sus miembros más fuertes”.
El canciller alemán Olaf Scholz decidió priorizar su estrecha relación con el presidente Joe Biden y no ha invertido en Europa. Paralizada y dividida, la coalición gobernante en Berlín se derrumbó el miércoles por la noche. “Alemania es vista ahora como un problema en Europa”, afirmó.
Lo más importante, dijo Puglierin, es que “en Europa debemos enfrentarnos a una ilusión de toda la vida, pensando que Trump era la verdadera aberración y pasando por alto los profundos cambios estructurales en Estados Unidos”, incluido el desplazamiento hacia Asia y una creciente fatiga con sus responsabilidades globales. “Por lo tanto, esta es una elección que los europeos deberían tomar muy en serio”, dijo.
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