AFP/EFE
El líder del Partido Popular (PP), Alberto Núñez Feijóo, se presentó ayer martes ante el Parlamento para intentar ser investido presidente del gobierno español, un objetivo destinado al fracaso al no tener los apoyos suficientes pese a haber ganado las elecciones legislativas de julio.
De confirmarse su derrota, lo que ocurrirá salvo sorpresa mayor, será el turno del presidente actual, el socialista Pedro Sánchez, quien confía en tener el apoyo de los independentistas catalanes, a cambio de una amnistía a los procesados por el intento secesionista de 2017.
En su discurso de apertura, de una hora y 40 minutos, Feijóo justificó su muy probable fracaso en las votaciones asegurando que “ni siquiera la presidencia del gobierno justifica los medios”.
“Tengo principios, límites y palabra”, subrayó líder del PP, de 62 años, desde la tribuna.
“Tengo a mi alcance los votos para ser presidente del gobierno, pero no acepto pagar el precio que me piden para hacerlo”, agregó desde la tribuna del Congreso de los Diputados. Omitió decir que el partido de extrema derecha Vox, profundamente antiindependentista, no le apoyaría en caso de aceptar las reivindicaciones de los separatistas catalanes.
Consciente de su falta de opciones, el líder del PP, quien recibió el encargo del rey Felipe VI de intentar formar un gobierno, se ha dedicado en estas semanas a atacar las negociaciones entre Sánchez y el partido independentista de Carles Puigdemont, líder de la tentativa de secesión de Cataluña en 2017.
Radicado en Bélgica para evadir la justicia española, Puigdemont exige una amnistía para todos los encausados por el intento de independencia a cambio del crucial apoyo de sus siete diputados a la investidura de Sánchez.
“Lo que el independentismo plantea (...) es un ataque directo a los valores democráticos esenciales de nuestro país”, dijo Feijóo ayer en el Congreso sobre una amnistía que, de producirse, “se haría sin que haya detrás ninguna convicción profunda, tan solo el estado de necesidad parlamentaria de una sola persona”, indicó en referencia a Sánchez, sentado en el hemiciclo.
El jefe del PP someterá hoy miércoles su candidatura al voto de los 350 diputados de la cámara, de los que necesitaría el respaldo de una mayoría absoluta de 176.
Pero Feijóo cuenta con solo 172 votos, gracias principalmente al apoyo de Vox, lo que a su vez le impide ganarse el respaldo de partidos regionales que no comparten las posiciones del partido de extrema derecha.
En una segunda votación, el viernes, le bastarían más síes que noes. Pero previsiblemente también fracasará.
Si la centro-derecha no se hubiese fraccionado hoy tendríamos más de 190 escaños”.
Sánchez al acecho
La probable derrota Feijóo en la primera votación de hoy miércoles disparará una cuenta atrás de dos meses para que se convoquen nuevas elecciones legislativas.
Durante ese lapso, Sánchez -que desafió todas las encuestas que lo daban como derrotado en las legislativas del 23 de julio- intentará que el Parlamento vote su investidura.
Pero antes Sánchez deberá encontrar una fórmula de amnistía que satisfaga a los separatistas sin provocar una rebelión en el seno del PSOE, donde la posibilidad de esta medida ya ha provocado duras críticas, como por ejemplo del expresidente Felipe González.
El presidente regional catalán, el independentista Pere Aragonès, elevó ayer el listón aún más al estimar que la amnistía no sería “suficiente” y debería ir seguida de la apertura de negociaciones sobre la organización de un referéndum de independencia.
En este contexto, el PP ha intentado buscar deserciones en las filas socialistas llamando a los diputados de este partido opuestos a la amnistía a reconsiderar su posición de cara a la investidura de Feijóo.
Unos llamados que irritaron a Sánchez, quien el domingo acusó al PP de “apelar a la peor de las corrupciones, que es el transfuguismo” político.
El líder socialista de 51 años, que ha demostrado en los últimos años su gran capacidad para sobrevivir políticamente, se dice optimista de permanecer en el poder con el apoyo de la extrema izquierda y de los partidos vascos y catalanes.
“Se están manifestando contra un gobierno socialista”, dijo, en referencia a la concentración del PP del domingo en Madrid, “pero lo siento: va a haber un gobierno socialista”.
De todas maneras, en un contexto de inestabilidad política en España, analistas advierten contra dar por totalmente derrotado a Feijóo de cara al futuro.
“Todo parecía indicar que con los resultados de las elecciones Feijóo ya había perdido su momento y que sería desplazado de la presidencia del PP” pero “tiene margen aún”, estima Oriol Bartomeus, politólogo de la Universidad Autónoma de Barcelona.
Sánchez guardó silencio y espera su turno
El presidente español, Pedro Sánchez, eludió responder al discurso de investidura de ayer martes del líder del opositor Partido Popular (PP), Alberto Núñez Feijóo, y dejó esa tarea en manos del diputado socialista Óscar Puente, rebajando así las expectativas en el turno de réplica.
Ni desde el Gobierno español en funciones ni en el Partido Socialista (PSOE) se había dejado claro quién contestaría en una primera ronda a Feijóo y finalmente el encargado fue este diputado Puente, exalcalde de la ciudad de Valladolid.
Después de la intervención inicial del líder del PP, que duró hora y media, la presidenta del Congreso, Francina Armengol, dio la palabra a Puente.
Aunque Sánchez no utilizara el turno del PSOE para contestar a Feijóo, puede pedir intervenir en cualquier momento del debate, ya que el Reglamento del Congreso le faculta para ello.
Podría hacerlo tanto en la jornada de ayer martes como en la de hoy miércoles (cuando habrá la primera votación sobre la investidura) o el viernes, día en el que habrá la segunda votación si, como es previsible, no ha logrado en la anterior los apoyos necesarios.
Feijóo se somete ayer ante la Cámara Baja a la primera sesión de investidura para encabezar el próximo Gobierno de España tras las elecciones generales del pasado 23 de julio sin haber recabado los apoyos suficientes.
“Señor Feijóo, todo mundo sabe que usted no tiene los apoyos para ser presidente del gobierno y que muy pronto tampoco los tendrá para seguir presidiendo su partido”, lanzó el diputado socialista Óscar Puente.