“Enemistad contra dios”, el delito que lleva a la horca en el régimen iraní

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La muerte de la joven Mahsa Amini desató la ola de protestas en Irán
-- AFP PICTURES OF THE YEAR 2022 -- This UGC image posted on Twitter reportedly on October 26, 2022 shows an unveiled woman standing on top of a vehicle as thousands make their way towards Aichi cemetery in Saqez, Mahsa Amini's home town in the western Iranian province of Kurdistan, to mark 40 days since her death, defying heightened security measures as part of a bloody crackdown on women-led protests. - A wave of unrest has rocked Iran since 22-year-old Amini died on September 16 following her arrest by the morality police in Tehran for allegedly breaching the country's strict rules on hijab headscarves and modest clothing. (Photo by UGC / AFP) / AFP PICTURES OF THE YEAR 2022 === RESTRICTED TO EDITORIAL USE - MANDATORY CREDIT "AFP PHOTO / UGC IMAGE" - NO MARKETING NO ADVERTISING CAMPAIGNS - DISTRIBUTED AS A SERVICE TO CLIENTS FROM ALTERNATIVE SOURCES, AFP IS NOT RESPONSIBLE FOR ANY DIGITAL ALTERATIONS TO THE PICTURE'S EDITORIAL CONTENT, DATE AND LOCATION WHICH CANNOT BE INDEPENDENTLY VERIFIED === /
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"MOHAREBE"

Irán ha ejecutado a dos detenidos por las protestas y hay nueve condenados más a pena de muerte.

"Enemistad contra dios". Ese es el delito por el que han sido ahorcadas dos personas por su implicación en las protestas que sacuden a Irán y que hunde sus raíces en la sharía o ley del islam.

Las protestas comenzaron por la muerte de Mahsa Amini tras ser detenida por la “policía de la moral” por no llevar bien puesto el velo islámico en septiembre, pero los manifestantes piden ahora el fin de la República Islámica de Irán fundada por el ayatolá Ruholá Jomeiní en 1979.

Tras casi tres meses de movilizaciones, más de 400 muertos y miles de detenidos, las autoridades han comenzado a ejecutar a manifestantes para tratar de controlar unas movilizaciones protagonizadas sobre todo por jóvenes y mujeres.

Y el principal delito del que se ha acusado a los dos ejecutados a muerte hasta ahora y a otros nueve presos que están en el corredor de la muerte es “moharebe”, que se puede traducir como “enemistad contra dios”, “enemistad con dios” o “guerra contra dios”.

“El islam dice que ‘mohareb’ -la persona que comete ‘moharebe’- es aquel que viola la ley divina y celestial, que es la sharía”, explica a EFE el clérigo Yalal Mohebí, en el santuario Saleh del norte de Teherán.

El octogenario clérigo sostiene que “la ley humana puede contener errores, porque el ser humano puede cometer errores, pero dios no” y de ahí la importancia de las “leyes de dios”.

En un plano más terrenal, Mohebí define como “mohareb” a quien “ataca a otros seres humanos, bloquea calles o plazas, organiza disturbios y crea el terror y la inseguridad entre la población” y así aparece en el artículo 279 del Código Penal Islámico del país persa.

Esos son los delitos por los que fue ejecutado el joven de 23 años Mohsen Shekari el 8 de diciembre, en la primera ejecución de una persona por participar en las protestas.

Shekari hirió con un cuchillo a un basiji -miliciano islámico- y bloqueó una calle, según la Justicia iraní, lo que conllevó a la acusación por “enemistad contra dios”.

Esa ejecución provocó una oleada de críticas internacionales.

Pero ese es el castigo previsto para los “mohareb” en la legislación iraní y que Mohebí defiende como “adecuado”.

“El propio Dios en el Corán, que es libro de Dios y palabra de Dios, claramente ha determinado los castigo para los mohareb”, explica Mohebí, que es representante en el norte de Teherán del líder supremo, Ali Jameneí. Y enumera los castigos: “matarlos, o ahorcarlos, cortarles la mano derecha y el pie izquierdo o al revés, o el destierro”, que recoge el Código Penal iraní.

Solo cuatro días más tarde de la primera ejecución, fue ahorcado públicamente Majid Reza Rahnavard, de 23 años, por la muerte de dos basijis en Mashad, tras ser condenado en un juicio de un día por “enemistad contra dios”.

La ejecución pública había caído en desuso en los últimos años en Irán en un intento por mejorar la imagen del país, uno de los principales del mundo en la aplicación de la pena de muerte, con 314 ejecuciones en 2021, según Amnistía InternacionaI.

Esa ejecución volvió a provocar un aluvión de críticas y ahora se teme por la vida de otros nueve presos que han sido condenados a la pena máxima, la mayoría por “enemistad contra dios”.

Además, solo en Teherán 400 personas han sido condenadas a entre dos y 10 años de prisión por su participación en las protestas.

Amnistía Internacional, Human Rights Watch y la ONU han denunciado los juicios como “farsas”, “injustos” y una “venganza”.

Incluso una asociación de clérigos reformistas, la Asamblea de Docentes e Investigadores del Seminario de Qom, expresó su preocupación por las ejecuciones y el uso del cargo de “enemistad contra dios”. “No pueden ser considerados mohareb los ciudadanos que ejercen su derecho a protestar contra la situación injusta del país y se defienden de la violencia de los agentes”, indicó el colectivo en un comunicado.

Expulsión de Comisión de ONU: “herejía política”

Irán se quejó de su expulsión de la Comisión de la ONU sobre la Condición de la Mujer, decisión que calificó de “herejía política“ y de la que culpó a Estados Unidos. “El sesgado acto de Estados Unidos contra la República Islámica es un intento de imponer demandas unilaterales e ignorar el proceso de elección de las organizaciones internacionales”, dijo el portavoz del Ministerio de Exteriores iraní, Naser Kananí. Irán fue expulsado el miércoles de la Comisión de la ONU sobre la Condición de la Mujer en una votación con 29 votos a favor, 8 en contra y 16 abstenciones.

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