EFE / Vaticano
El papa Francisco se dirigió a los jóvenes católicos de Rusia por videoconferencia y les animó a ser “sembradores de semillas de reconciliación” en medio de tantos conflictos, aunque sin aludir directamente a la invasión de Ucrania.
“Deseo para ustedes, jóvenes rusos, la vocación de ser artesanos de la paz en medio de tantos conflictos, en medio de tantas polarizaciones que hay de todos lados, que acechan nuestro mundo”, dijo el pontífice al dirigirse a los participantes del X Encuentro de jóvenes católicos de Rusia en la ciudad de San Petersburgo.
Y agregó: “Los invito a ser sembradores de semillas, de semillas de reconciliación, pequeñas semillas que en este invierno de guerra no brotarán por el momento en la tierra helada, pero en una primavera futura van a florecer”. En el discurso, pronunciado el viernes pero hecho público ayer por la Santa Sede, no se hace referencia directa a la invasión en Ucrania, un conflicto con el que el pontífice suele ser muy cauto y sobre el que lleva a cabo una misión diplomática en busca de una mediación.
Sin embargo, tras el mensaje a los jóvenes, Francisco respondió a algunas preguntas de los jóvenes rusos y sí abordo el tema de Ucrania en respuesta a una muchacha, según informó la Agencia Fides, órgano de información de las Obras Misionales Pontificias.
La chica le preguntó cómo debía ser utilizada la diplomacia para superar el conflicto: “La diplomacia va adelante siguiendo una vía, una vía en la que la unidad es superior al conflicto”, respondió Francisco, según Fides.
Y acotó: “La verdadera diplomacia no teme a los conflictos pero no los alienta: toma los conflictos y los sigue, mediante el diálogo y la oración. Comprender la posición del otro y también limitar sus errores. No es fácil la diplomacia. Los buenos diplomáticos hacen mucho bien a la humanidad. Un oficio para nada fácil, pero muy fecundo”.
En su discurso, el Papa también defendió su idea de una iglesia inclusiva: “Sueño con una Iglesia donde ninguno sobra, donde ninguno está de más. Por favor, que la Iglesia no sea una 'aduana' para seleccionar a quienes entran y a quienes no. No, todos, todos. La entrada es libre”, apostó.