Día histórico

El Rey Carlos III fue coronado en una histórica jornada

Carlos y Camila recibieron la corona frente a miles de admiradores y algunos detractores.

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Carlos III sale de la Abadía de Westminster.
Carlos III sale de la Abadía de Westminster.
Foto: GARETH CATTERMOLE/AFP fotos

Carlos III y su esposa Camila fueron coronados ayer reyes del Reino Unido en la Abadía de Westminster, en el corazón de Londres, en una solemne y emotiva ceremonia que estuvo presidida por el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, primado de la iglesia de Inglaterra.

Con toda la tradición medieval reservada para la ocasión, Carlos III, de 74 años, fue coronado para marcar de manera simbólica su reinado, que comenzó, de iure y de facto, el 8 de septiembre de 2022, a la muerte de su madre, la reina Isabel II.

Esta es la primera vez en 70 años que el Reino Unido es testigo de la coronación de un jefe de Estado, para la que se utilizaron insignias reales y la corona de San Eduardo, del siglo XVII, de un peso que supera los dos kilos y ataviada con piedras preciosas.

El espectáculo de la coronación, que duró más de dos horas, comenzó a las 10.20 hora local (en Uruguay, a las 6.20 de la mañana) cuando los reyes partieron del palacio de Buckingham rumbo a la abadía en la carroza “Diamond Jubilee”, una de las más modernas de la familia real, tirada por seis caballos blancos y escoltada por la guardia real.

Miles de personas, ubicadas detrás de las barreras de seguridad en las calles por donde pasó la procesión real, gritaron y agitaron banderas británicas mientras la carroza hacía el recorrido.

Además de los más monárquicos, hubo una protesta por parte de grupos contrarios a la coronación, que portaron pancartas con el título de “Este no es mi rey” y camisetas amarillas. El director del grupo anti-monárquico “Republic”, Graham Smith, y otros organizadores de la protesta, fueron arrestados por la Policía en la céntrica plaza de Trafalgar antes del comienzo de los actos.

Siempre puntuales

Con puntualidad británica, el servicio litúrgico comenzó a las 11.00 hora local, en presencia de miles de invitados, entre ellos la primera dama de los Estados Unidos, Jill Biden; los reyes de España, Felipe VI y Letizia; los reyes de Bélgica, Felipe y Matilde; Guillermo y Máxima, reyes de los Países Bajos; entre otros. El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, fue uno en la larga lista de jefes de Estado invitados, y expresó en Twitter que las primeras palabras que recibió del rey fueron “tenemos que cuidar la Amazonía”.

Entre los miembros de la realeza británica que más llamaron la atención estaban los príncipes Harry, hijo menor de Carlos III enemistado con la familia, y Andrés, hermano del rey alejado de la vida pública tras un escándalo sexual. Ambos fueron invitados a la coronación del monarca pero sin ningún papel oficial, confirmó el sábado el Palacio.

En tanto, quienes se robaron las miradas fueron el heredero del trono, el príncipe Guillermo, y su esposa Catalina Middleton, princesa consorte de Gales. Él vistió un uniforme militar de coronel de los guardias irlandeses, y tanto él como su esposa acompañaron su atuendo con un manto de la Orden de la Jarretera, la máxima distinción británica, inspirada en los caballeros de la mesa redonda.

El príncipe Jorge, ahora ya segundo heredero al trono tras su padre Guillermo, ha sido uno de los cuatro encargados en portar uno de los extremos de la capa de su abuelo, tanto a la entrada como a la salida, “una manera de integrarle en las ceremonias institucionales”, mientras que el príncipe Luis, vestido con un traje azul oscuro, permanecía junto a sus padres y hermana.

A la ceremonia también asistieron diversos representantes religiosos de los países con los que el Reino Unido mantiene plenas relaciones diplomáticas.

La ceremonia transcurrió con música especialmente seleccionada por el monarca y dirigida por Antonio Pappano, el reputado director musical de la Royal Opera House de Londres.

