EFE,AFP/Tokio
Los ministros de Comercio de los países del G7 se comprometieron ayer domingo a estrechar sus lazos con otras potencias para diversificar y fortalecer las cadenas de suministro, y combatir así potenciales prácticas coercitivas a través de la economía.
“La resiliencia de las cadenas de suministro no puede lograrse en aislamiento”, dijeron los titulares del ramo de Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido en una declaración conjunta adoptada ayer tras su reunión de dos días que se realizó en las ciudades niponas de Osaka y Sakai.
Por primera vez participaron en las deliberaciones representantes de países externos -los de Australia, integrantes del denominado Sur Global (Chile, India, Indonesia y Kenia, entre otros)- y entidades privadas, como parte de la disposición del Grupo de los Siete de acelerar su colaboración con una parte aún mayor de la comunidad internacional para combatir “el uso de las dependencias económicas como un arma”.
“A través de nuestras conversaciones con socios externos al G7, subrayamos el papel que el comercio puede jugar para contribuir simultáneamente al crecimiento económico global inclusivo y para promover cadenas de suministro resilientes mediante la expansión de oportunidades económicas mutuamente beneficiosas”, señala el texto final presentado por el G7.
“El Sur Global comparte esta noción”, dijo el ministro japonés de Economía, Comercio e Industria, Yasutoshi Nishimura, en una rueda de prensa al cierre de la reunión, en la que destacó la presencia cada vez mayor de estos países en desarrollo o emergentes en la esfera global y de los que dijo que “jugarán un papel muy importante” para mantener un “comercio justo” a nivel mundial.
Además de las cadenas de suministro, el otro punto central de la declaración del G20 se refiere a la coerción económica, las prácticas que ciertas potencias adoptan para presionar a otros países aprovechando su posición de poder en las relaciones comerciales, y sobre la que los líderes del G7 ya hicieron hincapié en su cumbre en el pasado mayo.
Rusia y China
El G7 reafirmó su apego a un comercio internacional “libre y justo” y acusó a Rusia y a China de entorpecerlo, al tiempo que manifestó su preocupación por las consecuencias de la guerra en Oriente Medio.
Los ministros de Comercio de las principales democracias industrializadas reunidos subrayaron la “necesidad fundamental de una competencia leal en las relaciones comerciales internacionales” y de un “sistema comercial libre y justo fundamentado en el estado de derecho”.
Asimismo, “lamentaron y condenaron la destrucción, por parte de Rusia, de las infraestructuras de exportación de cereales ucranianos”, después de que Moscú se negara en julio a prorrogar un acuerdo que permitía la exportación de granos ucranianos; y de que bombardeara infraestructuras cerealeras y portuarias en Ucrania.
Los ministros del G7 también pidieron la “derogación inmediata de todas las medidas que restringen inútilmente el comercio”, sobre todo las importaciones de productos alimentarios japoneses, en una alusión implícita a Pekín y a Moscú.
China y Rusia suspendieron recientemente sus importaciones de productos del mar nipones a raíz del vertido en el mar de aguas tratadas de la central nuclear de Fukushima (noreste de Japón), arrasada por un tsunami en 2011. Un proceso que fue validado por el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA).
“Es importante que las restricciones a la importación de productos alimentarios estén fundamentadas en datos científicos”, señaló el G7.
La declaración final no menciona Oriente Medio pero la jefa de la diplomacia japonesa, Yoko Kamikawa, que copresidía el encuentro, declaró en rueda de prensa que existen “preocupaciones por si la incertidumbre crece aún más a causa de la situación reciente en Israel y en Palestina”.