FRANCIA
Ocupado en la escena internacional, Macron tardó en entrar en campaña y ahora lo hace de forma precipitada, con actos en contacto con escaso seguimiento, tanto en el lugar como en las redes sociales.
Todos las encuestas en Francia auguran la victoria deEmmanuel Macron en las presidenciales del mes próximo, pero la dinámica observada en los últimos días muestra que su triunfo no será aplastante ante el empuje de la ultraderechista Marine Le Pen.
A diez días de la primera vuelta, han comenzado a aparecer signos inquietantes para el presidente. Ocupado en la escena internacional, Macron tardó en entrar en campaña y ahora lo hace de forma precipitada, con actos en contacto con escaso seguimiento, tanto en el lugar como en las redes sociales.
El presidente apuntó al perfil extremista de su principal rival: “Nunca he trivializado con el Frente Nacional”, dijo Macron, rescatando el antiguo nombre del partido de Le Pen que la actual líder borró para mostrar un rostro menos ultra.
Macron tuvo que salir del Elíseo en busca de los electores. Ya no le vale con presentarse como el mejor garante contra las graves crisis que atravesaba el país, desde la pandemia a la guerra de Ucrania, que le situaron por encima del 30% de las intenciones de voto en la primera vuelta del 10 de abril.
“Ucrania le hacía la campaña al presidente. Ahora las cosas han cambiado. A la gente le preocupa más su bolsillo que lo que sucede en Ucrania. El poder adquisitivo se ha convertido en el tema central. El presidente tendrá que hacer campaña”, señala el polítólogo de la Fundación Jaurès, Guilles Finchelstein.
En pocos días, Macron ha visto que sus intenciones de voto apuntan más al 25% mientras que las de su principal rival se asientan por encima del 20%.