Ritos

Antes del momento culminante de la coronación, Carlos III fue ungido con aceite consagrado por el arzobispo de Canterbury, el rito religioso más solemne de la liturgia de hoy, que requería que el monarca estuviera temporalmente oculto a la congregación.

El soberano quedó velado por un panel de tela bordada con motivos de ángeles y un árbol con 56 hojas que representan a cada uno de los países de la Mancomunidad Británica de Naciones.

Carlos estuvo sentado en la silla de roble de San Eduardo, considerado el mueble más antiguo del Reino Unido y colocado sobre un piso de mosaico medieval, para la ceremonia de la coronación.

Ataviado con una capa dorada, a Carlos III se le entregaron las distintas insignias reales, que simbolizan sus responsabilidades como jefe de Estado hasta el día de su muerte.

Así, el rey recibió el orbe del soberano, que simboliza el mundo; el cetro con cruz, que representa el mundo cristiano; y el cetro de la paloma, símbolo del papel espiritual del monarca, así como un guante blanco símbolo de poder.

El Gran Momento

Después, en el momento más importante, el arzobispo colocó sobre la cabeza del rey la corona de San Eduardo y gritó “God save the King! (Dios salve al Rey)” mientras se escuchó el sonido de trompetas y se disparaban cañonazos desde distintos puntos del país, entre ellos de la Torre de Londres.

Luego fue el turno del príncipe Guillermo, heredero de la corona, que besó a su padre en la mejilla.

A la salida de la abadía, Carlos III, que llevaba ya otra corona, la imperial, y Camila fueron llevados el palacio de Buckingham en la carroza dorada de Estado, construida en 1762, escoltados por unos 4.000 miembros de las fuerzas armadas, en un imponente desfile, que estuvo acompañado por el sonido de tambores.

Una vez en palacio, en los jardines, el rey recibió el saludo de los miembros de los distintos regimientos, para remarcar el fuerte vínculo entre monarquía y fuerzas armadas.

El acto final fue la salida al balcón del palacio de los reyes, con los niños y miembros de la familia real que trabajan para la Casa Real, así como los príncipes de Gales, Guillermo y Catalina; los duques de Edimburgo, Eduardo y Sofía, y la princesa Ana, hermana del monarca.

Primer ministro

El primer ministro británico, el conservador Rishi Sunak, leyó un fragmento de la Epístola a los Colosenses en la Abadía de Westminster. Como jefe del Gobierno británico, Sunak, de religión hindú, participó en el servicio religioso.

“No cesamos de orar por ustedes, de pedir que estés lleno del conocimiento de Su Voluntad, en toda su sabiduría e inteligencia espiritual, para que caminen como es digno del Señor, agradándole en todo”, leyó Sunak durante la ceremonia.

“Esta es la palabra del Señor”, fue como concluyó su lectura el primer ministro, de 42 años.

Antes de la ceremonia, Sunak había afirmado: “Ningún otro país podría ofrecer un espectáculo tan deslumbrante: las procesiones, la pompa, las ceremonias y las fiestas callejeras”. Agregó que “no es solo un espectáculo. Es una orgullosa expresión de nuestra historia, cultura y tradiciones. Y un apreciado ritual a través del cual nace una nueva era”.

La Abadía de Westminster, clave de la historia

La Abadía de Westminster ha sido escenario de momentos claves en la historia de la monarquía británica durante casi mil años. En este lugar, el rey Eduardo el Confesor construyó en la década de 1040 una iglesia de piedra sobre el emplazamiento de un antiguo monasterio benedictino fundado hacia el año 960. La construcción de la imponente abadía gótica comenzó bajo el reinado de Enrique III en 1245. Ha sido escenario de coronaciones, bodas y funerales de múltiples reyes, así como de celebraciones por el largo reinado de Isabel II.

ritos. El rey Carlos III de Gran Bretaña sale de la Abadía de Westminster portando la corona del Estado imperial.

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