La Nación/GDA
Los hallazgos más impresionantes pueden hacerse por casualidad. Así lo demuestra la historia de dos arqueólogos aficionados, Finn Ibsen y Lars Danielsen, que caminaban con un detector de metales por la zona Ringstead, en la isla de Selandia, Dinamarca, cuando se toparon con objeto inesperado.
Se trata de un pequeño artefacto de bronce de 1800 años de antigüedad con el rostro de Alejandro Magno, de acuerdo a lo que anunció el Museo West Zealand.
Alejandro Magno es, de acuerdo a los historiadores, uno de los militares más importantes de la Antigüedad. El imperio que logró conquistar Alejandro ocupó buena parte de Europa y Asia, y, luego de su muerte, se cree que fue enterrado en un mausoleo en la ciudad egipcia de Alejandría.
La ubicación exacta de la tumba de Alejandro Magno es desconocida hasta el día de hoy y localizarla es un reto para los arqueólogos.
El artefacto de bronce tiene entre 26 y 28 milímetros de diámetro. En una de sus caras puede verse un retrato de Alejandro Magno, cuyo famoso imperio, el Reino de Macedonia, del siglo IV a. C., se extendía desde Grecia hasta la India. De acuerdo con arqueólogos especializados, el objeto tiene más de 1800 años de historia y data aproximadamente del año 200 d.C.
¿Qué características tiene el artefacto de bronce?
“Es difícil no emocionarse con este pequeño disco de bronce, que demuestra que incluso los objetos arqueológicos más pequeños pueden contener historias increíbles”, comentó el arqueólogo del museo Freerk Oldenburger.
El artefacto de bronce encontrado cerca de Ringsted también contiene restos de plomo en los mechones de pelo y cuernos de carnero junto a las orejas.
“Es fantástico. Acá en Escandinavia no se suele encontrar nada sobre Alejandro Magno. Se trata de un hallazgo único en esta región, con conexiones con una de las personalidades más famosas de la historia mundial”, declaró Oldenburger al medio local TV2 Øst.
Los arqueólogos investigan cómo llegó el hallazgo a Dinamarca
La sorpresa de los expertos no se dio únicamente por el hallazgo en sí mismo, sino también por el lugar del descubrimiento, ya que las tierras de Dinamarca nunca fueron dominadas por el imperio que comandó Alejandro Magno.
“Alejandro se convirtió en una leyenda para justificar el poder. Muchos gobernantes posteriores quisieron utilizar su rostro para mostrar una conexión con la grandeza de Alejandro”, explicó el arqueólogo Oldenburger.
Aunque el retrato del accesorio es muy similar a uno encontrado en el yacimiento arqueológico de Illerup Ådal, en la Dinamarca continental, se desconoce cómo pudo haber llegado a la isla.
En principio, intentan averiguar si el objeto fue creado por los romanos, que utilizaban la misma aleación que contenía plomo para fundir estatuillas. En ese caso, una de las hipótesis sobre cómo terminó en un campo de Dinamarca tiene que ver con las relaciones comerciales que los romanos mantenían con los pueblos germánicos que vivían en la región.
Sin embargo, tampoco se descarta que haya sido un objeto elaborado por los propios pueblos germánicos, lo cual abriría la incógnita de qué significaba la figura de Magno para ellos.
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