EFE, AFP
Los ministros de Defensa del G7, el grupo de democracias más industrializadas del mundo, se reunieron ayer sábado en Nápoles, sur de Italia, para debatir sobre la escalada de tensión en Oriente Medio y para coordinar políticas y líneas de actuación comunes ante los conflictos y las zonas de inestabilidad global.

El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, y el alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad de Seguridad, Josep Borrell, participaron en la cumbre junto con los líderes de Defensa de las siete democracias del grupo: Alemania, Canadá, Francia, Estados Unidos, Italia, Japón y Reino Unido.

Durante las reuniones bajo la presidencia de turno de Italia, el debate se centró en la situación de Oriente Medio para promover la desescalada y obtener un alto al fuego en Gaza, en vistas a apoyar un proceso político hacia la solución de dos estados.

La reunión llegó en un momento de alta tensión en la zona, tras la muerte, a manos del Ejército israelí, del líder del grupo terrorista palestino Hamás, Yayha Sinwar, que podría ser una oportunidad para la paz, según el Gobierno de Israel y sus aliados, mientras los enemigos de Tel Aviv, con Irán a la cabeza, creen que supondrá una nueva escalada en el conflicto.

La cumbre del G7 también dedicó una sesión a la guerra de Ucrania para reiterar el apoyo a Kiev y conseguir una “paz justa y duradera”, explicó en una nota el ministerio del Interior italiano, que organiza las reuniones por la presidencia italiana de turno.

Además, los líderes de Defensa debatieron sobre el “gran potencial” de África para “la asociación y el intercambio de objetivos”, con propuestas concretas. Asimismo abordaron la situación de seguridad Asia-Pacífico.

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Los ministros de Defensa de los países del G7 instaron ayer a “reducir tensiones” y acabar con la “escalada incontrolable” de violencia en Oriente Medio.

“Pedimos un alto el fuego inmediato” en Gaza “y la liberación de todos los rehenes” israelíes aún retenidos en la Franja, aseguraron los Estados del G7 en el documento conjunto con las conclusiones de los principales asuntos que trataron en su reunión.

El G7 describió la situación de Oriente Medio como “un ciclo peligroso de ataques y represalias” que “corre el riesgo de alimentar la escalada incontrolable” ya vigente, “lo que no beneficia a nadie”.

Instaron además a Irán “a abstenerse de proporcionar apoyo a Hamás, a Hezbolá, a los [rebeldes yemeníes] hutíes y a otros actores no estatales, así como de tomar cualquier medida suplementaria que pueda desestabilizar la región y desencadenar un proceso de escalada sin control”.

También instaron a “la absoluta necesidad de proteger a la población civil y a que se garantice un acceso humanitario pleno, rápido, seguro y sin trabas” a puntos como Gaza.

“El conflicto en Gaza y la dramática crisis humanitaria han puesto de relieve la necesidad de iniciar un proceso político necesario” para lograr “una situación de seguridad estable y duradera”, dijeron.

Italia tiene este año la presidencia de turno del G7 y la reunión de ayer fue presidida por su ministro de Defensa, Guido Crosetto, quien advirtió que los conflictos actuales en el mundo dejan un escenario volátil y una gran inestabilidad de cara al futuro.

Los ministros del G7 reclamaron también que se respete la misión de paz de la ONU en Líbano (Finul). Específicamente, expresaron su “preocupación por todas las amenazas contra la seguridad de la Finul”, aunque sin mencionar a Israel.

“La protección de los soldados de la paz atañe a todas las partes en un conflicto”, insistió la declaración conjunta final de la reunión.

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Los ministros de Defensa de las principales potencias occidentales también se comprometieron a mantener un apoyo “inquebrantable” a Ucrania, incluso con material militar, para hacer frente a la invasión rusa que últimamente avanza fuerte.

“Subrayamos nuestra intención de seguir brindando asistencia a Ucrania, incluida asistencia militar, a corto y largo plazo”, indica la declaración final de la reunión.

El G7 reafirmó -textualmente- su “apoyo inquebrantable a la libertad, la soberanía la independencia y la integridad territorial de Ucrania, tanto tiempo como sea necesario”.

El G7 aprobó en el pasado mes de junio un programa de préstamo de 50.000 millones de dólares a Kiev, financiado con los intereses obtenidos de los activos rusos congelados. En ese marco, actualmente se encuentra estudiando la posibilidad de nuevos aportes sustanciosos, según anunció.