El papa Francisco reclama a la Unión Europea y Occidente más “iniciativas de paz”

Francisco, que llegó ayer a Lisboa para reunirse con un millones de jóvenes de todo el mundo, pidió hacer más para poner fin a la guerra en Ucrania y abordó los abusos a menores.

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El papa Francisco en la Jornada Mundial de la Juventud en Lisboa, Portugal
El papa Francisco en la Jornada Mundial de la Juventud en Lisboa, Portugal.
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AFP, El País de Madrid
El papa Francisco llegó ayer a Lisboa para participar en los actos de la Jornada Mundial de la Juventud con una apretada agenda que abarca hasta el próximo domingo. Su primer discurso fue un baño de política con un tirón de orejas a la Unión Europea (UE) incluido. “En el océano de la historia estamos ahora en una tempestad. Son necesarias iniciativas valientes de paz”, afirmó.

“Europa debe ofrecer caminos para poner fin a los conflictos en Ucrania y en otras partes del mundo”, reclamó Francisco en el auditorio del Centro Cultural de Belén, donde le escuchaban políticos, diplomáticos y representantes de la sociedad civil portuguesa.

El Papa recordó además el papel de Europa como “constructora de puentes”.

“El mundo necesita a Europa, a la verdadera Europa; necesita de su papel de constructora de puentes y de paz en su parte oriental, en el Mediterráneo, en África y en Oriente Medio”, recalcó.

“Mirando con cariño sincero a Europa, en el espíritu de diálogo que la caracteriza, nos saldría espontáneo preguntarle: ¿hacia dónde navegas, si no ofreces procesos de paz, caminos creativos para poner fin a la guerra en Ucrania y a tantos conflictos que ensangrientan el mundo?”, cuestionó.

Francisco ha pedido reiteradamente por la paz en Ucrania desde el comienzo de la invasión rusa en febrero de 2022.

En esta ciudad donde se esculpieron “hitos fundamentales para el camino de la comunidad europea”, con la firma del Tratado de Lisboa en 2007, Francisco recordó “el sueño europeo de un multilateralismo más amplio que el mero contexto occidental”, capaz de “captar los más tenues signos de distensión y de leer entre las líneas más torcidas”.

Fiel a los temas principales de su pontificado que arrancó en 2013, el papa criticó las lacras que debilitan, según él, a Occidente, como las políticas migratorias, la crisis demográfica, la eutanasia o el comercio de armas.

“¿Hacia dónde navegan, Europa y Occidente, con el descarte de los ancianos, los muros de alambre espigado, las tragedias en el mar y las cunas vacías? ¿Hacia dónde van si, ante el dolor de vivir, ofrecen remedios superficiales y equivocados, como el fácil acceso a la muerte, una solución de conveniencia que parece dulce, pero que en realidad es más amarga que las aguas del mar?”, indicó.

Portugal aprobó en mayo una ley que regula “la muerte médicamente asistida”, uniéndose así al grupo de países europeos que legalizaron la eutanasia o el suicidio asistido, como los del Benelux o la vecina España.

Sensible al tema de la ecología, Francisco abordó igualmente el desafío del calentamiento global, justo cuando el planeta acaba de vivir el mes de julio más caluroso jamás registrado.

“Los océanos se están calentando y sus profundidades sacan a la superficie la fealdad con la que hemos contaminado nuestra casa común”, lamentó.

Denuncias de abuso

El Papa pidió además a la Iglesia de Portugal “una purificación humilde y constante” en relación con el escándalo de los abusos a menores y que las víctimas “sean siempre acogidas y escuchadas”.

Francisco confesó en su discurso la Iglesia “vive tiempos difíciles” y que “los países de antigua tradición cristiana, afectados por muchos cambios sociales y culturales, están cada vez más marcados por el secularismo, por la indiferencia hacia Dios y por un creciente distanciamiento de la práctica de la fe”.

Para él, esta situación “a menudo se acentúa por la desilusión y la rabia que algunos alimentan en relación a la Iglesia” y, en algunos casos, aclaró: “por nuestro mal testimonio y por los escándalos que han desfigurado su rostro (de la Iglesia)”. Más de 4.800 casos desde 1950 son los registrados en el informe sobre los abusos a menores por parte de miembros de la Iglesia que fue recientemente publicado en Portugal y por los que la Iglesia pidió perdón, aunque las víctimas esperan resarcimientos y una mayor atención.

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