EFE, El País de Madrid
La campaña para las elecciones generales españolas de mañana concluyó ayer tras dos semanas marcadas por el calor, el voto por correo y los debates televisivos, unos días intensos que dejan dos bloques políticos muy definidos, la izquierda y la derecha, cuyos candidatos buscan en esta recta final el voto útil que evite tener que llegar a acuerdos para gobernar, algo que a esta altura parece el escenario más probable.
De no conseguir mayoría absoluta el ganador, bien sea el Partido Popular (PP), liderado por Alberto Núñez Feijóo, o el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), del presidente Pedro Sánchez, se verían obligados a negociar con sus dos extremos: la coalición de izquierda Sumar, con la vicepresidenta segunda del actual Ejecutivo al frente, Yolanda Díaz, y la formación de ultradecha Vox, de Santiago Abascal.
Sánchez dio ayer su acto final en Getafe, ciudad al sur de Madrid, con un llamamiento a la movilización de los izquierdistas: “Esto va de Sánchez o de un Gobierno con Feijóo y Abascal”. La candidata de Sumar, Yolanda Díaz, brindó un acto en Madrid. “Vamos a salir a defender la libertad para que no regrese lo peor de nuestra historia”, dijo. Feijóo fue recibido al ritmo de The Final Countdown, en un discurso que brindó en A Coruña, donde expresó: “Sabéis lo que se puede esperar de mí: menos tensión, menos personalismo y más unidad y menos yo, yo, yo, y más nosotros”. Abascal, por su parte, en su acto celebrado en Madrid, expresó: “Quedan 48 horas para librarnos del peor gobierno de nuestra historia”.
El líder del PP mantiene su confianza en que podrá gobernar solo sin necesidad de pactar con Vox, algo poco probable según últimas encuestas. También aseguró que, cuando le ofreció a Pedro Sánchez un acuerdo por escrito para que tras las elecciones gobierne la lista más votada, no se le planteó a Sánchez, sino al PSOE.
“Yo le he hecho esta oferta al Partido Socialista, no a Sánchez. Si creyese que el PSOE ya no tiene remedio y que el Partido Sanchista ha invadido, ha dejado sin efecto y ha demolido el Partido Socialista, pues probablemente no lo hubiera hecho. Pero es que yo tengo que tener fe en que el Partido Socialista se va a reconstruir, se va a resetear, que el Partido Socialista es importante para la democracia española”, afirmó.
En relación a esto, Abascal acusó al PP ayer de “blanquear” al PSOE con su oferta permanente de pacto para que gobierne el más votado, y rechazó su mano tendida a Pedro Sánchez.
Feijóo ofreció el pacto para evitar el famoso bloqueo político -que obligaría a convocar nuevamente elecciones- y para evitar una alianza con Vox.
La razón es que la ley electoral que regula el funcionamiento de los ayuntamientos permite que, si nadie consigue la mayoría absoluta de los votos en primera votación, gobierne la lista con más papeletas. Sin embargo, para lograr la investidura en la mayoría de las comunidades y en el Estado, hay que buscar acuerdos para obtener mayorías suficientes (absoluta en primera votación o más síes que noes en segunda votación).
En la historia de España tras el retorno de la democracia ha habido numerosos pactos para que gobierne la lista más votada cuando no hay mayoría en el Parlamento que avale la investidura del presidente. El PSOE, sin ir más lejos, dejó que Mariano Rajoy gobernara en 2016, absteniéndose de votar el segundo debate de investidura.
Pero todo esto -la alianza con los partidos más radicales, o en cambio, el pacto de la lista más votada- todavía está por verse. Las últimas estimaciones de El País de Madrid dan al PP 142 diputados, seguido de PSOE (108), Vox (35) y Sumar (34). El resto de fuerzas tendría alrededor de 31 escaños en total. Pero la incertidumbre de estas elecciones es tanta que los números pueden variar ampliamente.
Por ejemplo, el resultado más probable del PP sería rondar los 142 escaños, pero su intervalo de 90% de probabilidad- basado en un modelo estadístico en el que simularon las elecciones 15.000 veces- va desde 119 a 164 asientos. Y todavía hay una opción entre 20 de que el PP acabase por encima (o por debajo) de esa enorme franja.
Si en algo hay (relativa) seguridad es que ninguno alcanzará la mayoría necesaria, y a partir del lunes, empezará la negociación.
Casi 2,5 millones de votos por correo
A última hora de la noche del jueves, 2.461.284 de españoles habían emitido su voto por correo para las elecciones generales de mañana, lo que supone que el 93,8% de las solicitudes ya han sido materializadas y convertidas en voto.
Es el porcentaje de ejecución de voto por correo más alto en este tipo de comicios desde 2008. Los datos los presentó ayer viernes el director adjunto de operaciones de Correos, José Luis Alonso Nistal, que aseguró que se trata del “mejor ratio de conversión de la historia” en elecciones generales. Las cifras, que son aún provisionales a falta de los votos que llegaron hasta el cierre del plazo (ayer viernes a las 14.00 hora local), han sido calificadas por Nistal como “un hito histórico” para la democracia española.
Con los datos actuales, la diferencia entre solicitudes y votos admitidos -es decir, el porcentaje de personas que pidieron votar por correo pero finalmente no lo hicieron- es de un 6,2%, por debajo del ratio habitual en todos los procesos electorales. En las elecciones de abril de 2019 fue del 7,8%; en junio de 2016, del 6,6%; y la media es del 7,3% si se tienen en cuenta todas las elecciones generales celebradas desde 2008, el primer año con estadísticas homologables.
La demanda del voto por correo fue inaudita en estos comicios. En las elecciones de abril de 2019, se registraron 1.346.000 solicitudes por correo y se llegaron a emitir 1.241.000. Las cifras de este año superan incluso las de las elecciones de junio de 2016, que ostentaban el récord hasta ahora, con 1.453.000 solicitudes y 1.357.000 votos emitidos.
Correos trasladará mañana los votos emitidos a los colegios electorales a lo largo de la jornada hasta las ocho de la noche, cuando cierran los colegios y comienza el escrutinio.