El presidente Richard Nixon en China: 50 años de la visita que cambió el mundo

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Nixon y Mao. Foto: AFP.

LAS DOS POTENCIAS ESTABA ENEMISTADAS CON LA URSS 

En la actualidad, la potencia asiática y Rusia están alineados ante Estados Unidos

Febrero de 1972. En plena Guerra Fría, el presidente estadounidense Richard Nixon viaja a China para un cara a cara con Mao Zedong que acerque a dos potencias entonces enemistadas con la URSS. Hoy, son Pekín y Moscú quienes brindan por su amistad.

En unos 65 minutos, ambos líderes se adularon, dieron varias pinceladas sobre el deshielo y reprendieron a la URSS.

“Me gustan los derechistas porque, a diferencia de la izquierda, que dice una cosa y luego hace lo contrario, hacen que las cosas sucedan”, dijo entonces Mao.

La popularidad de Nixon caía en picado en su país a medida que la Guerra de Vietnam se eternizaba, una de las principales razones por las que planteó este viaje, explica a EFE el analista chino Víctor Gao, quien en 1985 fue traductor de Nixon en su segunda visita al país asiático.

“Estados Unidos estaba enfrascado en una guerra con un país al que China ayudaba. Nixon sabía que, sin apoyo de Pekín, el conflicto nunca terminaría. No subestimaba a una China que ya había mostrado una gran resistencia en la Guerra de Corea”, relata.

Por su parte, Mao venía de rechazar la tutela de la URSS, a la que calificó de “revisionista” y con la que casi llega a las manos tras una fuerte disputa territorial en 1969.

Según el analista, la visita de Nixon desató, con Mao ya fallecido, una etapa de reformas una vez China entendió que “debía integrarse ya en la comunidad internacional”.

China y Estados Unidos acabaron formalizando relaciones en 1979, pero para entonces el escándalo del Watergate ya había abrasado a Nixon, de quien en Pekín aún se guarda una imagen positiva: “Abrió la puerta a que nos reencontráramos gracias a su visión, coraje y sabiduría. Convirtió a dos enemigos en socios”, argumenta Gao.

Las relaciones entre Washington y Pekín naufragan hoy entre reproches mutuos que Gao achaca en exclusiva al malhacer de los políticos estadounidenses: “Es Estados Unidos quien ve a China como un enemigo. Sus líderes están envenenados porque piensan que China quiere desafiar su hegemonía, y nada más lejos de la realidad”.

“China es ‘vive y deja vivir’. No queremos ni imponer ni que nos impongan. Al final, se darán cuenta de que tienen que calmarse un poco y tratar a China como a iguales”, clama Gao.

Pero si la visita de Nixon hace medio siglo buscaba aislar a la URSS, hoy el escenario ha cambiado totalmente, con Pekín y Moscú alineados frente a lo que consideran amenazas a su seguridad.

“China y Rusia se respetan y coinciden en oponerse a que Estados Unidos les acose. ¡Pero es Estados Unidos quien creó el caldo de cultivo para este acercamiento! Kissinger tenía esto muy claro: lo peor que le puede pasar a uno en estos casos es que los otros dos se unan en tu contra”, afirma Gao, aunque cree que “China sería muy feliz” si pudiese “llevarse bien con ambos”. (EFE)

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