Entre la emoción y el orgullo: reapertura de Notre Dame da un respiro a Macron, un presidente en horas difíciles

El mandatario cerró una semana en la que la izquierda radical y la ultraderecha censuraron al primer ministro. Además, se firmó el acuerdo entre la UE y el Mercosur, iniciativa que Macron rechazaba.

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Reinauguración de Notre Dame.
Foto: EFE

Rafael Cañas (EFE) / París
El emocionante acto de reapertura de Notre Dame dio ayer sábado aire a Emmanuel Macron, que ha sufrido una semana aciaga. Macron pudo presentar este logro ante líderes internacionales y el resto del mundo mientras pena por devolver la estabilidad política a Francia.

El presidente francés, que hace solo tres días vio cómo el Gobierno caía por la primera moción de censura exitosa en 62 años, volvió a un papel más agradecido y que le encanta desempeñar, el de jugador en el escenario internacional y anfitrión distinguido en un acontecimiento de alcance mundial, como los recientes Juegos Olímpicos de París.

Macron aprovechó la presencia del presidente electo de EE.UU., Donald Trump, para sentarlo en un lugar de privilegio, entre él y su esposa Brigitte, en una especie de “diplomacia de los monumentos”.

Militares franceses de la Operación Sentinelle patrullan a través del perímetro de seguridad alrededor de la catedral de Notre-Dame
Militares franceses de la Operación Sentinelle patrullan el perímetro de seguridad de la catedral de Notre-Dame
Foto: AFP

Entre la cuarentena de líderes internacionales estaba además el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, quien recibió una nutrida ovación de una buena parte de los 1.500 invitados al oficio religioso que marcó el histórico evento.

Precisamente, Macron se reunió previamente con Trump y Zelenski en el Elíseo para discutir la guerra de Ucrania, entre otros asuntos, por lo que llegó con retraso a dar la bienvenida a la mayoría de los demás jefes de Estado y Gobierno, tarea que cumplió parcialmente el primer ministro en funciones, Michel Barnier.

Aunque Macron acababa de separarse de Trump y Zelenski, se abrazó con cada uno de ellos cuando llegaron por separado a las puertas de la catedral.

También se sumó al evento a última hora el multimillonario empresario Elon Musk, uno de los hombres de confianza de Trump y participante habitual en foros de inversión y de tecnología en París en los últimos años.

Y no faltó una nutrida representación de la élite política francesa, que hizo de la reapertura de la catedral, que simboliza a París y a Francia, un acto de unidad en medio de la crisis política interna que vive el país.

“Esta noche, juntos, podemos compartir el júbilo y el orgullo”, proclamó Macron en un breve discurso, que tuvo lugar dentro del templo debido al vendaval del exterior, donde estaba inicialmente programado para marcar la estricta separación Iglesia-Estado que hay en Francia.

Macron manifestó también la “gratitud” a los bomberos que salvaron la catedral del gravísimo incendio de abril 2019, que hizo temer la ruina completa del templo, y a todos los que han trabajado en su reconstrucción, antes de “devolverla a los católicos, a París, a Francia y al mundo entero”.

Desfilan estandartes de la iglesia en ceremonia de reapertura de la Catedral de Notre-Dame.
Desfilan estandartes de la iglesia en ceremonia de reapertura de la Catedral de Notre-Dame.
Foto: AFP

Emoción y orgullo

La simbólica apertura de las puertas y el oficio religioso posterior marcaron el retorno de Notre Dame al culto, en una ceremonia dominada por la emoción de su recuperación, el asombro por su recobrada belleza y el orgullo de Francia por mostrar su espléndido patrimonio y su capacidad para concluir el reto de su restauración.

Cinco años y medio después del incendió que destruyó parcialmente la catedral símbolo de París -y uno de los monumentos más conocidos en todo el mundo-, el tañer de las campanas, el retorno de los ritos religiosos, el sonido del órgano, los cánticos del coro y los fieles y el olor del incienso demostraron que Notre Dame vuelve a ser una realidad.

La blancura de la piedra que da forma a sus bóvedas y muros góticos, libre tanto de la carbonilla como de la suciedad acumulada durante siglos, y el colorido de sus vidrieras y pinturas, recuperado tras el incendio, destacan de forma deslumbrante ayudados por la nueva iluminación.

El resultado es “una catedral que estalla de luz”, como dijo el arzobispo de París, Laurent Ulrich.

Además de invitados oficiales, a este primer oficio asistieron representantes de todas las parroquias y de asociaciones católicas de la capital francesa.

La reconstrucción de la catedral, recuperada del olvido e inmortalizada por Víctor Hugo en su novela Nuestra Señora de París, ha devuelto al templo a su estado original gracias a trabajadores que aún mantienen en Francia las tradiciones artesanales y artísticas de la Edad Media. Canteros, escultores, carpinteros, vidrieros, herreros o especialistas en fundición de plomo o cobre han tenido un papel fundamental, combinado con técnicas contemporáneas como el diseño por 3D, los drones o el láser.

Emmanuel Macron conversa con Donald Trump durante la reapertura de la Catedral de Notre-Dame
Emmanuel Macron conversa con Donald Trump durante la reapertura de la Catedral de Notre-Dame.
Foto: AFP
Notre Dame

Tejado reconstruido, nuevo mobiliario e iluminación

La catedral de Notre Dame sufrió un devastador incendio el 15 de abril de 2019. Las imágenes del desastre dieron la vuelta al mundo.

Su reinauguración supone otro jalón en su agitada historia, con un tejado totalmente reconstruido, una nave y un crucero limpios, un mobiliario nuevo y moderno y una iluminación modulable.

El órgano, fabricado hace tres siglos, fue desmontado, limpiado y vuelto a instalar.

Si bien la nave de 60 metros de longitud se muestra ante los fieles de un blanco inmaculado, las capillas adyacentes lucen colores espectaculares.

Entre ellas, la capilla dedicada a la Virgen de Guadalupe, una rareza entre los templos europeos, que será objeto de una celebración especial el 12 de diciembre.

Retransmitida en directo, la ceremonia de reapertura de Notre Dame permitió descubrir todo el mobiliario diseñado expresamente para esta nueva etapa del monumento, como las sillas, o el moderno baptisterio en la entrada de la nave.

Al fondo, detrás del altar, hay otra audaz innovación: el relicario donde se guarda la Corona de Espinas, un gran disco de cristales dorados con un centro de azul cobalto. (AFP)

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