AFP
El Vaticano autorizó oficialmente y por primera vez ayer lunes la bendición de parejas del mismo sexo, con la condición de que se realice fuera de los ritos litúrgicos, un gesto inédito en la Iglesia católica, que sigue firme en su oposición al matrimonio homosexual.
Existe “la posibilidad de bendiciones de parejas en situaciones irregulares y de parejas del mismo sexo, cuya forma no debe encontrar ninguna fijación ritual por parte de las autoridades eclesiásticas, para no producir confusión con la bendición propia del sacramento del matrimonio”, precisa el documento del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, aprobado por el papa Francisco.
En suma, pese a la apertura de la bendición de estas parejas, el Vaticano quiere dejar meridianamente claro que esta acción no puede confundirse en ninguna circunstancia con la institución del matrimonio, definida como “la unión exclusiva, estable e indisoluble entre un varón y una mujer, naturalmente abierta a engendrar hijos”.
“Solo en este contexto, las relaciones sexuales encuentran su sentido natural, adecuado y plenamente humano. La doctrina de la Iglesia sobre este punto se mantiene firme”, alega el documento.
De este modo, tacha de “inadmisible” cualquier “rito u oración que puedan crear confusión” con una boda canónica o “escándalo”, como por ejemplo los “actos de bendición” que imparte actualmente el clero alemán, pese a la disconformidad de la Santa Sede.
“Esta bendición nunca se realizará al mismo tiempo que los ritos civiles de unión, ni tampoco en conexión con ellos. Ni siquiera con las vestimentas, gestos o palabras propias de un matrimonio”, añade. Porque, apunta el prefecto, “no se pretende legitimar nada, sino solo abrir la propia vida a Dios, pedir su ayuda para vivir mejor e invocar también al Espíritu Santo para que se vivan con mayor fidelidad los valores del Evangelio”.
En definitiva, la bendición a estas parejas “irregulares” deberá consistir en una “oración breve” y “espontánea” en la que un cura podrá pedir “paz, salud, espíritu de paciencia, diálogo o ayuda mutua” a sus miembros.
Generalmente efectuada por un cura, la bendición “consiste en invocar la bendición divina sobre una persona o una asamblea”, según la definición de la Iglesia católica.
Es la primera vez que la Iglesia abre el camino de forma tan clara a la bendición de parejas del mismo sexo, un tema que suscita tensiones en su seno debido a la fuerte oposición del ala conservadora, especialmente en Estados Unidos.
Pese a no estar reconocida por la Santa Sede, algunos sacerdotes ya bendecían antes a parejas del mismo sexo, sobre todo en Bélgica y Alemania.
Esta decisión “clarifica las cosas porque había un vacío en esta cuestión”, explica a AFP Patrick Vadrini, especializado en derecho canónico y profesor emérito en la Pontificia Universidad Lateranense en Roma.
El sacerdote estadounidense James Martin, conocido por su compromiso con los fieles LGTB+ (lesbianas, gays, trans, bisexuales y otros), celebró la decisión en la red social X y dijo que era “un gran avance en el Ministerio de la Iglesia para las personas LGTB+”.
El cambio podría intensificar la oposición del ala tradicional de la Iglesia, en un momento en que se multiplican las críticas de los conservadores hacia la gobernanza del Papa argentino.
La declaración se produce además seis semanas después de la conclusión del Sínodo para el futuro de la Iglesia católica, una reunión mundial consultiva en la que obispos, mujeres y laicos debatieron cuestiones sociales como la aceptación de las personas LGTB y los divorciados vueltos a casar.
A principios de octubre, cinco cardenales conservadores pidieron públicamente al papa reafirmar la doctrina católica sobre las parejas homosexuales, pero el documento final del Sínodo dejó de lado esta cuestión. En 2021, el Vaticano reiteró su opinión de que la homosexualidad es un “pecado” y confirmó que las parejas del mismo sexo no pueden recibir el sacramento del matrimonio.
Desde su elección en 2013, el jesuita argentino, que insiste en la importancia de una Iglesia “abierta a todos”, ha despertado repetidamente la ira de los conservadores, en particular al limitar el uso de la misa tradicional en latín en 2021.
“Si una persona es gay y busca al Señor y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarla?”, dijo en 2013, apenas unos meses tras su elección.