AFP
Una delegación de Israel encabezada por el jefe del Mosad aterrizó ayer viernes en París, según un representante israelí, para tratar de negociar una tregua con Hamás en la Franja de Gaza, sumida en una situación humanitaria desesperada.
El ejército israelí bombardeó el jueves por la noche las ciudades de Jan Yunis y Rafah, en el extremo sur del estrecho territorio palestino, gobernado por Hamás desde 2007, según un periodista de la AFP.
La guerra estalló tras el ataque del movimiento islamista palestino en el sur de Israel el 7 de octubre, que dejó unos 1.160 muertos, en su mayoría civiles, según un balance de AFP basado en datos israelíes.
En respuesta, Israel lanzó una ofensiva aérea y terrestre que ya provocó 29.514 muertos en Gaza, en su mayoría civiles, según Hamás.
Los bombardeos sólo cesaron durante una tregua a finales de noviembre, que permitió liberar a más de 100 rehenes capturados por Hamás durante su asalto en territorio israelí, a cambio de la excarcelación de 240 palestinos presos en Israel.
Desde entonces, los mediadores internacionales tratan de acordar un nuevo cese el fuego para liberar a los rehenes restantes y autorizar la entrada de ayuda humanitaria. Aún hay 130 personas secuestradas en Israel en Gaza, de las cuales 30 habrían muerto, según las autoridades israelíes.
Además de David Barnea, el director de la agencia israelí de inteligencia exterior, la delegación que llegó a París para “desbloquear” las conversaciones incluye a Ronen Bar, jefe del servicio de seguridad interior (Shin Bet), según los medios israelíes.
El viaje se produce al día siguiente de que el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, propusiera un plan para el futuro de Gaza que plantea que el territorio sea gobernado por “funcionarios locales” sin vínculos “con países o entidades que apoyan el terrorismo”.
También plantea que el ejército israelí pueda operar en Gaza y Cisjordania para “evitar cualquier resurgimiento de la actividad terrorista” y crear una “zona tapón” para asegurar “la seguridad” del Estado hebreo.
La Autoridad Palestina, en el poder en Cisjordania, se opuso tajantemente al plan, que no prevé la creación de un Estado palestino independiente. “Si el mundo quiere seguridad y estabilidad en la región, debe poner fin a la ocupación israelí de los territorios palestinos y reconocer el Estado palestino independiente con Jerusalén como capital”, sentenció Abu Rudeineh, portavoz de Mahmud Abás, que administra Cisjordania.
Netanyahu, que recuerda que el objetivo de la campaña militar es “aniquilar” Hamás, también busca desmantelar la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina (UNRWA).
Israel acusó a 12 de sus empleados de estar involucrados en el ataque del 7 de octubre. La ONU desvinculó inmediatamente a los trabajadores acusados e inició una investigación interna.
La agencia es esencial para la asistencia humanitaria de millones de palestinos, muchos de los cuales sobreviven en Gaza casi sin agua, comida, medicamentos o combustible, debido al asedio israelí.
El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Türk, denunció “las burdas violaciones” a estos derechos cometidos por “todas las partes” en Israel, Gaza y Cisjordania.
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