Redacción El País
El Nobel de la Paz es de los que más expectativa despierta, y también el que más polémica genera. Pero hay años en que el nombre del galardonado es de consenso global, como en este caso. La Nobel de la Paz 2023 fue para la iraní Narges Mohammadi, encarcelada actualmente por el régimen teocrático de Teherán por su combate por los derechos de las mujeres en la República Islámica.
El premio a Mohammadi llega luego de un fuerte movimiento de protesta en Irán tras la muerte bajo custodia policial, hace un año, de Mahsa Amini, detenida por supuestamente vulnerar el estricto código de vestimenta que rige en el país, donde las mujeres deben llevar velo.
Mohammadi, de 51 años, ha dedicado su vida a defender los derechos humanos en Irán, oponiéndose al velo obligatorio o a la pena de muerte y siendo repetidamente encarcelada por ello desde hace 22 años.
Berit Reiss-Andersen, presidenta del comité Nobel noruego en Oslo, explicó que Mohammadi fue galardonada “por su combate contra la opresión de las mujeres en Irán y su lucha por promover los derechos humanos y la libertad para todos”.
El esposo de Mohammadi, Taghi Rahmani, y los dos hijos de ambos, los mellizos Ali y Kiana de 17 años, viven en París. La activista, en prisión desde 2021, no los ve desde hace ocho años.
Mohammadi es periodista y está detenida en la cárcel de Evin, en Teherán; es además vicepresidenta del Centro de Defensores de los Derechos Humanos, fundado por la también premio Nobel de la Paz iraní Shirin Ebadi.
Reiss-Andersen, del comité Nobel, subrayó que “su valiente lucha” tuvo “un tremendo coste personal”, con 13 detenciones, cinco condenas y una sentencia “a un total de 31 años de prisión y 154 latigazos”.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, celebró el Noble de la Paz para Mohammadi como un “tributo de todas las mujeres que luchan por sus derechos arriesgando su libertad, salud e incluso sus vidas”.
Este Nobel es “un recordatorio importante de que los derechos de mujeres y niñas están enfrentando una fuerte resistencia, incluso a través de la persecución de defensoras de derechos humanos, en Irán y otros lugares”, insistió en un comunicado.
Por su parte, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, instó a Irán a liberar “inmediatamente” a Mohammadi. “Este premio es un reconocimiento de que, aunque actualmente se encuentra detenida injustamente en la prisión de Evin, el mundo todavía escucha la voz de Narges Mohammadi pidiendo libertad e igualdad”, expresó el mandatario en un comunicado.
Para la organización Human Rights Watch (HRW), el premio Nobel de la Paz a Mohammadi reconoce “el coraje y la resiliencia que ella y otros activistas por los derechos humanos demuestran a diario”, según un comunicado de Tirana Hassan, su directora ejecutiva.
Recuerda que durante más de dos décadas, Mohammadi ha sido “un miembro crucial de la sociedad civil iraní” y que “bajo una intensa represión ha logrado promover los derechos humanos y la igualdad, así como la rendición de cuentas por los graves atropellos”.
Irán -concluye la directora de HRW- “debe liberar de inmediato y sin condiciones a Mohammadi y a los demás activistas pro derechos humanos presos”.
Recuerdo de Mahsa Amini
El 16 de septiembre pasado, Mohammadi y otras tres prisioneras quemaron sus velos en el patio de la cárcel, conmemorando el aniversario de la muerte de Amini, según su cuenta de Instagram, gestionada por su familia.
El comité del Nobel vinculó el activismo de Mohammadi con las protestas desatadas el año pasado tras la muerte bajo custodia policial de la joven Mahsa Amini. “El lema adoptado por los manifestantes -“Mujer, vida, libertad”- expresa de manera acertada la dedicación y el trabajo de Narges Mohammadi”, indicó el comité noruego.
Un total de 551 manifestantes, entre ellos 68 niños y 49 mujeres, han muerto a manos de las fuerzas de seguridad del régimen iraní, según la ONG Iran Human Rights (IHR), y otros miles han sido detenidos.
El levantamiento de protesta continúa, aunque bajo otras formas. Las mujeres salen ahora en público sin velo, en particular en Teherán y otras grandes ciudades a pesar de los riesgos, algo impensable hace un año.
El Comité Nobel acusó al régimen iraní de reprimir con dureza las protestas pacíficas, causando medio millar de muertos, miles de heridos y al menos 20.000 detenciones.
“Narges Mohammadi es una heroína para muchos en Irán y en todo el mundo”, elogió Abram Paley, enviado especial interino de Estados Unidos para Irán, en la red X.
Cómo era de esperar, el régimen de Irán expresó su malestar por el premio a Mohammadi. Lo calificó “como un acto político” y una medida de “presión” de Occidente.
Mohammadi es la quinta persona en recibir el Nobel de la Paz estando privada de su libertad.
Carl von Ossietzky, periodista y pacifista alemán recibió el premio Nobel de la Paz en 1935, estando en un campo de concentración nazi. Murió encarcelado en 1938.
En 1991, el comité Nobel le entregó el galardón de la Paz a Aung San Suu Kyi “por su combate no violento por la democracia y los derechos humanos” en Birmania. Suu Kyi, que estaba entonces bajo arresto domiciliario, recibió la autorización de la junta militar para ir a Oslo a recibir el premio, pero prefirió quedarse en Birmania por miedo a no poder regresar.
El disidente y escritor chino Liu Xiaobo fue galardonado con el premio Nobel de la Paz en 2010, por sus esfuerzos en favor de los derechos humanos y de la democracia en China. Liu Xiaobo falleció por cáncer de hígado el 13 de julio de 2017, convirtiéndose en el segundo recompensado con este premio que murió privado de su libertad.
Ales Bialiatski, activista bielorruso fue cogalardonado en 2022, junto a la oenegé rusa Memorial y el Centro ucraniano para las Libertades Civiles (CCL), con el Nobel de la Paz por haber “promovido el derecho a criticar al poder” a costa de su libertad. Bialiatski llevaba entonces en prisión desde 2021.
Irreversible
Mohammadi expresó en septiembre a la agencia AFP sus esperanzas de un cambio en Irán, pese a no tener perspectivas de salir de prisión, y el dolor que supone estar separada de su familia.
En la entrevista en la que respondió por escrito desde la prisión, insistió en que el movimiento de protesta que estalló hace un año en Irán contra la república islámica sigue vivo.
“El gobierno no fue capaz de doblegar las protestas del pueblo iraní y creo que la sociedad ha logrado cosas que han debilitado los cimientos del poder religioso-autoritario”, escribió.
Tras señalar que Irán ya había vivido repetidos estallidos de protestas antes de septiembre de 2022, añadió: “Hemos visto ciclos de protestas en los últimos años y esto demuestra el carácter irreversible de la situación”. (Con información de AFP y EFE)
Los hijos desde París: “estamos muy orgulloso”
El hijo de la activista iraní encarcelada Narges Mohammadi dijo estar “muy orgulloso” de su madre, a la que no ha visto desde hace ocho años. “Estoy muy, muy orgulloso de mi madre, muy contento”, declaró Ali, de 17 años, agregando que el Nobel de la Paz es “una recompensa para el pueblo iraní”, durante una rueda de prensa en París, donde vive con su padre y su hermana gemela Kiana. La joven dijo explicó que les cortaron toda comunicación con su madre, y que ahora únicamente reciben noticias a través de una tía. A pesar del aislamiento, la hija señaló: “creo que sabe que ha ganado el Nobel, no sé cómo, pero creo que se ha enterado”.
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