El kirchnerismo irá por los votos de Randazzo y el macrismo por los de Massa en las legislativas de octubre.

El misterio fue develado 16 días después. Con el escrutinio definitivo concluido, Cristina Kirchner resultó finalmente la candidata más votada en las elecciones primarias a senador por la provincia de Buenos Aires del 13 de agosto pasado. Obtuvo el 33,95% de los votos, con lo que relegó al oficialista Esteban Bullrich, que captó el 33,74%.

El resultado dejó un sabor agridulce para el kirchnerismo. Si bien logró revertir la derrota que había arrojado el escrutinio provisorio en la noche de la elección, la diferencia de 20.324 votos —sobre un total de 9,5 millones de sufragios emitidos— quedó muy lejos de las expectativas que tenía el equipo de campaña de la expresidenta. Por entonces, el objetivo era obtener una brecha de, al menos, 500.000 votos para cubrirse de la probable transferencia de sufragios antikirchneristas hacia la candidatura de Bullrich en las elecciones legislativas del 22 de octubre próximo.

"El kirchnerismo consideraba que dada la situación económica y las características del actual gobierno, Cristina Kirchner iba a volver arrasando en estas elecciones. Pero terminó empatando con un candidato que ni siquiera es conocido en toda la provincia", dijo el analista político Luis Costa, director de la consultora Quiddity Argentina.

Tras el recuento de las primarias, los dos principales candidatos a senadores en el distrito más poblado del país parten con un caudal de votos similar. La gran diferencia es que Bullrich está en mejores condiciones para captar sufragios de quienes respaldaron a otros candidatos en las PASO, algo que le será más difícil a la expresidenta. "El techo de Cristina está muy cerca de los votos que obtuvo en las primarias, y haber terminado primera en el escrutinio definitivo no cambia eso. Incluso, el gobierno podría beneficiarse con una Cristina ganadora en las primarias porque pedirá con más razones el voto a quienes apoyaron a Sergio Massa y son mayoritariamente antikirchneristas", señaló el analista Pablo Knopoff, director de Isonomía Consultores.

Si bien el desempeño electoral estuvo lejos de sus previsiones, Massa cosechó el 15,41% de los votos, un caudal suficiente para, según el rumbo que tomen esos votantes, definir el resultado de las elecciones de octubre. "Según nuestros estudios, uno de cada dos votos de Massa podría ir a los candidatos del gobierno. La pregunta es cuántos de ellos finalmente darán ese paso y cambiarán su voto. Lo que se sabe es que Massa, a priori, no tiene un núcleo duro de votantes", dijo Federico Aurelio, director de la consultora Aresco.

Otro de los objetivos de la alianza Cambiemos pasa por convocar a aquellos que no votaron el 13 de agosto. En las primarias, el nivel de participación sobre el padrón fue del 77,6% en la provincia de Buenos Aires. En el gobierno confían que el porcentaje crezca al 80%, como en 2015. La apuesta es que también se repita el aluvión de votantes a Cambiemos de hace dos años: mientras en aquella ocasión el caudal del candidato kirchnerista Daniel Scioli prácticamente no creció desde las primarias a las legislativas, el de Macri acumuló 600.000 sufragios más.

Las opciones que tiene Cristina para buscar nuevos votos son mucho menores a las del oficialismo. La alternativa más concreta es intentar captar parte del 5,94% de los sufragios cosechados por Florencio Randazzo, exministro del kirchnerismo. En esa línea, se procura agregar más dosis de peronismo a la campaña. Lejos de los encuentros en lugares cerrados con ciudadanos presentados como víctimas de la política económica del macrismo —estrategia central de la campaña para las primarias—, la apuesta de Cristina pasará ahora por bajar más al territorio y recorrer los municipios de la mano de los intendentes peronistas de la provincia.

El giro en la campaña podría incluir otro elemento novedoso: Cristina estaría dispuesta a conceder entrevistas a medios de comunicación no cercanos al kirchnerismo. Incluso el equipo de campaña negoció una ida al programa de Susana Giménez, pero la diva dijo que no.

Aunque la tendencia parece favorecer a los candidatos del gobierno, el resultado de la puja en la provincia de Buenos Aires continúa abierto a 50 días de las elecciones. "Cualquier evento inesperado puede cambiar el resultado de una elección que, en cualquier caso, se definirá por estrecho margen", señaló Aurelio.

Cristina Kirchner lanzó ayer miércoles en el estadio Atenas de La Plata la campaña de su grupo Unidad Ciudadana para las legislativas de octubre, donde aspira a obtener una banca en el Senado por la provincia de Buenos Aires. Cristina llamó a la unidad del peronismo para vencer a Cambiemos, cuestionó al gobierno de Mauricio Macri por sus medidas económicas y lo responsabilizó por la desaparición del joven Santiago Maldonado hace 30 días en la provincia de Chubut, un caso que tiene en vilo a toda Argentina. La expresidenta también aprovechó para cobrarle factura a Cambiemos por los festejos anticipados la noche del 13 de agosto del resultado de las internas, que Cristina ganó por apenas 20.000. "Es la primera vez en la historia que el que gana en el escrutinio provisorio no ganó en el definitivo", fueron sus primeras palabras. "Todo esto es un poco el triunfo de la verdad sobre la mentira, sobre la manipulación. Después de 17 días, recién hoy los argentinos y el mundo se han enterado qué pasó en las elecciones del 13 de agosto. Ganó Unidad Ciudadana", lanzó Cristina y se produjo una ovación en el estadio.

"Ganamos en agosto y podemos ganar en octubre, pero sin exitismo, el exitismo es mal consejero, es el padre de las derrotas, el triunfalismo no le sirve a nadie, solamente a los que quieren que perdamos. No se equivoquen", dijo Cristina.

GUSTAVO STOK

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